1 de agosto del
2013
Barlovento
All México
Por Raúl Hernández Rivera
Desde que
Moctezuma regaló a Cortés el martes 8 de noviembre de 1519 dos collares de
caracoles rojos con ocho camarones de oro cada uno (haciendo notar que cada camarón medía un jeme <distancia que hay entre el dedo pulgar y el
índice>), en tanto que Cortés sólo atinó a echarle al cuello del tlatoani un
collar de piedras de vidrio (según narra Bernal Díaz del Castillo) en su primer
encuentro efectuado en donde ahora se localiza el Hospital de Jesús, entregar a
los extranjeros nuestras riquezas a cambio de bagatelas y considerar a los
externos superiores cuasi dioses, ha sido práctica común de los gobernantes
mexicanos a lo largo de nuestra historia en lo que podemos llamar “el complejo
Moctezuma”, acomplejado lector.
Y como muestra
un botón. Tras el fracaso del armisticio llevado a cabo del 22 de agosto al 6
de septiembre de 1847 y las derrotas de los mexicanos ante el ejército
estadounidense en Churubusco (en donde el general Pedro María Anaya contesta al
general Winfield Scott cuando éste le pide entregue las armas y el parque
restante: “Si hubiera parque, usted no estaría aquí”), Molino del Rey y
Chapultepec, además de una resistencia suicida por parte del pueblo capitalino,
nuestros queridos primos toman la capital el 15 de septiembre de ese año, Antonio López de Santa Anna renuncia a la presidencia y se marcha al exilio dejando sin cabeza al gobierno mexicano
durante doce días, mientras que en Washington se fortalecía el movimiento conocido
como All México (los güeritos querían todas las canicas) y en la ciudad de
Toluca Manuel Peña y Peña, presidente de la Suprema Corte de Justicia, se hace
cargo del poder e inicia las conversaciones del Tratado Guadalupe Hidalgo con
el que el gobierno mexicano cede 2’378,539 km2 (más de la mitad de su
territorio), que comprende lo que hoy son los estados de California, Nevada,
Utah, Nuevo México, Texas, partes de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y
Oklahoma y 100 mil mexicanos pasan a ser extranjeros en su propia tierra,
además de que México renuncia a todo reclamo sobre Texas, dando fin al
conflicto bélico iniciado por EU en reclamo por las pérdidas provocadas por la
guerra de independencia a los empresarios gringos. Como compensación, los
Estados Unidos pagarían 15 millones de dólares por daños al territorio mexicano
durante la guerra. El Tratado se firma en la villa de Guadalupe Hidalgo (hoy la
delegación Gustavo A. Madero. La villa se convierte en residencia oficial de
cuatro presidentes de México de septiembre de 1847 a julio de 1848), el 2 de
febrero de 1848; el mayor éxito de los mexicanos fue conservar la Baja
California y unirla a través de un puente de tierra a Sonora, incluso, celebran
el exitoso Tratado con misa solemne en la Colegiata de Guadalupe con golpes de
pecho y todo incluidos, piadoso lector.
Por si lo
anterior no fuera suficiente, el 24 de junio de 1853, el presidente
estadunidense Franklin Pierce firma el Tratado de la Mesilla y el dictador
mexicano Antonio López de Santa Anna lo firma el 30 de diciembre del mismo año,
ratificado por el Senado de EU el 25 de abril de 1854, mediante el cual el
gobierno mexicano vende a EU 76,845 km2 de territorio adicional al Tratado de
Guadalupe Hidalgo, a cambio de 10 millones de pesos parte de los cuales serían
utilizados en beneficio de Santa Anna y el boato que lo rodeaba. EU mandó 7
millones pero llegaron 6 pues un millón se perdió antes de llegar a la capital.
Narran los historiadores que destacó la habilidad de Santa Anna, pues los
primos seguían con el asunto de All México y amenazaban con apoderarse de los
estados de Chihuahua, Sonora y toda la Baja California. Esos dineros le
sirvieron a Santa Anna para mantenerse en el poder unos años más, dispendioso lector.
Otro botoncito de muestra del “complejo de Moctezuma” es el polémico Tratado McLane-Ocampo que Benito Juárez ordena firmar a Melchor Ocampo en Veracruz el 14 de diciembre de 1859, con el ministro de Estados Unidos Robert McLane, mediante el cual México otorgaba a perpetuidad el derecho de tránsito al ejército, personas y mercancías de los EU por tres franjas del territorio mexicano, a saber: Istmo de Tehuantepec, Guaymas a Nogales (Arizona) y Mazatlán a la Heroica Matamoros, en el Golfo de México, pasando por Monterrey. Y es que el Benemérito de las Américas tenía dos necesidades imperiosas: el reconocimiento estadunidense a su gobierno y 4 millones de dólares la mitad de los cuales se entregarían a Juárez y el resto serviría para pagar, one more time, indemnizaciones a ciudadanos estadunidenses quejosos por violaciones a sus derechos. Afortunadamente el Senado estadunidense estaba más preocupado por la Guerra de Secesión por lo que los senadores consideraron que estos territorios aumentarían el poder del sur y dificultarían el bloqueo impuesto por el ejército federado. Después de todo, el pequeño raspón que le damos a la imagen de Juárez se empareja con el trasfondo de la guerra secesionista estadunidense, pues era una lucha entre dos tipos de economías totalmente distintas: una industrial-abolicionista en el Norte y otra agraria-esclavista en el Sur. Más tarde, el republicano Abraham Lincoln estima que sólo podría ganar esta guerra si enarbolaba la bandera de la abolición de la esclavitud, al cabo que tenía los migrantes mexicanos y de otros países al Sur de EU, que con mano de obra barata cubrirían el trabajo de los esclavos negros emancipados al triunfo de los federados, confederado lector.
