Casi todos se
pierden en el mismo sitio donde fueron instalados
San Juan,
Puerto Rico, 21 de octubre del 2012.- ¿Se ha
preguntado qué pasa con los postes de madera del tendido eléctrico cuando
pierden su vida útil?
La realidad es que mucha de esta
infraestructura -que bajo condiciones óptimas dura entre 30 y 40 años-
permanece donde fue instalada, ya que comparte cables de telefonía y cable tv
que la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) no puede cambiar de un poste a otro
porque no les pertenecen.
Aún así, la gerencia de la corporación
pública insistió en que los postes que se remueven se reúsan o reciclan.
Julia Magaly Toro, jefa de Operaciones
Técnicas de la AEE, sostuvo que los postes deteriorados o sus pedazos se llevan
a cualquiera de los 27 almacenes de la corporación pública, donde se venden a
personas interesadas.
“Se vende a $2.00 por pie”, dijo Toro,
quien señaló que los pedazos de madera se utilizan, por ejemplo, para erigir
verjas en fincas y campos de golf.
Mientras, Rodolfo Romano, jefe de la
División de Suministros de la AEE, agregó que los postes galvanizados, de
concreto y aluminio también se reciclan cuando se deterioran.
“Tenemos acuerdos con compañías locales de
reciclaje”, indicó, al explicar que el dinero producto de esos acuerdos nutren
un fondo en la AEE.
Ángel Martínez, propietario de Demolition
Pallets, en Cayey, ha reciclado pedazos de postes de madera en sus
instalaciones.
“Sí, lo hemos trabajado. Es madera tratada
que se tritura para hacer composta. También se usa como material de relleno en
vertederos”, precisó.
Pese a estos esfuerzos, el reciclaje de
postes de madera en Puerto Rico y Estados Unidos no es tan popular como en
otras partes del mundo.
Aquí, ni la Junta de Calidad Ambiental, ni
la Autoridad de Desperdicios Sólidos, especifican dónde y cómo deben
disponerse. Ambos entes “deducen” que la AEE tiene un plan al respecto y
confían en su efectividad.
En Estados Unidos, donde se estima que hay
150 millones de postes de madera en servicio y cada año se suman otros seis
millones, la mayoría acaba en vertederos o incinerados.
La poca salida que tienen se debe, en
parte, a que en la década de 1990 trascendió que los químicos con que eran
tratados para darles resistencia podían afectar la salud humana.
Aún así, en ciudades como Curitiba, Brasil,
viejos postes de madera ahora son el soporte de la Universidad Libre del Medio
Ambiente, abierta en 1991.
Fuente: El Nuevo Día