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lunes, 24 de septiembre de 2012

México, el nuevo rival de China



El país vive un auge en la fabricación de bienes de exportación y roba terreno al gigante asiático; grandes multinacionales como Siemens y Chrysler invierten en el sector manufacturero mexicano.
Financial Times — En la fábrica de equipo de alto voltaje de Siemens a casi dos horas en auto desde la Ciudad de México, los trabajadores se desplazan sobre un piso pulido, ensamblando y probando piezas de disyuntores para su uso en subestaciones eléctricas.

Hasta hace unos meses, las 160 partes de estos enormes dispositivos, con polos salientes que les dan la apariencia de un objeto de utilería para un taller de Frankensteins, eran ensambladas en India o China.
Pero hoy, el ensamblaje se lleva a cabo en México. Para marzo del próximo año, la mayoría de las 160 piezas, que en la actualidad provienen de Alemania y Asia, serán producidas allí también. La compañía también ha elegido a México como la sede de un nuevo proyecto de supresores de sobretensión en lugar de invertir para aumentar la producción en China.
"Nos estamos moviendo hacia los centros locales", explica Claude Steffen Raab, gerente general de la división de alto voltaje de la compañía alemana en México. "La idea es responder más rápidamente a cada uno de nuestros mercados".
El cambio en la producción de Siemens es parte de una poco publicitada revolución de la fabricación  en México que está teniendo lugar en una amplia gama de industrias desde automóviles y aeronaves hasta refrigeradores y computadoras. Por primera vez en una década, la segunda mayor economía de América Latina se ha convertido en un creíble competidor de China.
Durante el primer semestre de este año, México representó el 14.2% de las importaciones de productos manufacturados en Estados Unidos, el importador más grande del mundo. En 2005, la participación de México era de sólo 11%. Sorprendentemente, China, que obtuvo enormes trozos del mercado de importaciones de Estados Unidos durante hace muchos años, ha comenzado a perder terreno. De un máximo de 29.3% del total registrado a finales de 2009, ha caído ahora a 26.4%.
Mientras gana una mayor tajada del mercado de Estados Unidos, México ha diversificado sus clientes. Hace una década, aproximadamente el 90% de las exportaciones del país eran dirigidas a Estados Unidos. El año pasado, esa cifra se redujo a menos del 80%. Al parecer, súbitamente México se ha convertido en el centro de fabricación preferido de empresas multinacionales que buscan suplir al continente americano y más allá. Actualmente, México exporta más productos manufacturados que el resto de América Latina en conjunto.
El resultado de este cambio a menudo puede parecer contrario a la lógica. Chrysler, por ejemplo, está utilizando a México como base para fabricar algunos de sus 500s de Fiat para el mercado chino. El año pasado, durante la inauguración de la inversión por 500 millones de dólares de la compañía estadounidense en México, Felipe Calderón, el presidente del país, dijo a la nación: "Creo que es la primera vez que un vehículo mexicano, por lo menos en los últimos tiempos, va a ser exportado a  China... pensamos que siempre iba a ser al revés".
Sin embargo, la automotriz estadounidense no está sola. Audi, el fabricante de automóviles alemán, está decidiendo si quiere utilizar una fábrica en México para fabricar los kits para autos Q5 que son ensamblados en China para abastecer su mercado interno.
La recién descubierta competitividad de México se ha vuelto tan clara que Marco Oviedo, de Barclays concluye: "Después de rezagarse frente a las exportaciones manufactureras chinas durante una década, México tomó la iniciativa después de 2008-2009. Creemos que este cambio probablemente será estructural y persistente".
Si nos remontamos al principio de este siglo, nada de esto parecía posible. En aquel entonces, mientras China irrumpía en la escena mundial tras su adhesión a la Organización Mundial del Comercio (OMS) en 2001, México parecía estar en serios problemas.
Para la mayoría del resto de América Latina, China era un voraz consumidor de materias primas agrícolas y minerales. En contraste, México veía a China como un competidor imparable que producía exactamente el mismo tipo de productos manufacturados baratos a una pequeña fracción del costo.
Dentro de ese contexto, no es de extrañar que México fuera el último miembro de la OMC en votar por la adhesión de China; un voto que otorgó solamente después de una negociación larga y amarga.
Sin embargo, varios cambios importantes que han tenido lugar desde entonces han mejorado las ventajas comparativas de México, dándole un papel nuevo y dinámico como fabricante global. El primero es que México ha adoptado la apertura comercial como pocos países del mundo.
Sus acuerdos de libre comercio con 44 países -más del doble que China y cuatro veces más que Brasil- le han dado a las compañías con sede en México la capacidad de obtener partes e insumos de una amplia gama de países, a menudo sin pagar aranceles.
