Lisboa, Portugal, 23 de septiembre del 2012.- El Gobierno de Portugal ha acabado por ceder a la
presión de la calle. Tras dos semanas sometido a una intensa presión social ha
aceptado echar marcha atrás en su última propuesta de ajustes, dirigida a
aumentar la carga fiscal de los trabajadores y reducir la de las empresas.
En un comunicado
divulgado por la Jefatura del Estado, el Ejecutivo luso del primer ministro
Pedro Passos Coelho admite "estar disponible para, en el marco de la
concertación social, estudiar alternativas" a esta medida, fuertemente
criticada por patronal, sindicatos, oposición y grupos civiles.
Esta fue la principal
conclusión de la reunión del Consejo de Estado, órgano consultivo convocado
ayer por el jefe del Estado, Aníbal Cavaco Silva, y que acabó esta madrugada
tras ocho horas de deliberaciones.
Prueba de la contestación
social que había generado la propuesta del Gobierno fue la protesta celebrada
frente al Palacio lisboeta de Belem, donde tuvo lugar la reunión, y en la que
participaron miles de personas para pedir la suspensión de las últimas medidas
de austeridad anunciadas por el Ejecutivo.
"Cavaco, escucha, el
pueblo está en lucha" o "FMI fuera de aquí" fueron algunas de
las consignas más coreadas por los manifestantes. La protesta discurrió sin
apenas incidentes, aunque fueron detenidas cuatro personas acusadas de lanzar
petardos y una más por resistencia a la autoridad.
La propuesta del Gobierno
luso de subir en 2013 las contribuciones que pagan a la Seguridad Social los
trabajadores y bajar la que abonan las empresas por cada empleado fue anunciada
por el propio Passos Coelho el viernes 7 de septiembre, con el objetivo de
"crear empleo" y frenar así el continuo aumento del paro.
La medida, sin embargo,
fue contestada por la oposición, los sindicatos e incluso la patronal, por
considerar que podía hundir todavía más el ya de por sí debilitado consumo
interno. Este nuevo incremento de la carga fiscal a los trabajadores también
causó divergencias entre los dos partidos que conforman el Gobierno conserador,
los socialdemócratas del PSD y los democratacristianos del CDS-PP, que juntos
permiten a Passos Coelho gozar de mayoría absoluta.
Estas diferencias de
criterio entre ambos grupos parlamentarios quedaron finalmente resueltas, según
el comunicado hecho público este sábado tras la reunión del Consejo de Estado,
que da por "superadas las dificultades que podían afectar a la
solidez" de esta alianza y descarta así la posibilidad de una crisis
política.
El órgano consultivo, que
últimamente sólo ha sido convocado por el jefe del Estado en situaciones de
crisis, también incidió en la necesidad de "preservar la cohesión
nacional" en un momento en que Portugal se encuentra intervenido por las
instituciones internacionales.
El país vive bajo la asistencia
financiera de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional desde mayo de
2011, que acordaron prestarle 78.000 millones de euros a lo largo de tres años
para evitar la bancarrota, a cambio de un severo programa de ajustes y reformas
aplicado a rajatabla por el Gobierno conservador luso.
Los recortes, sin
embargo, no han evitado que Portugal afronte dificulades para cumplir con
algunos de los compromisos adquiridos con la troika, como el de la reducción
del déficit público, lo que obligará a la adopción de nuevas medidas de
austeridad.
Fuente:
http://www.publico.es/internacional/442770/lisboa-cede-a-la-presion-de-la-calle-y-se-replantea-los-recortes
Fuente: Público