México, DF, 14
de septiembre del 2012.- La industria farmacéutica
en México no está contenta con las negociaciones para ingresar al Acuerdo
Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP). Aunque esta posición
podría sonar extraña -después de todo, en TPP los laboratorios reciben
beneficios económicos por la extensión de patentes-, a la Asociación Mexicana
de Laboratorios Farmacéuticos (Amelaf) le parece una medida que podría impactar
negativamente en el país.
En México, la protección legal de un
medicamento dura 20 años. Este periodo comprende desde el descubrimiento hasta
la comercialización. De acuerdo con Ricardo Romay, presidente de la asociación,
desarrollar el producto toma aproximadamente una década, dejando a los
laboratorios con 10 años para lucrar sin competencia. Una vez vencida la
patente, entran al ruedo los medicamentos genéricos.
Para Romay, 10 años es un tiempo suficiente
para que el laboratorio obtenga un buen margen de ganancias para continuar
financiando la investigación. Sin embargo, para los grandes de la industria en
Estados Unidos -Pfizer, Johnson & Johnson, entre otros-, este lapso es
insuficiente. Bajo el argumento de que el desarrollo del medicamento puede
tomar hasta 15 años, el TPP extendería cinco años más la protección de la
patente.
Con más sentido común que quienes negocian
TPP, Romay señala que este acuerdo no debe ver por los intereses de la
industria, sino por el beneficio de los mexicanos. La entrada a TPP afectaría
la importación, desarrollo y venta de medicamentos genéricos, una opción que muchas
personas utilizan ante los precios altos. Los genéricos no sólo se venden en
farmacias particulares; también las instituciones de salud pública los utilizan
por decreto:
En el Diario Oficial de la Federación del 7 de junio del 2002 se publicó
el Acuerdo que expiden la Secretaría de Salud y el Consejo de Salubridad
General y cuyo artículo único señala “Las Instituciones Públicas del Sistema
Nacional de Salud deberán comprar medicamentos genéricos intercambiables,
siempre y cuando estén disponibles en el mercado nacional, asegurando al Estado
las mejores condiciones en cuanto a calidad, precio y oportunidad”.
Por tanto, la eventual entrada a TPP le
pegaría al presupuesto de organismos como el Instituto Mexicano del Seguro
Social. La Amelaf ya planea mostrar su inconformidad ante la Secretaría de
Economía, la Confederación de Cámaras Industriales y otros organismos. Estoy
gratamente sorprendido por la postura de la industria farmacéutica nacional.
Mientras tanto, me sigo preguntando: ¿cuándo se espabilará el Senado ante la
inminente entrada de México en las rondas de negociación de TPP el mes próximo?
Fuente: VivirMéxico