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lunes, 1 de octubre de 2012

Ser empresario en un mundo globalizado



Los retos empresariales de hoy en día
EMILIO SERRANO
Sabido es que todo empresario lleva, en su camino al andar, todo un equipaje de sueños e ilusiones que le acompañan en su diario vivir. Hace un tiempo, en nuestro recorrido, sale a saludarnos la palabra «globalizar». Decir debo que nos gustó en principio esa idea de sueño colectivo de intercambio que uniría con esperanza el libre mercado dentro de una noble competencia, luego no cumplida, que acabó derrotando a la ilusión de los que en principio creíamos en ella.

Más tarde ocurrió que la música que el mundo trató de poner, como fondo, a la globalización se oye, al día de hoy, muy deficiente en un auditorio español de muchos fallos acústicos que desentonan la realidad y la confianza puestas en su nacimiento.
Servidor y otros empresarios observamos que nos están ofreciendo una partitura de desencantos. Sin embargo, con sonrisa franca y esperanza ágil, nos mostramos, en principio, resistentes al desánimo global y combatimos su presumible pesimismo con mensajes espirituales aceptando esa penitencia que gobierna el cuerpo y alma de nuestras empresas.
Pasa el tiempo y surge el desencanto cuando de nuevo oímos la música global en vivo y en directo. No se parece en nada a esa promesa que nos enviaba un saludo enérgico y alentador en demostración que aquella realidad sonada no será posible. Y reaccionamos ofreciendo un compás de espera, sentados en nuestra butaca, en la confianza de que aparezca una partitura que nos dé un sonido distinto para empezar a funcionar en igualdad de valores.
Seguimos, con paciencia, buscando ese bien colectivo, dentro de una competencia justa y responsable, que una criterios y mercados con dignidad en el deseo de que el amor por lo nuestro siga presente, en nuestro mercado, con nobleza y justicia. Así las cosas, podríamos preguntarnos ¿hacia dónde vamos con el modelo actual de la globalización?, acaso a dejarnos invadir por la irresponsabilidad o tratar de convencer a aquellos que juegan a practicarla a su manera.
Necesario es buscar futuro y trabajar con fe para encontrarlo. Ahora bien, busquemos el equilibrio que anule ese mal global, que nos lleva a una desajustada situación y nos deja sonámbulos a los más débiles.
Sabemos que la vida empresarial no es lineal, sino una sucesión de etapas que se hacen geometría complicada en el tiempo. Todo empresario es actor de su propia obra y pone cerebro y emoción en su interpretación, para ofrecer, dentro de los impulsos de su voluntad, el gozo de un acertado estado de libertad.
Quisiéramos saber a quién tenemos que acudir para nivelar esa competencia desleal a la que ningún responsable trata de organizar con el mejor de los sentidos. Opiniones existen que al igual que las aguas del Guadiana flotan y se hunden y hacen que en el correr del tiempo, como en la fábula de galgos y podencos, la calidad del producto español se pierda ahogada en los bajos precios de una competencia desleal extranjera.
No obstante, resistiremos con callada prudencia todas aquellas empresas que en su larga trayectoria saben de alegrías y desencantos, pero que permanecen fieles a sus heredados y firmes proyectos.
Podríamos añadir que en el archivo de nuestro mundo interno seguiremos luchando por la defensa del producto español, por su calidad y permanencia, como labor importante de colaboración que el empresario quiere tener a esa imagen que de España hasta Su Majestad pregona.
Confiemos en que todo tenga un arreglo inmediato. Que así sea.
Fuente: lne
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