CABA:
recuperemos nuestro comercio exterior, la ciudad es competitiva
La ciudad de
Buenos Aires debe recuperar su participación en el P.B.I. nacional que ha ido
perdiendo con el tiempo. Por Juan Recce.*
Buenos Aires,
Argentina, 16 de septiembre del 2012.- La
participación del comercio exterior de la Ciudad en las exportaciones
nacionales se contrae en términos relativos a un ritmo del 7,7% anual desde
2002 y a un ritmo del 9,4% anual desde 2007 hasta la fecha. En dos décadas la
participación de la Ciudad en la balanza
exportadora se redujo a una cuarta parte del total histórico.
Detrás de
la caída de la participación en la exportación, esta la caída de la actividad
manufacturera porteña. Los cordones de prosperidad del centro norte de la
ciudad no son afectados, pero en los barrios de menor poder adquisitivo que
viven de la producción real, se siente la caída del Producto Bruto Geográfico
porque viven de la economía real, es decir de la producción. Este es un problema serio del que los
porteños debemos ocuparnos rápidamente.
La Ciudad de Buenos Aires no ha logrado
revertir su rol histórico en el contrato federal y ese es uno de los problemas
más importantes para lo porteños. En CABA se administra gran parte de la
riqueza “material” del país y se genera muy poca, aunque un poco más de lo que
se exporta. La Ciudad está en condiciones de tener una participación aun mayor
en la balanza exportadora nacional. Con objetivos claros y políticas
sostenidas, la Ciudad tendría que lograr en menos de cuatro años recuperar y
superar su histórico 2% de participación en la balanza exportadora. Esto
derramaría positivamente al poder fiscal del estado autónomo y lógicamente la
capacidad de obra pública, asistencia social y empleo, puesto que tiene que ver
con como los porteños generamos nuestra propia riqueza.
Mientras
el país ha crecido en torno al comercio exterior y la producción, la
ciudad lo ha hecho gracias a las intermediaciones financieras y la maquinaria
de consumo (comercio), fundamentalmente del AMBA. El 10% del PBI porteño
proviene de intermediaciones financieras, es el primer intermediador financiero
nacional. Este es un sector en franca expansión. Es imperioso que tengamos en
consideración que nada de todo esto sucedería sino fuera por la dinámica
federal. Estamos frente a un gran desafío: la real autonomía macroeconómica de
los porteños y su real aportación al crecimiento del país.
Aún ausente de las discusiones partidarias
con vistas a las elecciones del año próximo, el rumbo de la matriz de comercio
exterior de la Ciudad de Buenos Aires ocupa un lugar cada vez menos
significativo en la economía local. Esta constituye una cuestión estructural
indispensable para pensar el futuro de la economía de los porteños que aun
escapa al imaginario político del electorado. Se trata del drenaje silencio de
una de las fuentes de poder adquisitivo más genuina de los porteños, que pierde
espacio frente intermediación financiera y los servicios. El comercio exterior
de la Ciudad no ha logrado acompañar la dinámica del desempeño del comercio
exterior nacional. La participación de la Ciudad de Buenos Aires en el flujo de
exportaciones nacionales ocupa un lugar cada vez menos significativo. Si bien
el gobierno local, logró recomponer en términos absolutos el volumen de las
exportaciones de mediados de la década de los noventa, se registra una caída
ininterrumpida del nivel participación de las exportaciones de la Ciudad en las
exportaciones nacionales. Estas eran cercanas al 2% del total nacional en 1994
y hoy no llegan ni al 0,52% del total exportado por el país. En dos décadas la
participación de la Ciudad en la balanza
exportadora se redujo a una cuarta parte del total histórico.
Está pendiente tuvo un punto de quiebre a
principios de siglo, tocando su primer piso histórico en 2002, con un 0,79% y
cayendo anualmente de manera sostenida hasta llegar a su máximo piso historio
de 0,52% en 2011. Esto se traduce en que la participación del comercio exterior
de la Ciudad se contrae en términos relativos a un ritmo del 7,7% anual desde
2002 y a un ritmo del 9,4% anual desde 2007 hasta la fecha.
¿Qué implica esto? En un primer lugar,
desde un análisis muy profundo, que el PBI de los porteños es altamente
interdependiente de lo que sucede a nivel país, fundamentalmente de lo que
acontece en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y en el interior de la
Provincia de Buenos Aires. El consumo del mercado AMBA explica en gran medida
el dinamismo de la economía porteña. Muy a contrario sensu de lo que se cree,
la Ciudad de Buenos Aires es traccionada por la locomotora federal, y
fundamentalmente la Provincia de Buenos Aires.
Ahora bien, ¿Qué exportamos los porteños
que al mundo le interesa y deberíamos exportar más? En primer lugar, productos
químicos y farmacéuticos, que sí solos representan el 34,8% de las
exportaciones de la ciudad, apenas unos 118 millones de dólares. La ventaja
relativa más importante de la ciudad sigue estando en la exportación de bienes
industriales, los que representan el 65,3% del total.
La Ciudad de Buenos Aires está en
condiciones de aportar mucho más que el 25 % del PBI Nacional, sobre todo, si
consideramos que de ese total, solo un 16% se corresponde a PBI Industrial. Por obvias razonas, la Ciudad
no puede aportar PBI agropecuario, pero si manufacturas de origen industrial.
Tenemos quienes nos compre: después de
Alemania, nuestro primer socio comercial individual (16%), UNASUR explica el
43,4% de nuestros destinos de exportación, con el MERCOSUR a la cabeza (24,5%).
Hoy América del Sur impulsa el comercio porteño y lo salva de su extinción.
Repensar el rol de la Ciudad en la balanza
exportadora de la Nación y replantearse estrategias de crecimiento económico de
arraigo en la “riqueza material” es pensar localmente y actuar federal y
globalmente por el bien de los porteños. Este es el tipo de información
estratégica al que los porteños deberían acceder al momento de pensar el futuro
político de la Ciudad. Una ciudad
realmente autónoma, artífice de su propio destino y socio de la prosperidad del
contrato federal, deviene en gran medida de redireccionar el rol macroeconómico
de la Ciudad, por el bien del país y por el bien de los porteños. Estamos
juntos en el mismo barco.
Fuente: Nuestro Mar