ALBERTO PIQUERO
Gijón, España, 30 de septiembre del 2012.- La tertulia debatió capítulos tan dispares como
la obra de Bartolomé de las Casas o la guerra de la Independencia
Nuevo curso de Los Libros
del Casino, patrocinado por EL COMERCIO y el Ateneo Jovellanos
Arrancó el nuevo curso de
Los Libros del Casino, patrocinado por EL COMERCIO y el Ateneo Jovellanos, con
la obra del investigador, Doctor en Ciencias Políticas y Sociología, así como
Licenciado en Derecho, Fernando Álvarez Balbuena (Gijón, 1933), 'Masonería,
Cortes de Cádiz y otros mitos'(Editorial Akrón, 2012). Es autor asimismo de
'Historia de la Gloriosa Revolución de 1868', 'Tres ensayos sobre sociología
política (Maquiavelo, Unamuno y Armando Palacio Valdés)', 'Figuras y paisajes
políticos de la España del XIX', 'Roma, del paganismo al cristianismo' y 'Marea
interior'.
En este último volumen
recala en un amplio periodo histórico, introducido por las 'Reflexiones sobre
la Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias del Padre Bartolomé de
las Casas', el dominico al que Fernández Balbuena reprocha presuntas
exageraciones críticas: «Los abusos, los malos usos, los excesos y otras
irregularidades expresadas por nuestro fraile, siendo plenamente condenables,
tampoco son de tomar en cuenta, como si entre los propios indios no existieran
conductas similares...». Entronca ese juicio con la tesis del último capítulo,
'Factores políticos y sociológicos en la Independencia de la América Española',
pues en opinión del investigador, «el indio fue liberado por los conquistadores
de la esclavitud y del trato mucho más inhumano y cruel que le proporcionaban
sus propios caciques».
¿Y qué razones podría
tener Bartolomé de las Casas para fabricar una 'leyenda negra'? Entre las
hipótesis de Fernández Balbuena, está la que alude al pasado del dominico como
agente esclavista, que hubiera podido querer redimir.
Yendo a las Cortes de
Cádiz, las conclusiones fueron ambivalentes. De un lado, expuso que «los
delegados no representaban a nadie, debido a un sistema de elección aleatorio,
que en Madrid hizo que sólo hubiera 900 votantes». Sin embargo, reconoció que
allí se trasladaron ideas ilustradas y liberales «muy meritorias». Con todo,
«al pueblo la idea de libertad le sonaba a música celestial». En el corolario,
un punto de vista seguramente polémico: «La guerra de la Independencia supuso
la mayor desgracia para España, un retraso de cien años».
Otra cuestión vino
suscitada por el capítulo 'La globalización de la economía', donde previene
contra las coerciones estatales. Admitió que «el liberalismo salvaje también es
un mal, pero el Estado puede corregirlo». Libro y tertulia en torno a mitos y
desmitificaciones, que como anotara Díez Tejón también pueden incurrir en
mitología.
Fuente: El Comercio