Otro botoncito de muestra del “complejo de Moctezuma” es el polémico Tratado McLane-Ocampo que Benito Juárez ordena firmar a Melchor Ocampo en Veracruz el 14 de diciembre de 1859, con el ministro de Estados Unidos Robert McLane, mediante el cual México otorgaba a perpetuidad el derecho de tránsito al ejército, personas y mercancías de los EU por tres franjas del territorio mexicano, a saber: Istmo de Tehuantepec, Guaymas a Nogales (Arizona) y Mazatlán a la Heroica Matamoros, en el Golfo de México, pasando por Monterrey. Y es que el Benemérito de las Américas tenía dos necesidades imperiosas: el reconocimiento estadunidense a su gobierno y 4 millones de dólares la mitad de los cuales se entregarían a Juárez y el resto serviría para pagar, one more time, indemnizaciones a ciudadanos estadunidenses quejosos por violaciones a sus derechos. Afortunadamente el Senado estadunidense estaba más preocupado por la Guerra de Secesión por lo que los senadores consideraron que estos territorios aumentarían el poder del sur y dificultarían el bloqueo impuesto por el ejército federado. Después de todo, el pequeño raspón que le damos a la imagen de Juárez se empareja con el trasfondo de la guerra secesionista estadunidense, pues era una lucha entre dos tipos de economías totalmente distintas: una industrial-abolicionista en el Norte y otra agraria-esclavista en el Sur. Más tarde, el republicano Abraham Lincoln estima que sólo podría ganar esta guerra si enarbolaba la bandera de la abolición de la esclavitud, al cabo que tenía los migrantes mexicanos y de otros países al Sur de EU, que con mano de obra barata cubrirían el trabajo de los esclavos negros emancipados al triunfo de los federados, confederado lector.
Un ejemplo más
de lo desprendido que son los gobernantes mexicanos matizados con “el complejo
de Moctezuma”, es el Tratado de Bucareli, oficialmente llamado “Convención
Especial de Reclamaciones”, que firma en avenida Bucareli 85 de la Ciudad de
México (Palacio de Cobián, edificio que hoy ocupa la Secretaría de Gobernación)
en 1923 el general Álvaro Obregón (el mejor presidente que ha tenido México,
según “el rey del teatro de carpa” Jesús Martínez “Palillo”, pues decía que
“sólo tenía una mano para robar”, esperando, claro, que nos disculpe ChenteFox), con el gobierno de EU que reclamaba las pérdidas sufridas por los
ciudadanos o sociedades de los Estados Unidos de América a causa de las guerras
de la Revolución Mexicana durante 1910 y 1921. Y es que el gobierno post-
revolucionario del general Obregón caracterizado por la inestabilidad política
y constantes asonadas militares, no había sido reconocido por el gobierno de
EU, amén de la marcada influencia socialista y nacionalista de la Constitución de 1917 que supuestamente había perjudicado muchos intereses estadunidenses. La
principal exigencia era la derogación de varios artículos, en especial el 27
Constitucional en el que los constituyentes retomaron una antigua ley
novohispana que establece que todo lo que esté en tierras mexicanas es
propiedad del Gobierno Federal, incluyendo, por supuesto, el petróleo de las
compañías extranjeras de EU y europeas que operaban en nuestro país,
especialmente si el artículo fuera aplicado retroactivamente. El Tratado se
basaba en tres condiciones: 1.- Especificar la situación legal de la industria
petrolera y las propiedades agrícolas de los extranjeros 2.- Reanudar el pago
de la deuda externa suspendido por Venustiano Carranza y 3.- Pagar las
compensaciones a los extranjeros, que por daños a sus personas o propiedades
hayan sufrido durante la lucha revolucionaria. Supuestamente el Tratado de
Bucareli fue cancelado en 1924 por el nuevo presidente Plutarco Elías Calles,
junto con la cláusula en la que al parecer México se comprometía a no fabricar
maquinaria pesada en 20 años, callejero lector.
A decir de los
que de esto saben, la falta de un Proyecto de Nación es la desventaja que tiene
México frente a otras naciones, principalmente Estados Unidos. Prueba de ello
es la Cláusula V (de Libre Tránsito) del GATT, que al adherirse nuestro país a
ese acuerdo el 25 de julio de 1986 y ser aprobado por el Senado mexicano México
permite el libre tránsito de personas, mercancías y servicios por todo el
territorio nacional a los más de 110 miembros del GATT, objetivo más que
aumentado pretendido por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica con
el Tratado McLane-Ocampo en 1859. Es decir que 127 años después el gobierno de
México precedido por Miguel de la Madrid otorga en condiciones desventajosas el
estratégico libre tránsito por territorio mexicano a todos los países del mundo
que en nada ha favorecido a la población mexicana y si a los norteamericanos
quienes evidentemente sí cuentan con un proyecto de nación desde hace más de 200
años, proyectado lector.
