Termina la presidencia mexicana frente al grupo y cede la estafeta a Moscú,
dejando desafíos similares a los planteados en la cumbre de Los Cabos.
México, DF, 7 de noviembre del 2012.- Antes de pasar la estafeta a Rusia, país que presidirá el G20 durante
2013, México albergó esta semana la última reunión de ministros de Hacienda y
gobernadores de Bancos Centrales, así como la Cumbre de Comercio, eventos que
marcan el fin de su presidencia al frente del grupo económico más poderoso del
mundo.
A mediados de año, Los
Cabos se unió la lista de ciudades sede de la cumbre del G20, entre las que se
encuentran Londres, Washington,
Pittsburgh , Toronto, Seúl y Cannes. En México, los principales líderes
mundiales debatieron con el objetivo de redefinir la estrategia para reflotar
una economía azotada por las crisis. A continuación señalamos las claves de la
agenda de la presidencia mexicana del G20.
Trabajo
Con un déficit de 50
millones de empleos respecto a los niveles previos a la crisis financiera de
2008, según señaló la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el empleo
resultó ser un tema fundamental durante la cumbre de Los Cabos. “La creación de
empleos de calidad” y de “oportunidades laborales para los más jóvenes” fueron
los dos objetivos marcados por los ministros de Trabajo del G20 tras reunirse
en México. Rumbo a 2013, se prevé que el empleo y el desempleo continúen siendo
temas centrales de la agenda de la presidencia rusa.
En Europa, el desempleo
alcanzó un máximo histórico de 11.6% en septiembre, según Eurostat, que asegura
que más de 18 millones de europeos se encuentran sin trabajo. En Grecia y
España la tasa de desempleados supera el 25%, mientras que en Italia y Francia
la cifra es del 10.8%. Alemania se ubica en 5.2%, mientras que Gran Bretaña
alcanza el 7.9%. Pero al problema del desempleo deben sumarse los planes de
austeridad que pretenden mejorar las maltrechas finanzas estatales de varios
países y que conllevan la eliminación de puestos de trabajo, el retraso de la
edad de jubilación y el recorte las prestaciones por desempleo, lo que agrava
aún más su crisis laboral.
En Estados Unidos,
septiembre registró el menor nivel de desempleo desde 2009, pero la cifra aún
roza el 8%. En México, el país con la menor tasa de desempleo de toda la
Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), después de Japón y
Austria, alcanza el 5%, pero sube hasta 9.4% cuando se revisa el rubro de los
jóvenes menores a 24 años, lo que refleja la necesidad que tienen las
diferentes economías del G20 de atajar el problema del mercado laboral.
Pilares de la agenda
internacional
Así, junto al empleo, la
agenda marcada por México para la cumbre de Los Cabos giró en torno a cinco
prioridades, que previsiblemente centrarán de nuevo el debate entre los
principales líderes mundiales durante 2013, entre ellas: el reto de lograr
estabilidad económica y de aplicar reformas estructurales para impulsar el crecimiento.
En este sentido, México propuso privilegiar al “comercio exterior”, que
calificó como un “motor de crecimiento global”, en palabras del Gobierno.
Fortalecer al sistema
financiero y ampliar la bancarización fue la segunda prioridad en la agenda.
Para México, este punto supone un desafío a nivel local, en un mercado con gran
potencial de crecimiento en donde sólo el 40% de la población cuenta con
servicios financieros.
La tercera prioridad se
refiere a la arquitectura financiera. Los líderes intentan delinear mecanismos
para prevenir quiebras como la de Grecia y para garantizar que los principales
actores del sector, encabezados por Fondo Monetario Internacional (FMI) puedan
responder con rapidez y ayudar a las economías en problemas. El resultado de
las negociaciones en torno a esta prioridad llevaron a un incremento de las
aportaciones de los países al FMI, algo que también ocurrió a nivel regional
con otros actores financieros, como el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).
No obstante, a cambio de
más aportaciones al FMI, países como México y Brasil exigen tener mayor
representatividad e influencia en sus decisiones. En este sentido, economistas
como Joseph Stiglitz critican el papel del FMI, que más allá de aportar
financiación, exige a los países a quienes rescata que apliquen una serie de
medidas, como los planes de austeridad que implican destruir empleo, lo que
transforma a la arquitectura financiera en un tema polémico que seguirá en la
agenda del G20.
La cuarta prioridad fue
la de “reforzar la seguridad alimentaria” y “mitigar la volatilidad de los
precios de las materias primas”, dos desafíos difíciles de atajar debido a la
impredecibilidad de factores como el clima. 2012 fue un año difícil para la
seguridad alimentaria debido a que la sequía afectó la producción de alimento
en Estados Unidos y Rusia, dos de los principales productores. Pero también a
otros países, como México. Por su parte, la FAO alertó, durante su Informe
sobre el Hambre de 2012, que 868 millones de personas enfrentan escasez de
alimentos, lo que demuestra la urgencia con la que debe atajarse la creciente
volatilidad de los precios.
La quinta prioridad fue
la de impulsar el desarrollo sustentable y el crecimiento verde. Uno de los
mayores logros de la presidencia mexicana del G20 fue la creación del Fondo
Verde, producto de las reunionen sostenidas en Cancún, sede de la COP 16. Sin
embargo, energías renovables, y una nueva agenda que sustituya al protocolo de
Kioto que expira este 2012 deben ser trazadas en futuras cumbres del G20.
Rumbo a Rusia 2013
Como uno de los
principales productores de alimentos y combustibles del mundo, es previsible
que la seguridad alimentaria y la lucha contra el cambio climático volverán a
ser parte de la agenda del G20 durante la presidencia de Rusia.
Además, el país
euroasiático, cuya población envejece y decrece, deberá impulsar de nuevo el
tema laboral durante su presidencia, con el objetivo de mejorar las políticas
de creación de empleo para jóvenes.
En este sentido, cabe
esperar una continuidad en las prioridades tratadas durante la cumbre Los Cabos
en la siguiente reunión de líderes del G20, lo que refleja, por un lado, la
similitud creciente que existe entre los intereses económicos de países
emergentes, como México y las naciones desarrolladas y, por otro, la creciente
influencia que tienen los primeros en el panorama económico mundial.
Fuente: Alto Nivel