Melilla,
España, 1 de octubre del 2012.- El tratamiento de
estos vehículos descendió un 25% en 2010 con respecto a 2009, según se refleja
en el Plan Integral de Gestión de Residuos de Remesa, que exige un
endurecimiento de las sanciones.
La causa del descenso de la recogida y
tratamiento de residuos en la ciudad puede deberse, en muchos casos, a la
crisis económica. No en cambio en el tratamiento y reciclaje de los vehículos
fuera de uso (VFU). Según el Plan Integral de Gestión de Residuos de Remesa,
las toneladas de VFU tratadas en la planta municipal descendió un 25% entre
2009 y 2010, pasando de 1.435 a 1.333 toneladas. La causa principal, que este
informe alega, es la práctica del desguace ilegal hacia Marruecos.
En el año 2009 se dieron de baja un total
de 1.415 vehículos en la Dirección General de Tráfico (DGT), mientras que el
centro autorizado de tratamiento de VFU en Melilla (CAT) procesó 1.350. Ello
evidencia, según el informe de Remesa, que muchos vehículos en desuso no
tuvieron el tratamiento de desguace y reciclaje en la ciudad.
En el año 2010 se dieron de baja en la DGT
un total de 1.613 vehículos, mientras que los tratados en el CAT fueron 1.642.
A tenor de estas cifras, se detecta una segunda problemática y es que no todos
los vehículos que procesa el CAT de Melilla están dados de baja correctamente.
Igualmente, esta problemática afecta al
tratamiento de los residuos peligrosos obtenidos de la descontaminación de los
VFU. En 2009 se trataron un total de 20,66 toneladas y en 2010 descendió hasta
13,22 toneladas.
El diagnóstico de la situación es “malo”,
según el Plan Integral de Gestión de Residuos, pues una parte importante de los
materiales de los vehículos en desuso no llegan al CAT autorizado, entrando en
una cadena ilegal de desguace con destino a Marruecos. Un país en vías de
desarrollo que reutiliza los aceros y chatarra que se desechan en Melilla,
tanto para el recambio de vehículos, como en construcción, entre otros usos. En
muchos casos son los propios propietarios de la chatarra los que la venden a
los porteadores, que se encargan de pasarla por la frontera, según refleja el
informe de Remesa.
El problema es aún mayor, teniendo en
cuenta que el país vecino no pertenece a la Unión Europea y, por tanto, carece
de los controles de calidad y se pierde el control medioambiental de estos
residuos.
Por ello, Remesa propone algunas medidas de
impacto directo a esta problemática. Primeramente, un endurecimiento de las
sanciones hasta 3.000 euros para los desguaces no autorizados y para los
propietarios de los vehículos. Ello, acompañado de una campaña informativa de
tres meses de duración, como mínimo. Estas sanciones deben reflejarse en la
Ordenanza de Medio Ambiente de limpieza y retirada de residuos.
Otra medida es mejorar la localización de
vehículos abandonados en la ciudad para trasladarlos al CAT y estudiar la
conveniencia de incluir en las instalaciones un sistema de recuperación y
gestión de las piezas de recambio. Estas piezas deben ser recogidas y
gestionadas, siguiendo los mismos criterios ecológicos que los vehículos en
desuso, sometiéndolas a los controles de calidad de la UE y abriendo la
posiblidad de subastarlos a licitadores legales. Para ello, se recomienda
ampliar la superficie del CAT de cara a
una mayor rentabilidad.
Por último, el Plan Integrado de Gestión de
Residuos recomienda la firma de un convenio de colaboración entre el CAT de
Melilla y la Asociación Española para el tratamiento medioambiental de los VFU
(Sigrauto). Ello implicaría una mejora de la gestión de los vehículos en desuso
al final de su vida útil y hacer diagnósticos medioambientales del sector del
reciclado con datos más fiables y concretos.
Una ampliación de la superficie del CAT de
Melilla y sus usos
El Centro Autorizado de Tratamiento de VFU
de Melilla (CAT), además de recoger los vehículos en desuso, se ha convertido
en un centro de almacenamiento y preparación para su traslado a la península de
otros residuos, como tubos fluorescentes, aceites vegetales usados, pilas,
baterías y otras chatarras.
El Plan Integral de Gestión de Residuos de
Remesa recomienda una ampliación de las instalaciones del CAT para poder acoger
también otras actividades que vienen recogidas en la Ordenanza de Medio
Ambiente de limpieza viaria y recogida de residuos. Éstas son, por ejemplo, el
almacenamiento temporal de vehículos abandonados y en trámite de declaración de
residuos, el almacenamiento ecológico de pequeños residuos peligrosos recogidos
en los puntos limpios y la posiblidad de ser un centro de clasificación y
prensado de los envases ligeros.
Con todo ello, según el informe, se
aumentaría aún más la rentabilidad y utilización del CAT de Melilla.
El reciclaje de neumáticos usados baja un
29,5%
La recogida, tratamiento y reciclaje de
neumáticos fuera de uso (NFU) también experimenta un importante descenso en
Melilla.
Entre los años 2010 y 2011 la disminución
fue de un 29,5%, pasando de recoger 234
toneladas en 2010 a 165 el pasado año en los centros autorizados, según los
datos contemplados en el Plan Integral de Gestión de Residuos de Remesa y las
cifras aportadas el pasado mes de junio por Signus, empresa encargada de la
gestión de estos residuos en España.
Melilla recicla el 100% de los NFU
recogidos en los puntos autorizados. Se transforma todos en energía al
incinerarse en la planta incineradora de la ciudad. No obstante, aún quedan
neumáticos que están fuera del sistema de recogida. Éstos neumáticos son
víctimas de los desguaces ilegales para su reutilización en Marruecos.
Para ello, el informe de Remesa propone la
realización de una campaña de concienciación ciudadana sobre dónde deben acudir
a depositar sus neumáticos usados. Además, se debe informar a la ciudadanía de
la conveniencia de realizar controles frecuentes del mantenimiento de la
presión de aire de los neumáticos de sus vehículos para reducir la producción
de NFU. Por otro lado, se recomienda un mayor control sobre los desguaces y
desguazadores ilegales para evitar perder el control sobre la gestión ecológica
de los residuos que se producen en Melilla, al igual que ocurre con la chatarra
que genera el desguace ilegal de vehículos fuera de uso (VFU).
Fuente: El Faro