Y ya no digamos
el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, más conocido en el
bajo mundo como TLCAN, que firmó Carlos Salinas de Gortari (más conocido en el bajo mundo como el
Innombrable) con el presidente de EU George H.W. Bush (llamado por sus amigos como Bushito) y
el primer ministro canadiense Brian Mulroney en noviembre de 1993 y que entró
en vigor el 1 de enero de 1994. O el resto de los 12 Tratados de Libre Comercio
con un total de 42 países, los 28 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) y los 34 Acuerdos de Complementación Económica y Desarrollo Económico en la OCDE y ALADI… e innumerables convenios
pactados por los diferentes gobiernos mexicanos desde consumada la
Independencia que han sido violados sistemáticamente en perjuicio de, por
ejemplo, los trabajadores mexicanos, de los derechos humanos de los
connacionales, de la protección al medio ambiente, de la educación, de la
cultura, etc, etc, impactado lector.
Ahora, a los
Tratados, Acuerdos y Convenios internacionales que han firmado los gobiernos de
México a lo largo de su historia, hay que agregar el Pacto por México del
mexiquense Enrique Peña Nieto cuyo plan económico integrado, según apunta
Reporte Índigo hace unas semanas, parece estar fundamentado en cuatro pilares:
control del gasto, inversión, acuerdos comerciales y reformas. O sea, ejercer
el presupuesto en su totalidad, atracción de Inversión Extranjera Directa como
los 35 mmdd que se pretenden al final del año, firmar el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en ingles) entre otros puntos, con lo que se
espera alcanzar hasta 800 mmdd en exportaciones anuales. Habrá que agregar las
reformas estructurales entre las que destacan la fiscal, la energética y la de
seguridad social que se sumarán a la laboral y de telecomunicaciones ya
aprobadas, para que el PIB pueda crecer 5.5 % en 2015 en comparación con el 3.5
% que se espera si dichas reformas no son aprobadas, chantajeado
lector.
Y aquí el
detalle destacado de lo desprendido que se muestra el presidente Peña Nieto con
los extranjeros, pues antes de dar a conocer la apertura de la paraestatal
PEMEX en México, se dedicó a promover la inversión en los hidrocarburos en su
viaje por Europa. Al mandatario mexicanos se le han unido varios integrantes
del Partido Acción Nacional que proponen total apertura a la inversión privada
nacional o extranjera en la Comisión Federal de Electricidad, con lo que las
únicas dos empresas públicas que quedaban de las 1,150 que había en 1991 serán
parcialmente privatizadas, pese a la retórica que niegan que esto pueda
suceder, pero que los mexicanos vemos inminente pues dentro de los objetivos
del Pacto, están las famosas reformas estructurales que pretenden aprobar los
legisladores de los partidos firmantes
del mismo, entre ellos la modificación al artículo 27 constitucional. Es de
todos sabido que Enrique Peña Nieto firmó ante notario varios compromisos
hechos en campaña para conquistar el voto de los mexicanos, supuestamente. Lo
que no es sabido por todos son los compromisos que el mexiquense haya hecho con
otros países y otras economías, suspicaz lector.
Por ejemplo… La Organización Mundial de Comercio
(OMC) en su informe anual del 2013, dice que México será clave para el desarrollo económico mundial al colocarlo como una de las 11 economías
emergentes que más empuje adquirirán en términos de comercio y competitividad
en los próximos años, junto con Bangladesh, Corea del Sur, Egipto, Filipinas,
Indonesia, Irán, Nigeria, Pakistán, Turquía y Vietnam y apunta: “Aquellos
llamados ‘los próximos 11’ están empujando y tienen el potencial para
convertirse en jugadores centrales en el siglo 21, pero dependen de hacer
crecer su competitividad en un rango de factores, y no todos ellos tienen el
mismo nivel de facilidad para resolverse”, engatusado
lector.
País
|
Posición
|
Población
|
PIB (PPA)
|
PIB Nominal
|
China
|
1º
|
1,343’239,923
|
2º
|
2º
|
Indonesia
|
4º
|
237’556,363
|
16º
|
19º
|
Pakistán
|
6º
|
196.841.000
|
27º
|
45º
|
Bangladesh
|
7º
|
167’671,000
|
48º
|
150º
|
Nigeria
|
8º
|
161’644,000
|
31º
|
NA
|
México
|
11º
|
118’419,000
|
11º
|
14º
|
Filipinas
|
12º
|
92’337,852
|
31º
|
47º
|
Vietnam
|
13º
|
91’519,289
|
47º
|
NA
|
Egipto
|
15º
|
83’082,869
|
27º
|
53º
|
Turquía
|
17º
|
72.561.312
|
15º
|
17º
|
Irán
|
18º
|
78’868,711
|
17º
|
27º
|
Corea del Sur
|
26º
|
49’540,000
|
12º
|
15º
|
Hay que agregar
que en su último prólogo de informe anual de la Organización Mundial de Comercio (OMC para los cuates) Pascal Lamy, director saliente, refiere que en
dicho documento se examina cómo inciden en nuestro mundo el comercio y una
serie de factores económicos, políticos y sociales tales como la tecnología, la
inversión, la energía y otros recursos naturales, el transporte, las tendencias
demográficas, las instituciones, los factores socioeconómicos y el medio
ambiente, prologado lector.
