Moscú, Rusia, 7 de noviembre del 2012.- Rusia asumirá en 2013 la presidencia rotatoria del G-20 y acogerá en su
territorio una cumbre de este grupo conformado por las veinte mayores economías
del mundo, escriben hoy los periódicos Rossiyskaya gazeta y Nezavisimaya
gazeta.
El ministro ruso de
Finanzas, Anton Siluánov, ha determinado ya los temas prioritarios a abordar
durante este período. Se trata de la búsqueda de nuevas fuentes de inversiones
y la gestión de la deuda pública.
Según los expertos, Rusia
puede aprovechar la presidencia de turno del G20 para defender los intereses de
los países en vías de desarrollo.
La próxima cumbre del
G-20 se celebrará en la ciudad de San Petersburgo a principios de septiembre de
2013. Se prevé que en el marco de ese encuentro se tome la decisión definitiva
sobre la redistribución de las cuotas en el Fondo Monetario Internacional (FMI)
que determinan el poder de voto de los países miembros de este organismo, su
contribución financiera al mismo y cuánto pueden pedir prestado. Así lo
comunicó el ministro ruso de Finanzas, Anton Siluánov.
Desde principios del año
siguiente, los ministros de Finanzas y jefes de bancos centrales de las veinte
mayores economías del planeta celebrarán las reuniones en Moscú para ultimar
los preparativos a la cumbre del G-20. Su primera reunión tendrá lugar en la
capital rusa el 15 y 16 de febrero de 2013.
“Rusia debe proponer
nuevas ideas en el ámbito de gestión de las finanzas globales”, dijo Yakov
Mirkin, vicejefe del Departamento de Mercados Internacionales de Capitales del
Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales, subordinado a la
Academia de Ciencias de Rusia.
“Es necesario conseguir
que se tomen en consideración las peculiaridades de los mercados en vías de
desarrollo, prevenir la aprobación de las iniciativas, normas y prácticas
internacionales que limiten la competitividad de los mercados financieros de
Rusia, Brasil, China y otras economías emergentes. Es importante también que se
desarrolle el área del derecho internacional que reduzca las posibilidades de
los mercados desarrollados de lanzar ataques especulativos a los mercados
emergentes y prevenga las manipulaciones monetarias y la posibilidad de sumir a
los países en una situación crítica a través de sus mercados financieros, como
en 1997 y 1998”, añadió el experto.
Fuente: Rossiyskaya
gazeta