Santander,
España, 16 de octubre del 2012.- Formar
adecuadamente a los laicos para sostener a la familia y promover el diálogo
ecuménico e interreligioso: son las “herramientas” de la nueva evangelización, destacadas
por el Sínodo de los Obispos, en el Vaticano.
En el centro de los trabajos de la
Congregación matinal, la undécima, que tuvo lugar en presencia del Papa,
también hubo un llamamiento a la paz y el diálogo en Mali.
El Sínodo está preocupado por este país
africano. Se han descrito las dificultades sociales, políticas y eclesiásticas
que está viviendo, los obstáculos relacionados con la evangelización, en un
contexto donde los combates entre los rebeldes y el gobierno interino son una
amenaza para la religión. Los prelados, por tanto, han invocado la paz y
reafirmaron la importancia del diálogo en Mali.
Pero además de las de África, son oscuras
también las páginas de Europa, donde la globalización crea nuevas formas de
martirio sin sangre, pero sufridas, en las cuales la intolerancia contra los
cristianos es sutil y continua. Dios no sólo es negado, sino que es un total
desconocido. Frente a esta realidad, la nueva evangelización basa su misión en
tres “instrumentos”, dice el Sínodo: los laicos, las familias, el diálogo
ecuménico e interreligioso.
Los laicos van debidamente formados de
manera adecuada, sólida, fuerte -incluso a través de los sínodos locales que
los involucran directamente- de modo que sean capaces de no ceder a las
tentaciones del mundo y den testimonio de los verdaderos valores, basados en el
no-conformismo de la fe.
Respecto al gran desafío de la familia,
Iglesia doméstica y sujeto de evangelización, los padres sinodales dijeron que
es como una entidad que ha perdido el rumbo debido a la historia reciente de
Occidente.
Hoy la cuestión de la familia aparece como
el problema número uno de la sociedad, subrayó la Asamblea sinodal, tanto que
se da más importancia al fútbol que al matrimonio.
La Iglesia no puede permanecer en silencio,
no porque sea obsoleta o conservadora, sino porque está en juego la estabilidad
misma de la sociedad. Por eso los padres sinodales invitan a poner a la familia
en el centro de la política, la economía y la cultura, pero también con la
esperanza de que la Iglesia pueda convertirse en “familia de las familias”.
Los Padres sinodales abordaron la cuestión
del diálogo, otra forma deseable para la nueva evangelización. Pero, desde el
punto de vista interreligioso, éste presenta dificultades con el Islam, en
países como Pakistán, donde existen las leyes contra la blasfemia, u Oriente
Medio, donde los cristianos son cada vez menos. ¿Qué hacer? El Sínodo apuesta
por los jóvenes musulmanes, cada vez más atraídos por el Evangelio en el que
encuentran alegría, libertad, y el amor. Relanzando el significado profundo de
la Buena Nueva, explican los obispos, se podrá evitar la confusión entre
secularización y cristianismo, tan común en el mundo musulmán.
Fuente: Diario Católico