Pero… Paul Krugman escribió como columnista de la revista norteamericana Slate en 1997 que
los salarios bajos y condiciones de trabajo deficientes bajo estándares
occidentales eran necesarios e inevitables en los países pobres, lo que
despertó tremenda polémica y ahora, impactado ante el horror de las fábricas en
Savar, Bamgladesh el pasado 24 de abril, el postkeynesiano galardonado en 2008 con
el premio Nobel de Economía, considera que un aumento de la inversión pública
permitiría recuperar el empleo y reactivar la economía productiva, según
escribió en su columna para El Financiero de México en semanas pasadas (al referirse a las sanciones comerciales que impuso EU a las textileras de Banglades consistente en la anulación del SGP), que
sigue siendo cierto que dada su baja productividad, los países como Bangladesh
no pueden ser competitivos respecto a los países avanzados a menos que paguen a
sus trabajadores mucho menos y que provean condiciones de trabajo mucho peores,
escandalizado lector.
Y en este punto,
agrega Krugman: “no hay ninguna competencia entre productores de ropa en los
países ricos y los países pobres; toda la industria se ha mudado al tercer
mundo. La competencia relevante en cambio, es entre los países pobres:
Bangladesh versus China, en particular. Y aquí, las diferencias no son tan
drásticas: McKinsey estima la productividad bangladeshí en ropa en un 77% del
nivel de China” y agrega: Dada esta realidad, ¿podemos exigir que Bangladesh
provea mejores condiciones a sus trabajadores? Si se lo hacemos a Bangladesh y
sólo a Bangladesh, podría ser contraproducente: el negocio podría mudarse a
China o Camboya. Pero si exigimos estándares más altos a todos los países,
estándares modestamente más altos para que no hablemos de hacer que las
empresas vuelvan a los países avanzados, podemos alcanzar una mejora en la vida
de los trabajadores (y menos muertes horribles de trabajadores) sin socavar las
industrias de exportación que tan desesperadamente necesitan estos países, enajenado lector.
Lo que no sabe el buen Paul, es que el sismo del 19 de septiembre de 1985, dejó al descubierto atrocidades similares a las de Bangladesh e India acontecidas el presente año. Nadie hizo nada, narra Gloria Sánchez, una de las costureras sobrevivientes al terremoto de 8.1 grados Richter de 19 minutos de duración que acabó con la vida de entre 600 y mil 600 de sus compañeras y poco más de 200 talleres textiles a lo largo de la avenida San Antonio Abad y causó daños a otros 300 (Según la feminista Marta Lamas, 40 mil trabajadoras textiles quedaron desempleadas. Autoridades de la época estimaron 5 mil víctimas mortales; la UNAM y el embajador de Estados Unidos en México, llegaron a manejar más de 50 mil). La indiferencia de los dueños de esos talleres, hacían que sus empleados permanecieran trabajando en medio de escombros y el olor de cadáveres que no fueron rescatados. “El dueño de nuestro taller, por ejemplo, refiere Gloria, decía que eso no tenía nada de malo, que no íbamos a contraer ninguna enfermedad. Decía que si en Díade Muertos íbamos a los panteones y hasta comíamos ahí, entonces no había ningún problema en entrar a trabajar”, necrófilo lector.
Lo que no sabe el buen Paul, es que el sismo del 19 de septiembre de 1985, dejó al descubierto atrocidades similares a las de Bangladesh e India acontecidas el presente año. Nadie hizo nada, narra Gloria Sánchez, una de las costureras sobrevivientes al terremoto de 8.1 grados Richter de 19 minutos de duración que acabó con la vida de entre 600 y mil 600 de sus compañeras y poco más de 200 talleres textiles a lo largo de la avenida San Antonio Abad y causó daños a otros 300 (Según la feminista Marta Lamas, 40 mil trabajadoras textiles quedaron desempleadas. Autoridades de la época estimaron 5 mil víctimas mortales; la UNAM y el embajador de Estados Unidos en México, llegaron a manejar más de 50 mil). La indiferencia de los dueños de esos talleres, hacían que sus empleados permanecieran trabajando en medio de escombros y el olor de cadáveres que no fueron rescatados. “El dueño de nuestro taller, por ejemplo, refiere Gloria, decía que eso no tenía nada de malo, que no íbamos a contraer ninguna enfermedad. Decía que si en Díade Muertos íbamos a los panteones y hasta comíamos ahí, entonces no había ningún problema en entrar a trabajar”, necrófilo lector.
