Bogotá, Colombia, 17 de octubre del 2012.- El TLC con Estados Unidos pone en riesgo la
existencia de sectores agrarios, al tiempo que prevé una mayor dependencia
hacia los víveres importados y una limitación en cuanto a la calidad de la
dieta de los colombianos.
Así se desprende de un
detallado análisis realizado por el Observatorio de Seguridad Alimentaria y
Nutricional (Obsán) de la Universidad Nacional de Colombia, en donde también se
indica que la situación de avizora más crítica si se tiene en cuenta que en el
campo el riesgo de desabastecimiento de alimentos ronda el 57,5%.
Según las profesoras Sara
del Castillo y Marcela Gordillo Motato, el TLC encuentra al país con profundas
brechas en este aspecto, algo que no fue prioridad para el actual Plan de Desarrollo,
a pesar de las cifras oficiales difundidas desde 2011 y que corresponden a los
resultados de la Encuesta de Nutrición en Colombia 2010 (Ensin).
Colombia cuenta con el
documento Conpes 113 de 2008 y con el Decreto 2055 de 2009 del Ministerio de la
Protección Social. El primero estableció la política nacional en esta materia.
El segundo creó la Comisión Intersectorial de Seguridad Alimentaria y
Nutricional (Cisán). No obstante, el país aún no tiene definido un plan de
seguridad alimentaria y nutricional (SAN), ni mucho menos uno de soberanía
alimentaria, concuerdan en afirmar las expertas.
En el proceso de
negociación, según Luis Jorge Garay —uno de los economistas más destacados del
país— se dio una asimetría a favor de EU, pues se logró que el 53,7% de las
importaciones que hace esa nación a Colombia quedaran desgravadas
inmediatamente y el 41,1%, después de un año, lo cual corresponde a un total
del 94,8% de las exportaciones.
Esto significa que las
exportaciones colombianas solo serán de 63.000 toneladas, mientras que las
importaciones, de 4.629.000 toneladas. Esto representa un aumento de 191
millones de dólares contra 571, respectivamente (Banco de la República, 2006).
En cuanto al acceso a los
alimentos, el pequeño y mediano agricultor o campesino será el más afectado. Al
comparar los datos de la Ensin en 2005 y 2010, se evidencia un mayor riesgo
para la población rural, con un porcentaje del 57,5%. Es decir, 14,8 puntos
porcentuales por encima de la cifra nacional y 19,1 puntos de la de los hogares
urbanos.
Además, se ve claramente
que las cifras más altas coinciden con zonas en las cuales hay presencia de
monocultivos, ganadería extensiva, explotación de recursos o siembra de
agrocombustibles, entre otros factores. Este es el caso de departamentos como
Nariño, Chocó y Sucre. Allí, se esperaría que este tipo de actividades
repercutieran positivamente en la calidad de vida de sus habitantes, pero lo
que se constata es una situación adversa y desfavorable.
Por ejemplo, en cuanto a
la calidad de la alimentación de los colombianos, los indicadores regionales de
SAN (como deficiencia de micronutrientes) son muy dicientes y se manifiestan de
una manera dramática, especialmente en la anemia por deficiencia de hierro que
padecen los niños y niñas menores de cinco años y cuyas cifras, con respecto al
total de la población, son muy altas comparadas con las de otros países de
Latinoamérica.
Se observa que cerca del
30% de este grupo poblacional tiene anemia en el país, pero la situación es más
crítica en territorios como Amazonas (44%), Magdalena (35%), Tolima (35%), Meta
(43%) y Nariño (40%), lo que evidencia una situación de emergencia nacional.
Como lo afirma Jean
Ziegler, vicepresidente del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de
Naciones Unidas, el libre comercio es bueno cuando se trata de economías “de un
mismo nivel de desarrollo”. De lo contrario, se convierte “en un serio peligro
para la SAN”, por la quiebra de los productores locales. La experiencia muestra
que, cuando hay un TLC entre países con economías asimétricas, el hambre crece
siempre en el país en desventaja, en este caso: Colombia.
Sobre esta temática se
hablará de forma amplia en el Congreso Internacional por el Derecho a la
Seguridad y a la Soberanía Alimentaria y Nutricional, que organizan el Obsán,
con el apoyo de Obusinga, FIAN y ATI, entre otras instituciones de la
Plataforma de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo.
El evento se desarrollará
desde el próximo lunes 22 de octubre hasta el miércoles 24, en el Auditorio Virginia
Gutiérrez de Pineda del Edificio de Posgrados de Ciencias Humanas.
Entre los invitados
internacionales se destacan José Bengoa Cabello, de Chile, quien hablará sobre
Gobernanza en Seguridad Alimentaria y Nutricional; Philip Oxhorn, de la
Universidad McGill de Canadá, con el tema Participación política y derecho a la
alimentación; y Ana María Suárez, representante de FIAN International, con el
tema Exigibilidad e Incidencia.
Mayores informes: PBX
(571) 316 50 00, exts. 15139 y 15111; página web: www.amiando.com.
Fuente: Universia