Las historias
de corrupción incluyen a un agente que vendió al cártel de Sinaloa un mapa con
la ubicación de sensores para detectar traficantes, mientras en Reynosa otro
dejó pasar cargamentos del cártel de Golfo.
México, DF, 15
de octubre del 2012.- Un agente policiaco que se
hace de la vista gorda en la frontera entre El Paso y Ciudad Juárez deja pasar
una camioneta repleta de cocaína y recibe un pago de miles de dólares por su
cooperación. En Nogales, Yamilkar Fierros, un patrullero, revela a narcos del cártel
de Sinaloa la ubicación exacta de sensores ocultos en el desierto: les entrega
un mapa altamente confidencial con el que les aconseja por dónde manejar para
evitar ser detectados.
En Reynosa, el policía Luis Enrique Ramírez
ayuda a integrantes del cártel del Golfo a que cruce mariguana por la garita
sin problemas, citándolos a la medianoche para aprovechar el descontrol del
cambio de guardia. Martha Garnica, otra agente fronteriza, gana tanto dinero
traficando con droga entre Chihuahua y Texas para el cártel de Juárez que se
compra una mansión con alberca incluida.
El gobierno, preocupado por la creciente
presencia de agentes corruptos en sus filas, inicia un súbito programa de
control de confianza, practicando miles de pruebas de polígrafo en busca de
elementos sucios. Decenas no aprueban los exámenes y son expulsados.
Las historias, relatos de corrupción de
funcionarios públicos que han terminado en la nómina del narcotráfico, suenan
similares a otras que se han repetido por México a lo largo de los últimos
años.
Pero éstas tienen una diferencia: no
involucran a corporaciones policiacas de México, sino a agentes de la Patrulla
Fronteriza de Estados Unidos, convertida en la última década en blanco de cada
vez más recurrentes esfuerzos corruptores por parte del crimen organizado
mexicano.
Cifras oficiales del inspector del
Departamento de Seguridad Interna, obtenidas por MILENIO, apuntan a que en los
últimos ocho años hasta 141 agentes de la Border Patrol han sido detenidos por
colaborar con narcos y polleros.
“Mientras la mayoría de los agentes
(fronterizos) sirve con honor y dignidad, una pequeña minoría ha traicionado la
confianza del público estadunidense al involucrarse en actividades no éticas e
ilegales”, detalla un reporte enviado al Congreso de ese país, apenas en mayo
pasado, por Thomas Winkowsky, en ese entonces comisionado interino de Fronteras
y Aduanas.
Una investigación en registros documentales
del Departamento de Justicia, el FBI y la Oficina de Contraloría Interna del
Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en
inglés) da cuenta de que al menos 30 casos de corrupción de alto perfil se
registraron en la frontera con México en años recientes, entre 2009 y 2012.
Los casos, cuyos resúmenes están
disponibles en la página www.milenio.com, incluyen ejemplos de agentes que
aceptaron sobornos, regalos y hasta favores sexuales para lo mismo franquear el
paso a embarques de droga como abrir la vía a indocumentados.
California y Texas
Focos rojos. De acuerdo con un ejercicio
estadístico realizado por este diario, el grueso de las detenciones se ha
suscitado en dos ciudades: El Paso, fronteriza con Ciudad Juárez, y San Diego,
al otro lado de Tijuana, ambas en la zona de influencia de los cárteles de
Sinaloa y de Juárez. Son seguidas de cerca por casos en Matamoros y Nuevo
Laredo, controladas por el cártel del Golfo y Los Zetas, respectivamente.
Tras revisar medio centenar de comunicados
de prensa del FBI, así como cuatro reportes anuales del contralor interno del
DHS —que abarcan el periodo 2003-2011—, las cifras obtenidas destacan que en
los últimos tres años han sido detenidos cuatro agentes en las garitas de El
Paso por su involucramiento con los cárteles de la droga o por extorsionar a
migrantes indocumentados.
El caso más reciente fue anunciado apenas
el 5 de octubre pasado e involucra al agente fronterizo Juan Carlos Guerrero,
acusado por el Departamento de Justicia de haber encabezado una célula dedicada
al tráfico de migrantes, además de permitir el paso de embarques de cocaína
previo el pago de un soborno.
De acuerdo con la acusación en su contra,
registrada en la Corte federal del sur de Texas, Guerrero trabajaba como
encargado de garita en los puertos de entrada de Pharr y Anzalduas. Desde ahí
permitió durante dos años el ingreso de decenas de indocumentados, a los que
cobraba entre mil y 3 mil dólares por persona para exentar de revisión
vehicular.
En cuanto a San Diego y Tijuana, las
garitas que registran el mayor problema de corrupción son San Ysidro y Mesa de
Otay. Entre ambas cuentan con ocho agentes de CBP detenidos por su
participación en actividades ilícitas en cuatro años.
En lo que se refiere a Arizona, según los
registros consultados, desde 2009 hubo 10 casos repartidos entre las garitas de
San Luis Río Colorado, Yuma y Nogales. Fue en esta última en la que se registró
el caso que involucra a Yamilkar Fierros, integrante de la Patrulla Fronteriza.
Documentos de la Corte federal de distrito
en Arizona detallan que Fierros vendió en 2009, a un operador del cártel de
Sinaloa, un mapa con los registros de caminos y puntos de control de la Border
Patrol en el Valle de San Fernando por mil dólares.
No fue su única colaboración con las
organizaciones del crimen organizado mexicano. Ese mismo año vendió en 4 mil
dólares otros dos mapas con las ubicaciones de 180 sensores subterráneos
ubicados en Sonoita.
Focos rojos en Washington
La creciente penetración de los cárteles en
las filas de CBP ya prendió los focos rojos en Washington: desde 2010 el
Departamento de Justicia lanzó una campaña de controles internos muy similar a
las que se iniciaron en México a principios del sexenio de Felipe Calderón.
Ante la preocupación de una penetración de
los cárteles de la droga, se ha ordenado que todos los agentes de CBP —que
incluye a la Patrulla Fronteriza y a los encargados de aduanas— pasen por una
batería de pruebas de control de confianza, incluido un examen de polígrafo.
Todos los oficiales tendrán que haber sido acreditados antes de 2013.
La intranquilidad por la situación es
compartida en el Legislativo. “El Congreso está preocupado de que, debido a las
rápidas contrataciones hechas desde 2005 en el Buró de Control y Protección de
Aduanas y Fronteras (CBP), así como Inmigración y Control de Aduanas (ICE), hay
potencial para un incremento de corrupción”, advirtió en agosto pasado el
comité de Seguridad Interna de la Cámara de Representantes.
Claves
Caza de agentes
- De los 141 agentes fronterizos detenidos
desde 2004, 102 han cometido actos de corrupción, como tráfico de
indocumentados y de drogas, o filtraron datos sensibles a cárteles.
- Dado el elevado riesgo de penetración de
los cárteles de la droga, el FBI mantiene en la frontera con México 12 unidades
anticorrupción, dedicadas a la búsqueda permanente de agentes que hayan sido
cooptados por el crimen organizado.
- El Congreso de EU aprobó 3 millones de
dólares para pruebas de polígrafo de cara a 2013, cuando la totalidad de los
agentes fronterizos deberán haber pasado controles de confianza.
Fuente: Milenio