Ahora, ante la
catástrofe de la fábrica textil en la ciudad de Savar, en el que perdieron la vida más de 1,132
personas, el gobierno de Bangladesh anunció el pasado 15 de julio, mejoras a la
ley laboral con sustanciales cambios a favor de los derechos de los
trabajadores, incluida la libertad sindical. Y es que el pasado 30 de junio se
incendió la fábrica Tazreen Fashion en el que se registraron 110 personas
fallecidas, en los suburbios de Dacca, por lo que miles de obreros bloquearon
una autopista en la zona industrial de Ashulia, en donde están ubicadas más de
500 fábricas de confección. Que en su gran mayoría trabajan para marcas
occidentales como Wal Mart, H&M y C&A. El lunes 1 de julio los bomberos
tuvieron que intervenir en un nuevo incendio en otra fábrica textil en Dacca,
menos de 48 horas después del gigantesco incendio de abril, empresa que paga 21
céntimos la hora y que no gasta en seguridad para poder competir por los
pedidos. Pero ante las mejoras anunciadas y comentadas por Krugman, el gobierno
de EU anunció la suspensión de Bangladesh del Sistema Generalizado dePreferencias (GSP, mecanismo que ofrece ventajas comerciales a 125 países en
desarrollo, similar al que tenía firmado con México antes del ingreso de
nuestro país al GATT) como medida de presión para que ese país incorporara
medidas de seguridad y protección en la industria textil, “ya que no adopta
medidas para hacer cumplir los derechos internacionales de los trabajadores en
su propio país”, dijo el presidente Barack Obama. Ante esto, el gobierno de
Bangladesh, protestó. Bangladesh exporta cerca de cinco mil diferentes
productos sin barreras arancelarias, en tanto EU importa una cuarta parte de los
18 mil millones de dólares que la industria textil de Bangladesh genera
actualmente, maquilado lector.
Desde esta
modesta trinchera, preguntamos a Barack Obama (más conocido en el bajo mundo
como el espía), ¿cuándo va a presionar al gobierno mexicano por la violación de
los derechos internacionales de los trabajadores de Pasta de Conchos, Cananea,
ex Ruta 100, Sindicato Mexicano de Electricistas y las textileras afectadas por
el sismo del 19 de septiembre de 1985, entre otros? Habría que saber cuál fue
el factor que detonó que el pasado 8 de julio representantes de más de setenta
marcas de ropa y minoristas de varios países (entre ellas Wal Mart, GAP,
H&M y C&A), varios sindicatos internacionales y locales, así como
organizaciones no gubernamentales, suscribieron un acuerdo con el gobierno de
Bangladesh que busca identificar los riesgos graves de seguridad en las
fábricas textiles y corregirlos urgentemente, pues organizaciones laboristas en
Estados Unidos advirtieron muchas debilidades en el acuerdo, ya que “La llamada
Alianza Global para la Seguridad de los Trabajadores de Bangladesh (firmada por las empresas H&M, Inditex, C&A, PVH, Tchibo, Tesco, Marks & Spencer, Primark, El Corte Inglés, Hess Natur, jbc, Mango, Carrefour, KiK, Helly Hansen, G-Star, Aldi, New Look, Next, Mothercare, Loblaws, Sainsbury's, Benetton, N Brown Group, Stockmann, WE Group, Esprit, Rewe, Lidl, Switcher y Abercrombie&Fitch), se creó sin
consultar a los involucrados ni a sus representantes. Se trata de otro esquema
‘voluntario’ sin mecanismos significativos para su aplicación”, dijo Richard
Trumka, presidente de la poderosa central sindical estadounidense AFL-CIO
(por sus siglas en inglés: Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de
Organizaciones Industriales), sindicalizado
lector.
“Las compañías que integran la alianza
y que no cumplan con el compromiso no estarán sujetas a consecuencias negativas,
salvo la expulsión del esquema. Mientras, seguirán pagando a las trabajadoras”.
De hecho, las compañías que decidan retirarse de la alianza solo estarán
sujetas a una penalización que implica el pago de su parte de los costos
administrativos, según una respuesta conjunta ofrecida por una decena de
organizaciones defensoras de los derechos laborales. Para las grandes
compañías, esa suma representa unos cinco millones de dólares, una pequeña
cantidad respecto de los ingresos de Wal Mart (la que junto con GAP están ausentes en la Alianza), por ejemplo, que ascienden a más
de 400,000 millones de dólares al año. “Para una compañía cuyos ingresos
ascienden a miles de millones de dólares, ese tipo de penas representan un
costo mínimo por el simple hecho de hacer negocios, pero no es un elemento de
disuasión serio”, reza el comunicado de las organizaciones, entre las que se
destacan International Labor Rights Forum y el Consorcio de los Derechos del Trabajador. El acuerdo, que tiene un plazo de cinco años, se concreta después
de que casi 70 compañías, principalmente de Europa, aceptaran apoyar un nuevo
pacto de seguridad en la construcción y de incendios, y que contó con la
aprobación de organizaciones de defensa de los derechos laborales. Casi todos
los grandes consorcios empresariales estadounidenses y canadienses se negaron a
suscribir ese acuerdo con el argumento de que quedaban sujetas a demasiada
responsabilidad legal. “La principal razón por la cual no pudimos firmar el
acuerdo es que Europa tiene un ambiente legal diferente al que tenemos en
Estados Unidos y Canadá”, explicó Jay Jorgensen, vicepresidente de Wal Mart y
responsable de cumplimiento normativo, durante el anuncio de la nueva alianza
el miércoles 10 de abril, aliancista lector.
