Latinoamérica está bien posicionada para
beneficiarse de los precios elevados y de una mayor producción de alimentos
Los gobiernos deben fortalecer sus redes de
protección social para evitar que los precios de los productos básicos provoque
un aumento de la pobreza.
Según los expertos, la región debería
invertir más en la protección los colectivos más vulnerables.
Washington, EU,
13 de septiembre del 2012.- Las recientes crisis en
los precios de los alimentos que golpearon a miles de familias del mundo en
desarrollo han vuelto a poner de relieve la necesidad apremiante -por parte de
los gobiernos- de fortalecer sus redes de protección social y evitar así que el
alza en los precios de los productos básicos provoque un aumento de los niveles
de pobreza.
En este escenario, América Latina es una de
las regiones del mundo que ha aguantado más estoicamente los vaivenes de los
precios de los alimentos, gracias al fortalecimiento de sus políticas públicas
y a los mecanismos de respuesta ante las crisis. Esto, unido al fuerte
crecimiento de la región durante la última década, ha evitado que colectivos
vulnerables cayeran en el umbral de la pobreza. De todas formas, según señalan
los expertos, la región debería invertir más en la protección de dichos
colectivos vulnerables.
“Desde 2005, el mundo se enfrenta a un
aumento dramático del precio de muchos productos agropecuarios básicos — la
variabilidad en el precio internacional de los cereales se duplicó respecto a
los precios anteriores a 2005”, explica en su blog Willem Janssen, especialista
en agricultura del Banco Mundial.
Según el estudio del Banco Mundial El alto
precio de los alimentos: Respuestas de América Latina y el Caribe ante una
nueva normalidad, la región “está bien posicionada para beneficiarse de los
precios elevados y de una mayor producción de alimentos”. Esta espiral en el
precio de los alimentos llegó para quedarse – plantea el estudio – indicando
que los precios internacionales de los alimentos subieron más de 43 por ciento
desde junio de 2010, encendiendo la alarma en torno a una repetición de la
crisis alimentaria de 2008.
La situación mundial en 2011 fue crítica.
Los precios de los alimentos aumentaron un 10% en julio respecto del mes
anterior y el maíz y la soja registraron niveles históricos debido a un verano
seco y a las altas temperaturas en EE. UU. y Europa oriental. Entre junio y
julio, los valores del maíz y del trigo se incrementaron en 25% cada uno, los
frijoles de soja en 17% y solo el arroz se redujo en 4%. En general, el Índice
de precios de los alimentos del Banco, que registra los valores de los productos
alimenticios básicos en el mercado internacional, fue un 6% más alto que en
julio de 2011 y un 1% superior al punto máximo alcanzado en febrero de ese
mismo año.
Porqué aumentan los precios de los
alimentos?
Tal y como explica desde su blog Jordan
Schwartz, economista en jefe del Banco Mundial para la unidad de Desarrollo
Sostenible para América Latina y el Caribe, el alza es resultado de varios
factores: “la especulación de los mercados de los productos básicos, la
explosiva demanda de cereales para forraje desde Asia y al uso de la tierra
para cultivos de biocombustibles en vez de cultivos comestibles", entre
otros factores.
Existe cada vez más consenso respecto de
que los precios de los alimentos han aumentado debido a cambios fundamentales
en la oferta y la demanda mundiales. La inflación en los precios de los
alimentos está motivada por diversas fuerzas: altos precios de la energía,
aumento del ingreso, cambio climático y mayor producción de biocombustibles. El
ingreso y el consumo per cápita están aumentando en los países en desarrollo y,
por este motivo, también se incrementa la demanda. Las políticas en torno a los
biocombustibles que se adoptan en los países desarrollados son otro factor
crucial que explica el aumento de la demanda.
