México, DF, 25 de septiembre del 2102.-
En lo que se avizora como la primera gran batalla política del presidente
electo Enrique Peña Nieto, los partidos políticos en México se mostraron el
martes divididos sobre una propuesta que reformaría las disfuncionales leyes
laborales que datan de la década de 1970, relajaría las reglas de contratación
y fomentaría la democracia sindical.
Los
defensores dicen que la reforma —que permitiría trabajar a tiempo parcial, la
paga por hora y la subcontratación— ayudará a México a crear el millón de
puestos de trabajo nuevos que necesita cada año para los jóvenes y los
migrantes que regresan de Estados Unidos. La propuesta reduciría los beneficios
por antigüedad en un empleo y dejaría intacta la semana laboral de cinco días y
medio en el país.
Pero
los oponentes a la propuesta dicen que el Partido Revolucionario Institucional
(PRI), al que pertenece Peña Nieto, ha quitado de la iniciativa los requisitos
específicos de que los sindicatos sometan sus finanzas a auditorías externas y
realicen elecciones internas con voto secreto. Esos puntos estaban incluidos en
la propuesta original, presentada a comienzos de este mes por el presidente
Felipe Calderón.
Peña
Nieto, que asume el cargo el 1 de diciembre, apoya la reforma laboral, pero el
PRI, que tiene el mayor número de escaños en el Congreso, tiene el apoyo de
algunos de los sindicatos más anticuados y autocráticos del país, lo que lleva
a especulaciones de que la vieja guardia ha presionado al partido para retirar
de la iniciativa lo que, a juicio de los críticos, constituye su única parte
progresista.
Ello
podría debilitar las afirmaciones de Peña Nieto de que el PRI ha dejado atrás
la reputación de organización corrupta y represora que adquirió durante 71 años
ininterrumpidos en el poder, de 1929 a 2000.
"Están
dejando fuera los puntos que decían que eran los más benéficos en términos de
democracia y transparencia, porque es claro que habrá un acuerdo PRI-PAN para
darle adelante a los temas que les interesan en materia de flexibilización
laboral", dijo Manuel Oropeza, líder del Partido de la Revolución
Democrática (PRD) en la Ciudad de México.
Los
dirigentes del PRD, de izquierda, han prometido oponerse a la propuesta de ley,
en las calles si es necesario. Incluso el Partido Acción Nacional (PAN), de
derecha y pro empresarial al que pertenece Calderón, estaba descontento por la
relajación de las medidas sobre democracia sindical en la iniciativa.
Los
sindicatos en México son tan antidemocráticos que cuando una empresa abre una
nueva planta suele elegir a una organización gremial dócil para la nueva
instalación. Los primeros trabajadores entrarán con un contrato ya firmado a
sus espaldas. Muchos trabajadores desconocen siquiera el nombre del sindicato
que supuestamente los representa, pero deben pagarle cuotas.
Un
diputado del PRI, Héctor Gutiérrez, dijo que los apartados sobre democracia
debieron modificarse porque las provisiones en la propuesta original de
Calderón violaban artículos constitucionales que protegen a los sindicatos
contra las interferencias externas.
"No
(fue) por cuestión de capricho", dijo Gutiérrez.
Los
opositores a la reforma destacan que los bajos salarios que paga México en
varias ramas ya hacen su fuerza de trabajo más atractiva que la de países con
ingresos cada vez mayores, como China, y que lo último que necesitan los
trabajadores mexicanos es una reforma que recorte los magros beneficios y
seguridad laboral que tienen ahora.
"Para
nosotros es necesaria una reforma que permita incrementar la productividad en
el trabajo, sí, pero no a costa de los derechos de los trabajadores, ni
presentes ni futuros", afirmó Jesús Zambrano, líder nacional del PRD.
La
diputada Luisa María Alcalde Luján, del pequeño partido de izquierda Movimiento
Ciudadano , advirtió que las nuevas reglas no generarán empleos nuevos ni
estables, sino más bien "
chambitas
de pocos meses con cero prestaciones y poco salario".
El
problema requiere atención urgente: es probable que la tasa de desempleo del
país, de 5,4%, sea una subestimación enorme, dada la ausencia de un seguro de
desempleo y el hecho de que los trabajadores desocupados rápidamente buscan
ingresos en el vasto ejército no registrado de vendedores ambulantes y
jornaleros. Las autoridades han admitido además que el desempleo es una de las
razones por las que tantos jóvenes se sienten atraídos a los violentos cárteles
de la droga.
Bajo
las leyes laborales de México, vigentes desde la década de 1970, los
trabajadores ganan muy poco —hasta 60 pesos (5 dólares) por día_, pero aun así
deben pagarle cuotas a sindicatos pro empresariales "de papel" que
nunca ven. Alrededor de una quinta parte de los trabajadores asalariados en
México están sindicalizados.
Los
jefes, mientras tanto, se quejan de que están obligados a otorgar paquetes
costosos de despido y prestaciones, y someterse a reglas estrictas de trabajo y
antigüedad, lo que les dificulta crear nuevos puestos.
A
ello se suma un largo y arcano proceso de resolución de disputas que puede
almacenar casos de pagos atrasados o por despido hasta por una década.
Algunos
expertos dicen que relajar las reglas de trabajo y antigüedad para que los
empleados puedan realizar tareas diferentes y ser ascendidos con base ??en su
capacidad redundaría en más productividad.
En
agosto, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE), José Angel Gurría, dijo que la reforma laboral,
así como la reforma fiscal y otros cambios, podrían impulsar el crecimiento del
PIB de México en 1 punto porcentual por año.
Jaime
Moreno, de 42 años, realiza labores secretariales en una escuela de
bachillerato en la capital, y es integrante del Sindicato de Trabajadores de la
Universidad Nacional Autónoma de México. La semana pasada, participó en una
protesta contra la reforma, al considerar que ésta representa "una transformación
de la relación laboral, patrón-trabajador", en que las agencias de
colocaciones contratarían empleados por unos meses, sin las prestaciones de
salud, pensiones y vivienda que la mayoría recibe actualmente.
Pero
los grupos empresariales señalan que la reforma es necesaria.
"Un
mercado laboral flexible, que dé certidumbre jurídica a empleados y
empleadores, es indispensable si queremos que nuestra economía crezca",
dijo Alberto Espinosa, líder de la Confederación Patronal de la República
Mexicana (Coparmex).
Calderón
consideró que la nueva ley, al contemplar el trabajo a prueba y a medio tiempo,
así como la capacitación, generaría empleos particularmente para quienes tienen
actualmente los mayores problemas para ingresar al mercado laboral: las mujeres
y los jóvenes.
Pero
los críticos señalan que la ola actual de violencia del narcotráfico,
extorsiones y robos de camiones de carga inciden más que las reglas laborales
para limitar las inversiones en el país.
Los
empresarios no dejan de contratar gente en México porque les sea costoso,
después de todo, los trabajadores en el país "cobran mucho menos" que
en otros, dijo Arturo Alcalde, abogado en materia laboral.
Fuente:
AP