Opinión
El proceso de integración latinoamericano ha tenido más fracasos que
éxitos.
La entrada de Venezuela a Mercosur dificultará las negociaciones con ese
organismo regional. Los empresarios venezolanos han manifestado que el sector
industrial no está en condiciones para competir con Argentina, Brasil y
Uruguay, y muchos ven el ingreso como “una gran amenaza”.
Bogotá, Colombia, 23 de octubre del 2012.- Históricamente, el proceso de integración
económica de América Latina se inició en 1950 por una propuesta de la Cepal, y
culminó en 1960 con el Tratado de Montevideo, el cual fundó la Alalc, proceso
que finalizó con la creación de la Aladi en 1980.
En 1969, nace el Grupo
Andino y en 1973 se retira Venezuela. En 1991, se creó Mercosur y en 1993 el
Mercado Común Centroamericano (Mcca).
El proceso de integración
latinoamericano ha tenido más fracasos que éxitos. Ha sido una proliferación de
acuerdos subregionales, bilaterales y plurilaterales que han dividido a la
región en lugar de unirla para obtener un grado de desarrollo más avanzado.
En las últimas décadas
del siglo pasado, el tema de la integración económica fue muy estudiado,
surgieron numerosas ideas, propuestas, negociaciones y planes para lograr
integrar las economías de la región.
El Banco Interamericano
de Desarrollo ha llamado a la integración “una meta huidiza”.
Es importante señalar que
para la misma época, Europa inicia su proceso de integración a través del
Tratado de Roma, en 1957, y posteriormente la creación de la Unión Europea, en
1993, trece años después de América Latina.
En 1991, se constituye
Mercosur, con unas metas de gran alcance, como convertirse en un “mercado común
subregional”.
El Tratado de Asunción
señala el acuerdo de los cuatro países signatarios (Argentina, Brasil, Paraguay
y Uruguay) como liberación del movimiento de la mano de obra y de capitales,
coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales.
El cuatro de julio del
2006 se suscribió un Protocolo de Adhesión, mediante el cual Venezuela se
constituía como Estado-Parte del Mercosur (Art. 10).
Este instrumento de
adhesión aún no ha entrado en vigor, debido a que hasta la fecha no ha sido
ratificado por el parlamento de Paraguay, el cual alega falta de democracia,
por lo que la vinculación legal de Venezuela sigue siendo como Estado asociado.
Pasados seis años, llega
a la presidencia paraguaya Fernando Lugo, pero a pesar de su pensamiento y
actitud de apoyo a Venezuela, no logró la adhesión por no contar con mayoría
parlamentaria.
La respuesta fue que los
diputados y senadores se pusieron de acuerdo para llevar a cabo un juicio
político exprés, el 22 de junio del 2012, en el Senado.
Luego, el resultado de
este fue evaluado por los gobiernos de Mercosur en una reunión en Mendoza,
Argentina, como una ruptura del orden democrático y tomaron la decisión de
suspender a Paraguay hasta que retome la democracia.
He aquí una acción, no
autodeterminación, de los pueblos para acomodar la entrada de Venezuela a
Mercosur. La suspensión de Paraguay permitió a los presidentes de Brasil,
Argentina y Uruguay convocar a una cumbre extraordinaria a celebrar en fecha
señalada en Río de Janeiro, donde decidirían la incorporación plena de la
República Bolivariana de Venezuela a Mercosur.
Los actores políticos
responsables del golpe de Estado parlamentario fueron fueron los que siempre se
negaron a avalar el ingreso de Venezuela, con la excusa del antidemocrático
Gobierno del presidente Hugo Chávez.
En Brasilia, donde se
llevó a cabo el acto de ingreso de Venezuela a Mercosur, Chávez, a su llegada,
dijo: “este es nuestro rumbo, el sur.
Es nuestra verdadera
perspectiva histórica y nuestra dimensión geográfica”. Este hecho es la
creación del eje Caracas-Brasilia-Buenos Aires.
El presidente Chávez
celebró una vez más su accionar imperialista en América Latina, logrando una de
sus más altas aspiraciones geopolíticas, haciendo alianzas comerciales con
países de sur, que obtienen acceso directo a las enormes reservas petroleras
venezolanas, y, además, tienen la alternativa de inundar con sus productos el
mercado venezolano.
¿Qué logrará Chávez a
cambio? Réditos políticos más que económicos. Incrementará su influencia en la
región y consolidará el bloque de izquierdas en una institución económica y no
política.
La relación
costo-beneficio es muy alta, ya que tuvieron que suspender a Paraguay por la
vía de la destitución presidencial a Fernando Lugo para forzar la entrada de
Caracas. “Chávez puede terminar politizando un organismo que se pretendía
eminentemente comercial”, afirma Valentina Lares Martiz.
Fabiana Frayssinet
considera que la Unión Europea cree que la entrada de Venezuela a Mercosur
dificultará las negociaciones con ese organismo regional.
Los empresarios
venezolanos han manifestado que el sector industrial no está en condiciones
para competir con Argentina, Brasil y Uruguay, y muchos han considerado el
ingreso como “una gran amenaza”. Además, el modelo socialista de Chávez tiene
en contra del prototipo Mercosur el control de cambios y las expropiaciones.
Mercosur ha dado un gran
paso de la integración económica a una integración ideológica-política.
Fernando Llinás
Toledo Consultor privado
Fuente: Portafolio