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lunes, 1 de octubre de 2012

De la América hispana a la globalización



ALBERTO PIQUERO
Gijón, España, 30 de septiembre del 2012.- La tertulia debatió capítulos tan dispares como la obra de Bartolomé de las Casas o la guerra de la Independencia
Nuevo curso de Los Libros del Casino, patrocinado por EL COMERCIO y el Ateneo Jovellanos
Arrancó el nuevo curso de Los Libros del Casino, patrocinado por EL COMERCIO y el Ateneo Jovellanos, con la obra del investigador, Doctor en Ciencias Políticas y Sociología, así como Licenciado en Derecho, Fernando Álvarez Balbuena (Gijón, 1933), 'Masonería, Cortes de Cádiz y otros mitos'(Editorial Akrón, 2012). Es autor asimismo de 'Historia de la Gloriosa Revolución de 1868', 'Tres ensayos sobre sociología política (Maquiavelo, Unamuno y Armando Palacio Valdés)', 'Figuras y paisajes políticos de la España del XIX', 'Roma, del paganismo al cristianismo' y 'Marea interior'.
En este último volumen recala en un amplio periodo histórico, introducido por las 'Reflexiones sobre la Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias del Padre Bartolomé de las Casas', el dominico al que Fernández Balbuena reprocha presuntas exageraciones críticas: «Los abusos, los malos usos, los excesos y otras irregularidades expresadas por nuestro fraile, siendo plenamente condenables, tampoco son de tomar en cuenta, como si entre los propios indios no existieran conductas similares...». Entronca ese juicio con la tesis del último capítulo, 'Factores políticos y sociológicos en la Independencia de la América Española', pues en opinión del investigador, «el indio fue liberado por los conquistadores de la esclavitud y del trato mucho más inhumano y cruel que le proporcionaban sus propios caciques».
¿Y qué razones podría tener Bartolomé de las Casas para fabricar una 'leyenda negra'? Entre las hipótesis de Fernández Balbuena, está la que alude al pasado del dominico como agente esclavista, que hubiera podido querer redimir.
Yendo a las Cortes de Cádiz, las conclusiones fueron ambivalentes. De un lado, expuso que «los delegados no representaban a nadie, debido a un sistema de elección aleatorio, que en Madrid hizo que sólo hubiera 900 votantes». Sin embargo, reconoció que allí se trasladaron ideas ilustradas y liberales «muy meritorias». Con todo, «al pueblo la idea de libertad le sonaba a música celestial». En el corolario, un punto de vista seguramente polémico: «La guerra de la Independencia supuso la mayor desgracia para España, un retraso de cien años».
Otra cuestión vino suscitada por el capítulo 'La globalización de la economía', donde previene contra las coerciones estatales. Admitió que «el liberalismo salvaje también es un mal, pero el Estado puede corregirlo». Libro y tertulia en torno a mitos y desmitificaciones, que como anotara Díez Tejón también pueden incurrir en mitología.
Fuente: El Comercio
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