París, Francia, 23 de septiembre del 2012.- Los planes de austeridad impuestos por la Unión
Europea (UE) provocan un rechazo frontal en la población de los países del sur
de Europa como España, Portugal o Grecia, donde se hado la paradoja de que la
policía ha llegado a manifestarse enfrentada a sus propios colegas.
El sábado en Portugal, el
gobierno debió finalmente renunciar a imponer dos medidas rechazadas por una
contestación sin precedente en el país, sometido a asistencia financiera: un
aumento de las cotizaciones pagadas por los asalariados y una bajada simultánea
de las pagadas por las empresas.
Hace una semana, cientos
de miles de personas salieron espontáneamente a las calles de Lisboa y en unas
treinta otras ciudades portuguesas contra estas medidas, al llamamiento de un
movimiento creado a través de redes sociales, que superó a los sindicatos.
En Grecia, los dos
principales sindicatos del sector privado y del sector público llamaron a una
huelga general de 24 horas y manifestaciones el miércoles 26 de septiembre,
contra el nuevo paquete de austeridad en curso de discusión.
El politólogo griego
Ilias Nikolakopulos dijo temer un "accidente" en los desfiles, lo que
inflamaría un polvorín en un país en derrota, donde los simpatizantes del
partido neonazi Amanecer Dorado no cesan de aumentar.
Lo común de los dos
países es que se benefician de préstamos de la eurozona y del Fondo Monetario
Internacional (FMI) a cambio de imponer un rigor drástico y reformas
estructurales para liberalizar la economía en la esperanza de sanear sus
finanzas públicas y aliviar la deuda.
Sus vecinos también en
dificultad -España e Italia- se ven sometidos progresivamente a la austeridad
sin que por el instante puedan recurrir a una ayuda financiera UE-FMI.
"Hay un aumento de
la contestación en todos esos países", reconoce Bernadette Segol, que
dirige la Confederación europea de sindicatos (CES) en Bruselas. "La
población de los países en dificultades de Europa del sur ve muy bien que esta
extrema austeridad no funciona, pues no ve la salida del túnel, lo que alimenta
al desesperación y la cólera social", dijo.
En España, el descontento
aumentó un grado más después de una serie de reducciones presupuestarias
anunciadas en julio, incluyendo a partir del 1 de septiembre un alza del
impuesto al valor añadido que afecta el poder adquisitivo.
El 15 de septiembre,
decenas de miles de personas llegadas de toda España desfilaron en Madrid
contra el rigor y los movimientos puntuales prosiguen, como el de los
funcionarios que se reúnen todos los viernes.
En Grecia, la vuelta al
trabajo después de las vacaciones está también marcada por un descontento de
las corporaciones como jueces, profesores, bomberos, militares y policías, que
protestan contra las nuevas bajadas de salarios, que el gobierno se dispone a
imponer.
El miércoles, las fuerzas
antimotines lanzaron gases lacrimógenos contra otros policías que manifestaban
cerca del Parlamento, en el centro de Atenas.
Frente a la ola de
austeridad, los sindicatos "están en dificultad", reconoce Bernadette
Segol, pues en su gran mayoría siguen alegando en favor de una solución europea
de solidaridad frente a la crisis, lo que implica al menos un mínimo de
aceptación de la austeridad. Pero estos mismos sindicatos se ven impotentes frente
al auge de los movimientos populistas que proponen una ruptura con la UE y un
repliegue nacionalista o reivindicaciones autonomistas, como en las comunidades
autónomas españolas.
Además del
desmantelamiento progresivo del Estado providencial, que disminuyó
drásticamente las ayudas sociales y aumentó los impuestos, los países del
sufren más que el resto de Europa, del aumento del desempleo, que afecta, sobre
todo, a los jóvenes. En una entrevista con el Wall Street Journal de febrero,
el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, veía en el aumento del
desempleo de los jóvenes, la ilustración de la desaparición del famoso
"modelo social" europeo ponderado desde generaciones.
Segol espera que las
autoridades europeas hayan tomado conciencia de la coyuntura: "No se puede
tener sólo reformas que dan prioridad a la competencia y al debilitamiento de
la protección social, cuando se sigue con el fraude fiscal de las empresas y la
evasión fiscal generalizada". "Pudimos destacar en el discurso sobre
el Estado de la unión de Barroso una referencia a la necesidad de no tocar el
centro del modelo social de un país, es un progreso, pues no lo habría dicho el
año pasado. Ahora hay que pasar a los actos", destacó.
Fuente: AFP