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Desde 2005, el mundo se enfrenta a un
aumento dramático del precio de muchos productos agropecuarios básicos Close
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Willem Janssen
Especialista en agricultura del Banco
Mundial
La oferta de alimentos tampoco ha aumentado
lo suficiente en momentos en que las reservas de cereales están mermando, al
tiempo que disminuye la disponibilidad de tierra y agua para la producción de
alimentos. Los cambios en la oferta y la demanda de alimentos han traído
consigo efectos predecibles en materia de precios y se han visto complicados
aún más por el alza en el costo de los recursos no renovables. Por todo lo
anterior, la combinación de factores que impulsa los precios de los alimentos
al alza, ha generado un creciente consenso de que esta inflación es un fenómeno
más bien estructural que cíclico.
El elevado nivel de precios de la
actualidad tiene pocos precedentes. Sólo a comienzos de los años setenta se
registró un alza aún más aguda en los precios reales de los cereales, como el
trigo y el maíz. La inflación en el precio de los alimentos suele venir
acompañada del aumento en los precios de la energía y la merma de la liquidez
en el mercado de los cereales, que es la situación que tenemos hoy. Las
reservas de cereales están en su nivel más bajo de los últimos 30 años, luego
de las magras cosechas de trigo de una serie de grandes productores.
Mientras que la región en su conjunto es un
exportador neto de alimentos, la inflación en el precio de los alimentos de
todos modos perjudica los ingresos, nutrición y salud de los consumidores
pobres. Incluso en países con sistemas agrícolas fuertes, la mayoría de las
personas compran sus alimentos y resultan afectadas negativamente por el alza
sostenida en su precio. Los más afectados son los pobres, debido a que gastan
una mayor proporción de sus ingresos en alimentos. Por lo tanto, la carestía de
los alimentos reduce el ingreso real de los más vulnerables, situación que trae
graves consecuencias en materia de nutrición y salud. Además, el aumento en el
precio de los alimentos y las diferencias en los patrones comerciales pueden
conjugarse para generar consecuencias negativas incluso para los países
exportadores de alimentos.
Problemas logísticos aumentan el costo de
los alimentos
En muchos países de América Latina y el
Caribe, los costos logísticos y de transporte inciden más que los aranceles en
el precio del intercambio comercial. El Banco Mundial calcula que los costos
logísticos representan entre el 16% y el 26% del PIB, y entre el 18% y el 32%
del valor de los productos, en comparación con alrededor del 9% del PIB y del
valor de los productos en los países de la Organización de Cooperación y
Desarrollo Económicos (OCDE). En el caso de productos procesados que provienen
de América Central, la carga logística interna incrementa el costo de los
productos alimentarios unitarios de mayor valor en 8% y 15% adicionales.
A partir del año 2000, los acuerdos
bilaterales y regionales de libre comercio redujeron los aranceles en todo el
mundo. Sin embargo, las tarifas del flete marítimo han crecido más del doble.
Para productos de gran volumen y valor relativamente bajo, como los cereales y
los aceites comestibles, los costos de flete nacional y marítimo pueden
aumentar el precio final al consumidor hasta un 30% ó 50%.
Proyecciones mundiales
Según la Alerta sobre precios de los
alimentos, las condiciones climáticas son una causa importante de las bruscas
alzas internacionales registradas en julio. La sequía que afectó a Estados
Unidos –mayor exportador mundial de maíz y frijol de soya- provocó daños
masivos en los cultivos de verano de estos productos. Al mismo tiempo, la
escasez de lluvias en la Federación de Rusia, Ucrania y Kazajstán contribuyó a
las pérdidas en las producciones proyectadas de trigo.
Los abruptos aumentos de los precios de los
alimentos alteraron negativamente las proyecciones favorables en este sentido
para el año.
Expertos del Banco Mundial no pronostican
actualmente una repetición de la crisis de 2008, sin embargo, factores
negativos –tales como, la aplicación de políticas para enfrentar el pánico por
parte de los países exportadores, un
severo fenómeno climático de El Niño, malas cosechas en el hemisferio sur o fuertes aumentos en los precios de la
energía-, podrían provocar alzas en los precios de los cereales más significativas
aún como las registradas hace cuatro años.
Fuente: Banco Mundial