Tokio, Japón,
15 de octubre del 2012.- La directora gerente del
Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, dijo este domingo en Tokio
que las medidas anticrisis tomadas por los bancos centrales de los países ricos
corren el riesgo de desestabilizar a los emergentes, creando
"desequilibrios" y "burbujas" financieras.
"Las políticas monetarias cómodas (en
los países desarrollados) pueden provocar grandes flujos de capitales volátiles
hacia las economías emergentes", declaró Lagarde al cierre de la asamblea
anual del FMI y del Banco Mundial en Tokio.
Según ella, esta tendencia se ve
"claramente acentuada" por las elevadas tasas de interés vigentes en
las principales potencias emergentes, sinónimo, según ella, de rendimientos
altos para los inversores.
La conjugación de estos factores
"podría restringir la capacidad de esas economías de absorber los posibles
grandes flujos de capital, y conducir a un 'recalentamiento', a la formación de
burbujas financieras y al nacimiento de desequilibrios financieros",
explicó.
En respuesta a la ralentización de la
actividad económica, los bancos centrales de Estados Unidos (Reserva Federal),
la Eurozona (BCE) y Japón han relajado en los últimos años sus políticas
monetarias, inyectando liquidez de forma masiva y reduciendo a niveles próximos
a cero sus tasas directrices de interés.
Algunos países emergentes, empezando por
Brasil, consideran que esas iniciativas desestabilizan su economía, ya que
alimentan flujos especulativos y revalorizan artificialmente su moneda, lo que
a su vez perjudica las exportaciones.
El ministro brasileño de Finanzas, Guido
Mantega, aun reconociendo que en la asamblea anual del FMI y el BM no hubo
"mucha receptividad" a su discurso, fue explícito esta semana, al
relanzar el debate sobre la "guerra de monedas".
Según él, los efectos colaterales del
expansionismo monetario de las potencias industrializadas "serán tal vez
peores que los resultados directos".
"Los países avanzados no pueden
esperar librarse de la crisis en detrimento de los países emergentes",
declaró Mantega el sábado en la capital japonesa, asegurando que Brasil tomará
"todas las medidas necesarias" para protegerse de la llegada de flujos
masivos de capital.
En el discurso pronunciado este domingo,
Lagarde hizo un ejercicio de equilibrismo diplomático, intentando mostrarse
comprensiva con los bancos centrales de los países desarrollados, que según
ell,a tomaron medidas "legítimas" y "necesarias", y los
emergentes. "Hemos visto que los grandes bancos centrales tomaron una
serie de iniciativas firmes, que el FMI estima mucho y considera como factores
de estabilidad", dijo. Sin embargo, "hay consideraciones divergentes
dentro de los países y entre ellos sobre algunos asuntos importantes, como la
gestión de los flujos de capitales".
"Puede que los desacuerdos sean
inevitables, pero no debemos olvidar que todos tenemos una responsabilidad en
la estabilidad financiera mundial", añadió Lagarde. Así, "dado el efecto
recíproco de las decisiones de política monetaria, los bancos centrales
necesitan reforzar su diálogo internacional y la cooperación", abogó.
En el centro de las críticas de los
emergentes se encuentra la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que desde
finales de 2008 inyectó más de 2,34 billones de dólares en el circuito
financiero para mantener las tasas de interés lo más bajas posible a largo
plazo e intentar así acelerar la recuperación económica.
Defendiendo su gestión, el presidente de la
Fed, Ben Bernanke, afirmó en Tokio que su política "contribuye no sólo a
apuntalar la recuperación económica norteamericana, sino que también, al
estimular el gasto y el crecimiento, a ayudar a la economía mundial".
Bernanke sostuvo también que "las
relaciones de causa a efecto entre la política monetaria de los países con
economías avanzadas y los flujos de capitales internacionales son más débiles
de lo que a veces se dice".