¿Qué tan soñador resulta Paul Krugman al afirmar: “Pero si exigimos estándares más altos a todos los países, estándares modestamente más altos para que no hablemos de hacer que las empresas vuelvan a los países avanzados, podemos alcanzar una mejora en la vida de los trabajadores (y menos muertes horribles de trabajadores) sin socavar las industrias de exportación que tan desesperadamente necesitan estos países”. Julian Donoso por su parte, en un artículo titulado "Día del Trabajo: reflexiones sobre Bangladeh y consumo responsable", publicado el 30 de abril en el Diario de España, apunta: “Los gobiernos como Bangladesh, se esmeran en dar respuestas a las necesidades de los mercados, ofrecen ventajas fiscales a grandes empresas, garantizan una mano de obra barata, abundante y dócil; se esfuerzan en ignorar tratados internacionales de derechos laborales, desarticulan la justicia para que obvie los abusos a los trabajadores, invierten poco en educación favoreciendo que haya empleados no especializados, fáciles de sustituir; minimizan los servicios públicos generando situaciones extremas y, como consecuencia, los trabajadores aceptan las peores condiciones de trabajo y contratos precarios”. El horror económico, decía Viviane Forrester, horrorizado lector.
¿Qué tan soñador resulta Paul Krugman al afirmar: “Pero si exigimos estándares más altos a todos los países, estándares modestamente más altos para que no hablemos de hacer que las empresas vuelvan a los países avanzados, podemos alcanzar una mejora en la vida de los trabajadores (y menos muertes horribles de trabajadores) sin socavar las industrias de exportación que tan desesperadamente necesitan estos países”. Julian Donoso por su parte, en un artículo titulado "Día del Trabajo: reflexiones sobre Bangladeh y consumo responsable", publicado el 30 de abril en el Diario de España, apunta: “Los gobiernos como Bangladesh, se esmeran en dar respuestas a las necesidades de los mercados, ofrecen ventajas fiscales a grandes empresas, garantizan una mano de obra barata, abundante y dócil; se esfuerzan en ignorar tratados internacionales de derechos laborales, desarticulan la justicia para que obvie los abusos a los trabajadores, invierten poco en educación favoreciendo que haya empleados no especializados, fáciles de sustituir; minimizan los servicios públicos generando situaciones extremas y, como consecuencia, los trabajadores aceptan las peores condiciones de trabajo y contratos precarios”. El horror económico, decía Viviane Forrester, horrorizado lector.
Bangladesh, agrega Donoso, segundo exportador textil del mundo después de China, no ha ratificado las principales convenciones de la Organización Internacional del Trabajo y se rige por las necesidades del mercado. “De repente esta
situación nos empieza a sonar un poco más familiar. Parece mentira que esto que
ocurre tan lejos se parezca tanto a lo que ya estamos viendo por aquí. El abaratamiento
de la mano de obra que estamos sufriendo en estos momentos en España, abunda
Donoso, la enorme precariedad del empleo que se genera a través de sucesivas
reformas laborales y la pérdida de derechos, es –siempre a escala– la misma
historia que lleva ocurriendo en otros países desde hace décadas. Y todo esto
nos debería sonar no solo por lo que está ocurriendo ahora. El Día del
Trabajador o de la Mujer Trabajadora conmemora barbaridades como la ocurrida en
Bangladesh. Parece que mucho se ha avanzado en materia de derechos laborales
desde nuestra óptica eurocentrista. Pero está claro que todavía estamos muy
lejos de la universalización de derechos y la defensa de los derechos
conseguidos. Y sin embargo seguimos buscando el producto más barato, agrega.
Apoyamos y exigimos que se respeten los derechos de los trabajadores españoles,
pero nadie se escandaliza si uno de esos trabajadores lleva un jersey hecho por
una niña pequeña en Bangladesh. Eso lo eliminamos automáticamente de nuestros
ojos porque simplemente vemos un jersey barato”, inmediatista
lector.
Lo curioso,
continua Donoso, es que tampoco nadie se escandaliza porque las empresas
españolas se vayan a generar trabajo en otros países, dejando atrás a tantos
desempleados aquí. El desmantelamiento de la industria en España ahora no pasa
de unos minutos en un capítulo de Cuéntame. En nuestro esquema mental excluimos
otras muchas variantes importantes a la hora de decidir si algo es caro o
barato. Obviamos el daño al planeta –que en el vocabulario empresarial se le
conoce como “recurso natural”– gratuito, por cierto, y que a la postre acabamos
pagando todos vía estado; obviamos también el coste político de tener un
régimen democrático mundial que efectivamente responde a los intereses de unos
pocos. Y mientras tanto esos pocos se enriquecen sin asumir ninguno de estos
costes, remarca Donoso, desglosado
lector.
¿Entonces, será
que el síndrome del complejo de Moctezuma se ha globalizado? Viviane Forrester en
su libro L'horreur économique (Fayard, 1996) dice: “Los desempleados son
culpados de su propia situación, se les denigra como personas que son
incompetentes y por eso mismo se han buscado su propia situación económica”.
Pero Forrester nos desvela que su situación no sólo es inevitable, el argumento
principal de la obra es la constatación de que el trabajo humano ya no es
fuente de riqueza y por lo tanto las tasas de desocupados, de precariedad
laboral y de subempleo, no sólo han ido aumentando en todos los países llamados
desarrollados, es que además lo harán todavía más en un futuro. Otro punto que
se trata en la obra es el de la globalización de la miseria y de la explotación
laboral, así como la globalización de amplias capas de población cuyo único
propósito es la mera subsistencia diaria, pero estos "miserables" ya
no son un patrimonio de los países empobrecidos, ahora son un fenómeno global
que se irá extendiendo cada vez más por los llamados países ricos, globalizado lector.
