Buenos Aires, Argentina, 28 de octubre del 2012.- Cepo cambiario, inflación y un creciente control
hacia los productos importados, ha sido el cóctel difícil de digerir para la
gran mayoría de los negocios en la provincia durante este año.
Para este grupo de
empresarias, 2012, que ya casi finaliza, dejó preocupaciones, pero también de
ellas derivaron nuevas estrategias aprendidas.
Las compras anticipadas y
el tener una capacidad de stock de su mercadería es lo que le ha permitido a
Stella Ortz resistir los embates del alza constante de los precios. “Compro
telas de industria nacional, que en promedio tienen un incremento de sus precios
del 4% mensual. Esto hace que tengan un alza superior al 45% anual. Para poder
evitar tantas subas realizo compras grandes de mercadería y trato de adelantar
pedidos. Por ejemplo, el año que viene, como se adelantaron las clases, me
favorece para comenzar el mes que viene a crear los uniformes de 2013”, explicó
Stella.
En el caso de Silvana
Biagiotti, todas la nuevas variables económicas –como cepo cambiario y control
de las importaciones– repercutieron directamente en el corazón de su negocio.
“El control a los cambios de divisas extranjeras nos influye porque trabajo con
organismos internacionales. Si bien tenemos ingresos de divisas en dólares, el
problema es que no las podemos enviar al exterior. En este contexto las
sociedades científicas y las asociaciones empresariales del exterior están
pensando que ingresen dólares por pagos, pero que no se administren sus eventos
desde Argentina. El generar tantas explicaciones en la Afip hace que cunda el
temor entre los organizadores de eventos”, explicó Silvana.
El otro inconveniente que
generaron en la empresaria las nuevas reglas de juego de la economía está
marcado por la inflación. Si bien el alza de precios fue destacada por todas
sus colegas, en el caso de Silvana cobra ribetes preocupantes.
“Los presupuestos de los
congresos se hacen en dólares y tenemos que hacer una propuesta para dos o tres
años. No puedo decirle a mi cliente en el 2015 que el presupuesto es un 70% más
caro”, explica Silvana.
Laura Goenaga se preocupa
por las trabas a las importaciones. “Desde que se cerró la importación de
insumos para la industria vitivinícola, faltan papeles para las etiquetas. Día
a día estamos estudiando alternativas de productos sustitutos, pero no siempre
poseen la calidad de los que trabajábamos antes”.
Fuente: Los Andes