En parte como resultado de ello, la suma de las importaciones y exportaciones de México como porcentaje de su producto interno bruto, un fuerte indicador de apertura, se elevó a 58.6% en 2010. En el caso de China, fue del 47.9%, y sólo 18.5% en el caso de Brasil. HSBC en la Ciudad de México estimó recientemente que la cifra para México podría aumentar hasta 69% este año.
También hay una mayor confianza inspirada por los acuerdos, en particular por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés) de1994, que liga a México con Estados Unidos y Canadá. "El TLCAN crea un estado de derecho, que no es percibido como un concepto particularmente mexicano... te obliga a hacer lo que es correcto, y a hacerlo para siempre", dice Luis de la Calle, economista y experto en comercio que ayudó a negociar el TLCAN para México.
Para probar el punto, De la Calle ideó un índice poco ortodoxo basado en cuántas letras alfabéticas de un determinado país aparecen en el reporte anual de barreras a las exportaciones e inversiones estadounidenses del Representante Comercial de Estados Unidos dividido entre las exportaciones estadounidenses a ese mismo país. El año pasado, de entre una lista de 22 países, México venció a Canadá para obtener el primer puesto de los países con mejor comportamiento. Pakistán fue el peor infractor y China fue el décimo peor.
Por supuesto, México no está exento de problemas. Si bien el país está avanzando en sus esfuerzos por diversificarse, todavía depende mucho de los altibajos en Estados Unidos.
Pero quizás la preocupación más alarmante de los inversores extranjeros y de la población en general es el deterioro de la seguridad.
La tasa de homicidios casi se ha triplicado a cerca de 22 por cada 100,000 habitantes, desde poco más de ocho cuando Calderón declaró una ofensiva frontal contra los cárteles de la droga del país a finales de 2006. La guerra, que ha cobrado al menos 55,000 vidas en los últimos seis años, ha dominado los titulares acerca de México en reportes de prensa que relatan un flujo aparentemente interminable de historias de horror que implican decapitaciones, secuestros y masacres.
Este año, este problema también impulsó al Departamento de Estado de Estados Unidos a emitir una advertencia de viaje recomendando a los ciudadanos estadounidenses que pospusieran sus "viajes no esenciales" a muchas áreas de México, y advirtiendo que casi la mitad de los 31 estados del país son tan peligrosos que los viajeros deben evitarlos si les es posible.
Hasta ahora, la violencia ha tenido poco impacto en las multinacionales, que generalmente operan en seguros parques industriales alrededor del país. Sin embargo, no hay garantías de que el crimen organizado no empiece a tratar de extorsionar a las grandes empresas extranjeras en el futuro; del mismo modo en que lo han venido haciendo con las pequeñas empresas nacionales.
Hasta que eso ocurra, las empresas extranjeras seguirán favoreciendo a México; en parte porque China no ha resultado ser el nirvana de la manufactura que alguna vez pareció ser. Aunque los ejecutivos se han quejado durante mucho tiempo de la excesiva burocracia y la amenaza a la propiedad intelectual allí, estaban dispuestos a equilibrar los riesgos ante la barata mano de obra y transporte.
Pero el aumento de los salarios y de los precios de los combustibles han hecho cada vez más caro exportar desde China al mercado estadounidense. Todo lo cual beneficia a México. En 2009, México superó a Corea del Sur y a China para convertirse en el primer productor mundial de televisores de pantalla plana. Entre más voluminoso sea el producto, tiene más sentido importarlo desde México. Según el Global Trade Atlas, el país también es el principal fabricante de refrigeradores de dos puertas.
Gracias a una frontera de 3,200 kilómetros con Estados Unidos, y extensos vínculos carreteros y ferrocarrileros, no sólo es barato sino rápido y fácil enviar mercancías hacia el norte. Los envíos de China a Estados Unidos suelen tardar entre 20 días y dos meses. Desde México, toman una semana como máximo y usualmente sólo dos días.
Para muchas industrias que operan en el entorno actual creciente en costos, lo 'Hecho en México' se está convirtiendo en una seria consideración en sus intentos por acortar las cadenas de suministro, lo que potencialmente les permitiría reducir los costos porque los tiempos más rápidos de entrega significan que pueden reducir al mínimo la cantidad de dinero invertido en los inventarios. Como Bruno Ferrari, el ministro de Economía de México, dijo al Financial Times hace poco: "La cercanía que México ofrece a la industria permite a las empresas reducir sus costos de financiamiento".
El aumento de los costos laborales en China ha ofrecido a México una oportunidad adicional. Según HSBC, los salarios mexicanos eran 391% superiores a los de China hace una década. Hoy en día, son sólo 29% más altos. Los expertos predicen que los salarios chinos incluso superarán a los de México en cinco años.
