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lunes, 15 de octubre de 2012

Acciones de bancos centrales, riesgo para países emergentes



Tokio, Japón, 15 de octubre del 2012.- La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, dijo este domingo en Tokio que las medidas anticrisis tomadas por los bancos centrales de los países ricos corren el riesgo de desestabilizar a los emergentes, creando "desequilibrios" y "burbujas" financieras.

"Las políticas monetarias cómodas (en los países desarrollados) pueden provocar grandes flujos de capitales volátiles hacia las economías emergentes", declaró Lagarde al cierre de la asamblea anual del FMI y del Banco Mundial en Tokio.

Según ella, esta tendencia se ve "claramente acentuada" por las elevadas tasas de interés vigentes en las principales potencias emergentes, sinónimo, según ella, de rendimientos altos para los inversores.
La conjugación de estos factores "podría restringir la capacidad de esas economías de absorber los posibles grandes flujos de capital, y conducir a un 'recalentamiento', a la formación de burbujas financieras y al nacimiento de desequilibrios financieros", explicó.
En respuesta a la ralentización de la actividad económica, los bancos centrales de Estados Unidos (Reserva Federal), la Eurozona (BCE) y Japón han relajado en los últimos años sus políticas monetarias, inyectando liquidez de forma masiva y reduciendo a niveles próximos a cero sus tasas directrices de interés.
Algunos países emergentes, empezando por Brasil, consideran que esas iniciativas desestabilizan su economía, ya que alimentan flujos especulativos y revalorizan artificialmente su moneda, lo que a su vez perjudica las exportaciones.
El ministro brasileño de Finanzas, Guido Mantega, aun reconociendo que en la asamblea anual del FMI y el BM no hubo "mucha receptividad" a su discurso, fue explícito esta semana, al relanzar el debate sobre la "guerra de monedas".
Según él, los efectos colaterales del expansionismo monetario de las potencias industrializadas "serán tal vez peores que los resultados directos".
"Los países avanzados no pueden esperar librarse de la crisis en detrimento de los países emergentes", declaró Mantega el sábado en la capital japonesa, asegurando que Brasil tomará "todas las medidas necesarias" para protegerse de la llegada de flujos masivos de capital.
En el discurso pronunciado este domingo, Lagarde hizo un ejercicio de equilibrismo diplomático, intentando mostrarse comprensiva con los bancos centrales de los países desarrollados, que según ell,a tomaron medidas "legítimas" y "necesarias", y los emergentes. "Hemos visto que los grandes bancos centrales tomaron una serie de iniciativas firmes, que el FMI estima mucho y considera como factores de estabilidad", dijo. Sin embargo, "hay consideraciones divergentes dentro de los países y entre ellos sobre algunos asuntos importantes, como la gestión de los flujos de capitales".
"Puede que los desacuerdos sean inevitables, pero no debemos olvidar que todos tenemos una responsabilidad en la estabilidad financiera mundial", añadió Lagarde. Así, "dado el efecto recíproco de las decisiones de política monetaria, los bancos centrales necesitan reforzar su diálogo internacional y la cooperación", abogó.
En el centro de las críticas de los emergentes se encuentra la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que desde finales de 2008 inyectó más de 2,34 billones de dólares en el circuito financiero para mantener las tasas de interés lo más bajas posible a largo plazo e intentar así acelerar la recuperación económica.
Defendiendo su gestión, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, afirmó en Tokio que su política "contribuye no sólo a apuntalar la recuperación económica norteamericana, sino que también, al estimular el gasto y el crecimiento, a ayudar a la economía mundial".
Bernanke sostuvo también que "las relaciones de causa a efecto entre la política monetaria de los países con economías avanzadas y los flujos de capitales internacionales son más débiles de lo que a veces se dice".
Fuente: AFP

Los emergentes se impacientan ante falta de reformas del FMI
Tokio, Japón, 14 de octubre del 2012.- El descontento predominaba entre las economías emergentes como China y Brasil, que buscan mayor peso en el seno del Fondo Monetario Internacional, que este domingo cerró su asamblea anual junto a la del Banco Mundial en Tokio, dominada por la crisis europea.
Se esperaba que las conversaciones marcaran la transición hacia las reformas clave que darían a estos países mayor voz en el FMI, históricamente controlado por Estados Unidos y Europa.
Pero la aprobación de los cambios, que cambia la fórmula de votación del Fondo, está bloqueada por el Congreso estadounidense y se esperan pocos movimientos antes de las elecciones presidencial del mes que viene.
Los analistas han advertido de que los cambios son clave para reflejar el nuevo rostro de una economía mundial que depende de los emergentes para el crecimiento y algunos países han manifestado su pérdida de paciencia ante la lentitud de reforma del Fondo, de 188 miembros.
El ministro de Finanzas brasileño, Guido Mantega, señaló que estaba en juego la reputación y la relevancia del FMI, fundado hacia el final de la Segunda Guerra Mundial para ayudar a los países a reconstruir sus economías.
"La resistencia a la reforma mina los esfuerzos por convertir al FMI en una organización realmente multilateral y representativa", indicó en Tokio.
China, la segunda mayor economía mundial y potencialmente principal beneficiario de las reformas, lanzó también un mensaje a Washington.
"Para preservar la legitimidad y la eficiencia del FMI, llamamos a los Estados miembros a concluir las reformas de cuotas y de gobernanza de 2010 completando el proceso de aprobación doméstica", indicó Yi Gang, subgobernador del Banco Central de China, en un comunicado.
Las reformas, que deben ser aprobadas por los 113 países que representan el 85% de los derechos de voto del FMI, no pueden aplicarse sin el visto bueno de Estados Unidos, que suma cerca del 17% de los votos del Fondo.
El llamado Grupo de los 24, que incluye naciones de África y el sur de Asia, indicó que la redistribución "reflejará mejor el creciente papel (de los emergentes) en una economía global, a la vez que dará más voz y representación a los países pobres y pequeños, de pequeños y medianos ingresos".
Mientras tanto, los BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- han estado estudiando la viabilidad de un nuevo banco de desarrollo para ellos y otros países en vía de desarrollo.
El proyecto ha recibido el respaldo del economista de mayor rango del Banco Mundial, quien dijo que el gran crecimiento en la economía mundial dejaba espacio para tal institución.
"La idea no es un banco para los BRICS, sino que los BRICS tomen la iniciativa de un banco enfocado a los países emergentes", dijo Kaushik Basu, el economista en jefe del Banco Mundial. "Eso es algo que realmente complementa el espacio del Banco Mundial y del FMI (...) hay un campo para otro grupo de bancos que también pueden prestar mucho", añadió.
Con Europa en crisis y Estados Unidos que prevé una recuperación incierta, el FMI llamó a los emergentes a encontrar sus propios medios para protegerse de los choques derivados de las dificultades fiscales y económicas de las naciones ricas.
El ministro brasileño Mantega dijo que los BRICS seguían hacia adelante con su proyecto de un fondo de reserva autogestionado para "ayudar a evitar presiones de liquidez a corto plazo y proporcionar un apoyo mutuo".
Tales iniciativas retan la relevancia del FMI y apuntan a la necesidad de un cambio rápido, estiman los analistas.
"Estados Unidos necesita autorizar rápidamente las reformas del FMI", dijo Elizabeth Stuart, portavoz de la organización humanitario Oxfam. "Este proceso lleva demasiado tiempo retrasándose y las economías emergentes necesitan su legítimo lugar en la mesa".
Fuente: AFP
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