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lunes, 8 de octubre de 2012

Treinta municipios ya venden su basura



Aunque son minoría, cada vez más localidades del interior provincial separan los desechos para reciclar. Reducen así el volumen y el impacto sobre sus basurales, y con la venta de lo reutilizable obtienen ingresos y dan trabajo. Una apuesta al manejo sustentable.
Córdoba, Argentina, 7 de octubre del 2012.-  Unos 30 municipios y comunas cordobeses están dando sus primeros pasos en proyectos de recuperación y venta de basura para reciclado. De ese modo, reducen el impacto y el volumen que va los basurales o vertederos, y generan, a la vez, recursos y empleo con la venta de plásticos, vidrios, metales y cartones, o producción de compost (fertilizante natural).
Son 30 sobre 427 localidades cordobesas. Pero marcan un camino.
Algunos municipios están, además, avanzando en la recolección diferenciada, por la que sus vecinos sacan la basura en forma separada: orgánica (restos de alimentos) e inorgánica. Esa práctica facilita la clasificación para el reciclado.
Ninguno llegó aún a que el cien por ciento de sus vecinos saque a la calle los residuos ya separados, pero varios han superado el 50 por ciento de adhesión en pocos años.
En otras localidades, siguen recolectando todo junto, pero separan lo reciclable en sus predios de tratamiento.
Experiencias en marcha. Las Varillas, en el departamento San Justo, por ejemplo, inició la recolección diferenciada hace cuatro años. Es voluntaria, pero va creciendo en adherentes.
Adriana Carranza, directora de Ambiente de la Municipalidad de esa localidad, señaló que en un año recuperaron 113 mil kilos de plásticos, papeles, metales y vidrios. Con su venta, el municipio sostiene la pequeña planta de acopio que montó. Por el plástico recibe, en trueque, de la empresa a la que se lo entrega, juegos infantiles y bancos para plazas fabricados con material reciclado.
En Villa Dolores, cabecera del departamento San Javier, el municipio estima que en cuatro años, desde que empezó a separar la basura, ha llevado a reciclado un millón de kilos, entre vidrios, papeles, plásticos y metales.
Por esas mil toneladas recuperadas en su planta de tratamiento, asegura que generó ingresos por 388 mil pesos y trabajo para 22 personas, solventado en parte por esas ventas.
Justiniano Posse, en el departamento Unión, ya tiene toda su área urbana (de nueve mil habitantes) con recolección diferenciada.
El 70 por ciento de los frentistas cumple con la consigna. El municipio produce compost con los residuos orgánicos y se lo regala a los vecinos. Los plásticos, vidrios y metales, los comercializa para financiar parte del sistema. Sebastián Bruno, a cargo de la tarea en el municipio, señaló que un 35 por ciento del volumen total de residuos ya se recicla. “Llegar al 50 es muy complicado, acá, y en todo el mundo”, acotó.
Villa Giardino, en Punilla, fue pionera. En 1987 empezó a producir compost con la basura que sus vecinos separan desde sus casas. La mitad de los frentistas lo hace. El municipio genera 360 metros cúbicos anuales de ese fertilizante natural, que utiliza en sus plazas y entrega a los habitantes que lo solicitan. En cambio, con los residuos inor­gánicos el desarrollo está en etapa inicial.
Jesús María, en el departamento Colón, no tiene casi recolección diferenciada, pero, en el basural, una cooperativa de trabajo realiza la separación.
El municipio acondicionó un galpón donde 16 personas que forman la cooperativa separan vidrios, plásticos y metales, y los subsidia pagando 70 pesos por tonelada recuperada. Evita enterrar casi 200 toneladas mensuales y cada trabajador se lleva unos 2.700 pesos. La idea es sumar una planta de compostaje para darle destino también a los orgánicos. Hace tres años, el mismo basural estaba colapsado, sin tratamiento alguno de sus residuos.
Uno en Sierras Chicas. En Sierras Chicas, Unquillo es el único municipio con un plan integral. Comenzó en 2001 y desde 2010 casi toda la ciudad tiene recolección diferenciada.
Convirtió el ex basural en una planta donde se clasifican los desechos y se los compacta, para reducir volumen. Con los orgánicos producen compost, que se entrega a los vecinos.
Parte de los inorgánicos se vende a recicladores. Lo que sobra se transporta al predio de enterramiento de Córdoba capital, pero Unquillo lleva allí la mitad de la basura que Río Ceballos, con casi la misma cantidad de habitantes.
Alejandro Roca, en el sur, en el departamento Juárez Celman, recolecta casi tres toneladas de basura por día.
Hace tres años, dejó de enviarla al enterramiento de Río Cuarto. Con el mismo presupuesto, desarrolla un programa propio: seis empleados la clasifican y la venta de plásticos, vidrios y metales pagan el sueldo de la mitad.
“Por una camionada de chatarra hace poco cobramos 11 mil pesos, por ejemplo. La basura no da ganancia pero tampoco pérdida. Y generamos puestos de trabajo en blanco para gente que antes se dedicaba al cirujeo, logramos tener orden, sin olores ni ratones, aportamos al ambiente y se concientiza la población. La mitad ya separa la basura en su casa”, destacó el intendente Aldo Etcheverry.
En Villa María, cabecera del departamento San Martín, la experiencia de reciclado se inició en 2006, a través de una cooperativa de trabajo que en el basural municipal separa entre 10 y 15 toneladas por semana, que vende a mayoristas.
Representa por ahora sólo un tres por ciento de los residuos totales que genera la ciudad. La planta de reciclado ocupa a 24 personas, cuyos ingresos son variables y no llegan –según aseguraron a este diario– a un salario mínimo.
70% de vecinos. Es el porcentaje de frentistas que en la localidad de Justiniano Posse cumple con la consigna de recolección diferenciada propuesta por el municipio.
Un millón de kilos. Es lo que calcula el municipio de Villa Dolores que ha llevado a reciclado en cuatro años. Los materiales incluyen vidrios, papeles, plásticos y metales. Por esas mil toneladas recuperadas en su planta de tratamiento, asegura que generó ingresos por 388 mil pesos y trabajo para 22 personas, solventado, en parte, por esas ventas.
Vertederos
Problema provincial. La mayor parte de los municipios y comunas cordobeses amontona sus residuos en vetustos basurales a cielo abierto, sin tratamiento alguno. O en enterramientos precarios sin reciclaje posible.
Nuevos vertederos. Tres zonas tendrán en breve vertederos controlados regionales, ya ejecutados con fondos provinciales pero demorados en su puesta en marcha. Reunirán la basura de los departamentos Calamuchita, General Roca y Roque Sáenz Peña.
Separar y enfardar. Según se asegura, allí enterrarán en fardos herméticos sólo la basura que sobre de un proceso de selección para separar el material reciclable y vendible. Entre los tres, sumarán la basura de unos 60 municipios y comunas.
Fuente: La Voz
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