Fuente: AFP
Los emergentes
se impacientan ante falta de reformas del FMI
Tokio, Japón,
14 de octubre del 2012.- El descontento predominaba
entre las economías emergentes como China y Brasil, que buscan mayor peso en el
seno del Fondo Monetario Internacional, que este domingo cerró su asamblea
anual junto a la del Banco Mundial en Tokio, dominada por la crisis europea.
Se esperaba que las conversaciones marcaran
la transición hacia las reformas clave que darían a estos países mayor voz en
el FMI, históricamente controlado por Estados Unidos y Europa.
Pero la aprobación de los cambios, que cambia
la fórmula de votación del Fondo, está bloqueada por el Congreso estadounidense
y se esperan pocos movimientos antes de las elecciones presidencial del mes que
viene.
Los analistas han advertido de que los
cambios son clave para reflejar el nuevo rostro de una economía mundial que
depende de los emergentes para el crecimiento y algunos países han manifestado
su pérdida de paciencia ante la lentitud de reforma del Fondo, de 188 miembros.
El ministro de Finanzas brasileño, Guido
Mantega, señaló que estaba en juego la reputación y la relevancia del FMI,
fundado hacia el final de la Segunda Guerra Mundial para ayudar a los países a
reconstruir sus economías.
"La resistencia a la reforma mina los
esfuerzos por convertir al FMI en una organización realmente multilateral y
representativa", indicó en Tokio.
China, la segunda mayor economía mundial y
potencialmente principal beneficiario de las reformas, lanzó también un mensaje
a Washington.
"Para preservar la legitimidad y la
eficiencia del FMI, llamamos a los Estados miembros a concluir las reformas de
cuotas y de gobernanza de 2010 completando el proceso de aprobación
doméstica", indicó Yi Gang, subgobernador del Banco Central de China, en
un comunicado.
Las reformas, que deben ser aprobadas por
los 113 países que representan el 85% de los derechos de voto del FMI, no
pueden aplicarse sin el visto bueno de Estados Unidos, que suma cerca del 17%
de los votos del Fondo.
El llamado Grupo de los 24, que incluye
naciones de África y el sur de Asia, indicó que la redistribución
"reflejará mejor el creciente papel (de los emergentes) en una economía
global, a la vez que dará más voz y representación a los países pobres y
pequeños, de pequeños y medianos ingresos".
Mientras tanto, los BRICS -Brasil, Rusia,
India, China y Sudáfrica- han estado estudiando la viabilidad de un nuevo banco
de desarrollo para ellos y otros países en vía de desarrollo.
El proyecto ha recibido el respaldo del
economista de mayor rango del Banco Mundial, quien dijo que el gran crecimiento
en la economía mundial dejaba espacio para tal institución.
"La idea no es un banco para los
BRICS, sino que los BRICS tomen la iniciativa de un banco enfocado a los países
emergentes", dijo Kaushik Basu, el economista en jefe del Banco Mundial.
"Eso es algo que realmente complementa el espacio del Banco Mundial y del
FMI (...) hay un campo para otro grupo de bancos que también pueden prestar
mucho", añadió.
Con Europa en crisis y Estados Unidos que
prevé una recuperación incierta, el FMI llamó a los emergentes a encontrar sus
propios medios para protegerse de los choques derivados de las dificultades
fiscales y económicas de las naciones ricas.
El ministro brasileño Mantega dijo que los
BRICS seguían hacia adelante con su proyecto de un fondo de reserva autogestionado
para "ayudar a evitar presiones de liquidez a corto plazo y proporcionar
un apoyo mutuo".
Tales iniciativas retan la relevancia del
FMI y apuntan a la necesidad de un cambio rápido, estiman los analistas.
"Estados Unidos necesita autorizar
rápidamente las reformas del FMI", dijo Elizabeth Stuart, portavoz de la
organización humanitario Oxfam. "Este proceso lleva demasiado tiempo
retrasándose y las economías emergentes necesitan su legítimo lugar en la
mesa".
Fuente: AFP