Luego entonces,
¿nunca alcanzaremos la zanahoria? Pascal Lamy en su último prologo de informe anual de la OMC, afirma: “La transformación del comercio está en marcha desde
hace algún tiempo y su manifestación más clara es la mayor participación
geográfica en el comercio y el auge de la producción por medio de cadenas de
suministro internacionales. El primero de estos fenómenos refleja el dinamismo
de las economías emergentes. El segundo es un componente destacado de la
historia reciente de la globalización. La tecnología ha sido la gran
facilitadora de la globalización, pero ésta es una obra humana y, por lo tanto,
no es inevitable ni irreversible. Las previsiones y reflexiones contenidas en
el informe no vaticinan una inversión de la globalización. Pero hay que
recordar que las ganancias que ésta aporta podrían desaparecer o al menos
mermarse si se permite que las presiones a corto plazo se antepongan a los
intereses a largo plazo y si no se tienen en cuenta sus consecuencias sociales
en forma de desigualdad de los beneficios que de ella se derivan. Además del
comercio en sí –en tanto que consecuencia y causa del cambio-, el informe
identifica una serie de factores económicos, políticos y sociales que influirán
de forma decisiva en el futuro, como la tecnología, la inversión, la energía y
otros recursos naturales, el transporte, las tendencias demográficas, las
instituciones, los factores socioeconómicos y el medio ambiente”. La tecnología
no sólo ha suministrado los medios que han hecho posible la globalización en un
sentido físico y virtual, sino que es la razón principal del aumento de la
productividad asociado a la innovación y el crecimiento. La evolución de muchos
de los sectores y aspectos mencionados anteriormente dependerá fundamentalmente
de lo que suceda en el ámbito de la tecnología. El origen de las nuevas
tecnologías se desplazará cada vez más a las economías emergentes. Las nuevas
tecnologías y la innovación surgirán con más vigor en el sector de los
servicios. La tecnología también podría alterar gran parte de las pautas de
producción y consumo que hoy damos por sentado. Las nuevas tecnologías en el
campo de la información y la evolución de la impresión en 3D y la robótica
tendrán consecuencias de amplio alcance. La inversión es un componente
importante de las relaciones económicas internacionales. Esto se ha vuelto aún
más patente con el auge de las cadenas de suministro, que no nos permite seguir
considerando la inversión extranjera directa (IED) como una alternativa al
comercio para acceder a los mercados nacionales. En la actualidad, buena parte
de la IED está relacionada con las corrientes comerciales que vinculan las
importaciones y las exportaciones a la producción a través de las cadenas de
suministro. Además, la inversión es un importante mecanismo de transmisión para
difundir la tecnología, los conocimientos y la innovación, dependiente
lector.
Me decía un
conferencista en el tercer diplomado "El Concepto Integral del Comercio
Exterior": todos los comerciantes son depredadores. Luego entonces, todos los
consumidores somos depredadores. Lamy enfatiza: Describir un panorama tan
amplio de nuestro futuro nos ayudará a ver el comercio en perspectiva y a
comprender el lugar que ocupa en el mundo. Nos recuerda que no nos interesa el
comercio per se, sino por su posible contribución a nuestro futuro. Como he
señalado antes, el comercio mantiene una relación bidireccional compleja con
muchos de los demás factores determinantes de ese futuro. Tenemos la
responsabilidad de promover el comercio y crear las condiciones que le permitan
realizar la contribución que le corresponde. El estancamiento de la Ronda deDoha y la incertidumbre que ello genera parecen indicar que probablemente no
hemos hecho todo lo que estaba a nuestro alcance en este sentido. Es mucho lo
que está en juego. Durante las últimas décadas, el comercio ha desempeñado un
papel destacado en diferentes frentes como parte de un círculo virtuoso de
crecimiento y desarrollo, precursor de oportunidades inimaginables hace tan
sólo unas décadas y factor facilitador de una mayor armonía social. El auge de
las cadenas de suministro mundiales ha profundizado y ampliado las
oportunidades derivadas de los intercambios internacionales. Cuando se piensa
en el comercio desde un punto de vista económico más racional (es decir, no
sólo en términos de corrientes de bienes y servicios, sino de la contribución
de los diferentes países a las relaciones de producción conjunta), se empieza a
apreciar la verdadera naturaleza de los intereses comunes que nos unen. Las
estructuras dependientes de las políticas, como la OMC, no se sostienen por sí
solas. Por este motivo, es necesario renovar los esfuerzos a fin de reactivar
la vitalidad del sistema mundial de comercio. Para ello, la OMC debe resolver
cuestiones pendientes desde hace mucho tiempo como los aranceles, las medidas
no arancelarias, los servicios (y el trabajo de las textileras son un servicio: n.r.) y la agricultura. Al mismo tiempo, en nuestro
mundo cada vez más integrado hay que prestar atención a otras cuestiones, como
la inversión, la competencia, las subvenciones y una gestión de las políticas
públicas que facilite el comercio. Será cada vez más importante evitar la
incoherencia y la fragmentación en el diseño y la gestión de las políticas. La
OMC debe buscar un compromiso constructivo sobre cuestiones fundamentales
relacionadas con el equilibrio de derechos y obligaciones de sus muy diversos
Miembros, especialmente en un mundo donde la influencia y el poder se están
desplazando de unos países a otros. Es necesario un mejor ajuste entre los
acuerdos comerciales preferenciales y el sistema multilateral de comercio. La
convergencia de las medidas no arancelarias, como las normas, que es esencial
para establecer unas condiciones igualitarias en el futuro, no es la
responsabilidad principal de la OMC. Pero la OMC debería estar en condiciones
de promover una mayor convergencia. Las cuestiones internas relacionadas con el
diseño y la gobernanza de la OMC también tienen importancia. Una de ellas es
cómo preservar dentro del sistema las ventajas asociadas a los regímenes
comerciales no discriminatorios. Otra es cómo definir para la Secretaría un papel
que permita facilitar aún más el progreso sin poner en cuestión la primacía del
poder de decisión de los Miembros, agrega Lamy, engañado
lector.
