Carabobo, Venezuela, 24 de agosto
del 2012.- Hace 50 años fue
construido sobre el lago de Maracaibo el puente General Rafael Urdaneta. El
proyecto original contemplaba una estructura que tendría por debajo líneas
férreas, por ambos lados terrazas, y carriles para bicicletas. Sin embargo,
como explica Pedro González, oficial jubilado de la Marina Mercante de
Venezuela, cuando cayó Marcos Pérez Jiménez el gobierno siguiente le quitó
parte del proyecto original.
Pedro González participó
en la construcción del coloso zuliano. Explica el arduo trabajo realizado hace
cinco décadas. Al conmemorarse 50 años de la inauguración del viaducto, uno de
sus protagonistas cuenta a La Verdad su inolvidable experiencia
Se pintó sobre un inmenso
lienzo de agua, hace ya 50 años, uno de los más hermosos cuadros zulianos. De
cada una de sus líneas se desprende la historia, el sentir, y más que eso, el
orgullo de todo un pueblo que lo convirtió en parte de su idiosincrasia.
El Zulia se resume en la
frase “Somos Lago, Chinita y Puente”. Aún con muchos matices que resaltar de la
cultura del estado, es sobre estos tres íconos los que cae la absoluta
responsabilidad de representarlo.
Es por ello que, medio
siglo después, las voces de quienes tuvieron el honor de hacer posible la
construcción del gigante de concreto, el Puente Sobre el Lago, se engalanan
este día para celebrar junto a todo un pueblo un año más de orgullo por tan
gran obra.
Y es ese el mismo orgullo
de Pedro González, oficial jubilado de la Marina Mercante de Venezuela, cuyos
ojos achinados se iluminan al rememorar la época en la que trabajó en la
construcción del coloso.
Él era apenas un marino
de 21 años, de piel morena y rasgos indígenas, que encarnó la admirable proeza
de construir, junto con un grupo selecto de trabajadores, el Puente General
Rafael Urdaneta. Hoy, a sus 75 años, los vestigios del tiempo han dejado
huellas en su rostro, y en su proclamar pausado narra y describe claramente
algunos detalles de su vivencia.
“Desde 1955 se expuso una
maqueta en la avenida 100 en un negocio llamado Automóviles Universal. Era una
estructura majestuosa y de todas partes de Maracaibo iban a verla. Tenía por
debajo líneas férreas, por ambos lados terrazas, y carriles para bicicletas.
Esa era la estructura original del Puente”.
“Cuando cayó Pérez
Jiménez, el Gobierno que le siguió le quitó parte del proyecto original, lo
desmejoraron. Para ese momento estaba contratada la maquinaria especial: grúas
hidráulicas, lanchas, remolcadores y hasta los recursos humanos. También los
primeros pilotines estaban sembrados y todo el equipo había llegado. Por eso,
no lo echaron para atrás”.
Experiencia inolvidable
A través de la Capitanía
de Puerto, de donde salió su currículo, Pedro recibió la llamada en la que le
informaban sus nuevas responsabilidades como trabajador de la obra.
“Soy marino y maquinista,
trabajé de motorista en los remolcadores recién salido de la escuela. Mi
función era mantener las máquinas en perfectas condiciones, de manera que no
malograran. Debía estar pendiente de que nada fallara o se perdía la
operación”.
Con voz pausada, comenta:
“Mi departamento era la Marina, a este le correspondía movilizar todo y tenía
mucha responsabilidad, porque el trabajo era todo hecho en el agua”.
Le tocaba encender el
motor del remolcador, con el que se movían las gabarras y se colocaban en su
sitio preciso, sin cometer errores. Era un trabajo que requería mucha
precisión. En esas gabarras se transportaban los materiales, cemento, cabilla,
y todos los implementos necesarios.
Trabajo de precisión
El Puente sobre el Lago
fue un diseño original del ingeniero italiano Riccardo Morandi. La construcción
fue ejecutada por las empresas Grün & Bilfinger, Julius Berger Bauboag AG,
Philipp Holzmann AG, Precomprimido CA Wayss & Freytag y K Ingeniería.
Las 24 horas del día se
dividían en guardias de ocho horas. Había guardias diurnas, vespertinas y
nocturnas, y se descansaba durante dos días. Por las noches, había gabarras de
plantas eléctricas con lámparas potentes y balitas de luces por todos lados.
Los trabajos empezaron
simultáneamente desde ambos extremos. Eran dos frentes, la COL y Maracaibo, y
se mantenían constantes comunicaciones para planificar y dar indicaciones,
hasta que ambos extremos se encontraron.
Seguridad garantizada
“Había mucha seguridad.
Quien quiere afirmar que murió mucha gente, es un mentiroso. Sí, ocurrieron
ciertos accidentes, pero eran bastante aislados”, comenta Pedro González, uno
de los constructores del Puente sobre el Lago.
Medio siglo después, la
mirada su tono de voz transforman. Mira con atención, mientras permanece
sentado a la sombra de la mata de mango y toma unos sorbos de café. “Me siento
orgulloso. Pero triste y rabioso porque lo abandonaron. Y no sabremos la
importancia que tiene el Puente hasta que se nos caiga.Si la gente sufre con un
puentecito como el de Cúpira, no me quiero imaginar si se cae uno como el del
Zulia”.
Fuente: Agencia
Carabobeña de Noticias