De la Calle argumenta que los factores demográficos están detrás de esto, mientras que China está experimentando una contracción en su población en edad laboral.
Por el contrario, de los más de los 112 millones de habitantes mexicanos, la mitad tiene menos de 29 años, así que habrá una abundancia de mano de obra barata por lo menos hasta 2028. "En este momento, tienes que mirar a México y concluir que tiene las mejores características demográficas en el mundo", dice De la Calle.
Al mismo tiempo, la abundante población trabajadora de México se está volviendo cada vez más especializada. Según la Unesco, el número de ingenieros, arquitectos y otros en disciplinas relacionadas con la fabricación graduados de universidades mexicanas ha aumentado de casi 0.4 por cada 1,000 habitantes en 1999 a más de 0.8 en la actualidad. Para establecer eso en un contexto regional, la cifra para Estados Unidos en el mismo período se ha mantenido prácticamente plana en 0.6 por cada 1,000.
Los trabajadores calificados están proporcionando un entorno cada vez más atractivo para las empresas de alta tecnología -en los últimos años, México se ha convertido en líder mundial en la producción de computadoras y teléfonos móviles- , así como para las empresas automotrices, casi todas los cuales están empleando ingenieros mexicanos para diseñar partes.
Nada de esto significa que México vaya a reemplazar a China como la primera opción del mundo para la manufactura. Con una participación de una cuarta de las importaciones totales de Estados Unidos, el coloso asiático supera a México en términos de volumen.
También cuenta con cadenas de suministro más profundas que México. En Ciudad Juárez, un centro de manufactura importante en la frontera de Texas con Querétaro, en el centro de México, las empresas internacionales afirman que tienen problemas para encontrar proveedores locales de piezas y empaques.
Siemens, por su parte, indica que ha estado tratando de ubicar su fundición de aluminio sellado en México, pero sigue utilizando principalmente a proveedores con sede en Europa, debido a la dificultad para encontrar socios locales.
Pero, desde lo que parecía un futuro oscuro hace poco más de una década, México ha avanzado hacia una posición que, por ahora, ha hecho que los próximos años luzcan muy brillantes.
Como De la Calle dice: "Las cosas están bien y se va a poner aún mejor".
Aeroespacial: El rápido ascenso de un sector exportador de alta tecnología
En lo que alguna vez fue una solitaria franja de matorrales en el aeropuerto de Querétaro, México está presenciando el nacimiento de una industria aeroespacial multimillonaria que apenas existía hace una década.
Bombardier, el grupo aeroespacial canadiense, ahora tiene cuatro plantas en el estado en el centro de México. Gracias a una inversión de más de 450 millones de dólares desde 2005, está produciendo fuselajes para su aeronave Global Express, así como componentes y estructuras compuestas para su Learjet 85. Eventualmente, dicen los ejecutivos, la idea es construir un avión completo en México.
El crecimiento del sector es sorprendente. De acuerdo con la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA), las exportaciones del año pasado ascendieron a 4,300 millones de dólares, 26% más que en 2010. En la actualidad hay más de 260 empresas aeroespaciales nacionales e internacionales en el país, con una inversión de más de 17,000 millones de dólares, en comparación con prácticamente cero hace una década.
"Se ha convertido en un sector estratégico en el paisaje industrial de México", dice Carlos Bello, director general de FEMIA. Bello, cuya federación fue fundada en 2007, dice que el objetivo es aumentar las exportaciones a 12,000 millones de dólares en 2020, y superar a Brasil para convertirse en el centro aeroespacial más importante de Latinoamérica.
Al igual que muchas de las industrias de manufactura orientadas a la exportación del país, el sector aeroespacial aprovecha el hecho de que México es vecino de la mayor economía del mundo, y tiene un acuerdo de libre comercio con Canadá y Estados Unidos en la forma del TLCAN.
También está en la misma zona horaria. "La gente subestima lo importante que eso es", dice Bello. "Desde un punto de vista logístico, hace las cosas mucho más fáciles".
Pero FEMIA, junto con los gobiernos estatales de México, también ha trabajado para asegurar que una fuerza laboral adecuada esté disponible. En Querétaro y los norteños estados fronterizos de Baja California, Sonora, Chihuahua y Nuevo León, donde los principales centros aeroespaciales se han formado, los gobiernos locales han construido puentes entre la industria y las instituciones académicas para adaptar la educación y la formación especializada a las necesidades de las empresas. Miles de los 32,000 empleados de la industria han cursado diplomados y licenciaturas para convertirse en operadores, técnicos e ingenieros aeroespaciales.
Bello dice: "Construimos un programa que se inició con la pregunta: '¿Qué fuerza de trabajo quieren para 2014, y cuánta gente necesitan?' Ha funcionado muy bien".
Fuente: CNN Expansión 21 de septiembre del 2012
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