Según la OCDE,
en México, los empleados laboran aproximadamente 45 horas a la semana; la cifra
más alta de cualquier nación industrializada. Trabajamos aproximadamente 519
horas más que los estadounidenses y percibimos menos de una quinta parte de los
ingresos que perciben ellos. Al año, los mexicanos trabajamos en promedio 2 mil
317 horas y ganamos nueve mil 885 dólares. Y es que según CNN, tan sólo una
tercera parte de la población se graduó de preparatoria, haciendo muy difícil
que haya una correlación positiva entre la preparación de las personas y los
empleos de calidad. Hay que agregar que el organismo que preside José Ángel Gurría, reportó el pasado 30 de julio que “presionada por los precios de la
energía, en junio pasado la inflación anual de México se ubicó por cuarto mes
consecutivo como la segunda más alta en la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), sólo por debajo de Turquía. La tecnología no sólo
ha suministrado los medios que han hecho posible la globalización en un sentido
físico y virtual, sino que es la razón principal del aumento de la
productividad asociado a la innovación y el crecimiento. La evolución de muchos
de los sectores y aspectos mencionados anteriormente dependerá fundamentalmente
de lo que suceda en el ámbito de la tecnología. El origen de las nuevas
tecnologías se desplazará cada vez más a las economías emergentes. Las nuevas
tecnologías y la innovación surgirán con más vigor en el sector de los
servicios. La tecnología también podría alterar gran parte de las pautas de
producción y consumo que hoy damos por sentado. Las nuevas tecnologías en el
campo de la información y la evolución de la impresión en 3D y la robótica
tendrán consecuencias de amplio alcance. La inversión es un componente
importante de las relaciones económicas internacionales. Esto se ha vuelto aún
más patente con el auge de las cadenas de suministro, que no nos permite seguir
considerando la inversión extranjera directa (IED) como una alternativa al
comercio para acceder a los mercados nacionales. En la actualidad, buena parte
de la IED está relacionada con las corrientes comerciales que vinculan las
importaciones y las exportaciones a la producción a través de las cadenas de
suministro. Además, la inversión es un importante mecanismo de transmisión para
difundir la tecnología, los conocimientos y la innovación, encadenado
lector.
Finalmente,
podemos concluir que tanto el presidente Enrique Peña Nieto, como los
mandatarios de los países emergentes que menciona Pascal Lamy en su prólogo del
informe de la OMC, está obedeciendo los dictados de organismos trasnacionales
que nada tienen que ver con los intereses de cada uno de los mexicanos. Hoy la
polémica se centra en la privatización o no del petróleo y de la generación de energía eléctrica, en tanto el principal socio comercial al norte de nuestra
frontera, acumula y acumula más y más petróleo y obliga con la especulación del
precio del hidrocarburo, a la extracción de cantidades estratosféricas que
pronto agotarán ese patrimonio que no pertenece al mercado externo, sino a las
futuras generaciones de mexicanos. Dice Porfirio Muñoz Ledo que el petróleono debe
exportarse, debe cuidarse y generar riqueza para los mexicanos.
Tiene razón el octogenairo personaje, pues al exportarse, el precio de los derivados
estará influido por los mercados internacionales y aumentará cada vez más en
una vorágine inalcanzable para la población de menores ingresos. O sea, nunca alcanzaremos la zanahoria. ¿Qué nos han
dejado todos los tratados, acuerdos y convenios firmados por México a lo largo
de su historia? Posiblemente la costurera afectada en el sismo de septiembre
del 85 tiene la respuesta: ¿Entonces la lección del terremoto fue en vano?, se
le pregunta a Gloria Sí. No sirvió de nada. Momentáneamente sirvió, pero cada
día es peor. Preocúpate por el que te va a matar al rato dando la vuelta,
preocúpate porque en tu calle encontraron tres cabezas. Con toda la violencia
de ahora, un terremoto ya lo ves chiquito". Dicho lo cual, el aporte de México
al mundo es el “complejo de Moctezuma”, acomplejado
lector.
Hasta la
próxima, con más de El Concepto Integral del Comercio Exterior. C.e.: elbarlovento@gmail.com