Asesor Presidencial le pide a comerciantes que denuncien ante la Aduana:
hasta les dan un premio”.
Managua, Nicaragua, 23 de septiembre del 2012.- El asesor presidencial para temas económicos
Bayardo Arce. Diana Ulloa/Confidencial. Foto: El asesor presidencial para temas
económicos Bayardo Arce. Diana Ulloa/Confidencial.
Aunque las autoridades
siguen sin brindar una respuesta para investigar las denuncias de un presunto
esquema de favoritismo dentro de la Dirección General de Servicios Aduaneros
(DGA), para otorgar ventajas a un cartel de granes importadores, nuevos
documentos y testimonios recabados por Confidencial confirman la existencia y
funcionamiento de esa red.
Se trata de ex empleados
de la Aduana y actuales trabajadores de empresas dedicadas al negocio aduanero,
algunos de los cuales aseguran haber conocido de ese entramado ilícito, hace 8
años en un caso, hace cinco y hace dos años, en otros casos.
Al consultar con el
ministro de Hacienda, Iván Acosta, éste derivó la respuesta hacia el tema de la
concertación tributaria, la que, dijo, “tiene dos elementos centrales que
queremos concertar con la sociedad, y uno de ellos es la evasión”.
Al preguntarle si esa
entidad estaba tratando de averiguar cómo funciona ese esquema que propicia la
evasión millonaria de impuestos, Acosta aseguró que “el Ministerio de Hacienda
no tiene facultad ni competencias para investigar”, a pesar que bastaría con
poner la denuncia ante la Policía Económica para que ésta investigara.
De todos modos, parece
poco probable que se haga algo al respecto, si se considera que “no se ha
abordado el tema en el gabinete económico”, si bien la esperanza es que “de
seguro que saldrá en la concertación tributaria”.
Aunque el asesor
presidencial para temas económicos Bayardo Arce fue más amplio en sus
respuestas, al final el grado de compromiso expresado es tan etéreo como el que
esbozara Acosta.
Arce dijo que “el primer
muro que tenemos que saltar es el de las evasiones, y evidentemente, hay
pequeños, medianos y grandes empresarios que evaden, y el COSEP tiene que
ayudarnos a combatir la evasión”.
El asesor y empresario
dijo que tratarían el problema del mercado Oriental, del mismo modo que todos
los demás temas: “Tenemos que revisar que las cosas caminen. Eso lo tiene que
hacer la Aduana. Nosotros hemos dicho que el cálculo de evasiones anda como en
nueve mil millones de córdobas, y si ahí hay como mil millones, estaríamos
hablando como del 10%”, calculó.
Admitió que “uno de los
problemas del Estado es su capacidad de fiscalización, y es una de las áreas
que queremos reforzar en la reforma tributaria”.
Sobre la existencia de la
red en el sistema de aduanas del país, respondió que “eso lo han dicho los
periódicos, pero yo no puedo asumir como cierto que exista una mafia que
controla la importación en el Oriental. Desgraciadamente, el comerciante que lo
denuncia lo hace de forma anónima, pero debería denunciarlo en la Aduana,
porque ¡hasta les dan un premio!”.
Monstruosa evasión anual
Nadie sabe con certeza de
qué tamaño es el hoyo fiscal que produce la red de preferencias que han creado
grandes importadores del mercado Oriental, en contubernio con algunos
funcionarios de la aduana, pero las cifras que ofrecen quienes han sido parte
de esa telaraña en el pasado, hablan de enormes cantidades de dinero.
Basan sus cálculos en la
cantidad de furgones que –suponen- entran al país amparados por esa red de
protección, y las cantidades de dinero que pagan versus lo que deberían pagar,
para suponer que las pérdidas pueden ir desde los U$67.2 millones (C$1,600
millones) hasta más de C$900 millones anuales que supone otra fuente más
conservadora.
Los contrabandistas usan
varios trucos, especialmente declarar menos mercadería de la que realmente
traen, o sustituir aquella que saben que paga más impuestos, por otras que
apenas sí están gravadas: es mejor declarar (y pagar impuestos por) una docena
de brillo labial supuestamente comprada en U$0.10, que un refrigerador o una
lavadora en U$200.
Pero la que más se
repite, conforme lo demuestran los documentos en poder de Confidencial, es cómo
reportan la compra de productos caros a precios realmente ridículos: blusas
compradas a U$3 la docena; bombas para inflar llantas de bicicleta en U$0.20 la
docena, o piscinas para niños en U$0.25 por unidad.
También radiograbadoras
con CD en U$4.50 la unidad, zapatos para bebé a U$2 la docena, licuadoras,
escritorios de madera, y muebles para TV en un dólar, sillas para oficina en
U$1, o los consabidos televisores que pagan un dólar la pulgada.
“No es posible que un
televisor de plasma marca Sony, o de cualquier marca, te cueste un dólar por
pulgada”, asegura Joe Henry Thompson, asesor legal de la Cámara Aduanera de
Nicaragua (CADAEN).
“Es verdad que la evolución
de la tecnología hace que bajen los precios, pero la rebaja no es abismal. No
es posible que un TV plasma sin marca cueste U$20 y el de marca 200 a 300
dólares. No puede valer menos de un 20% a 30% de la marca top. Esa diferencia
no existe, y es parte de lo que tenemos que revisar”, reclama.
El experto explica que
algo similar ocurre con otros electrodomésticos menores como licuadoras y
microondas. “Ese es otro mercado que subvalúa, que desmejora el ingreso
tributario vía importaciones, y representa una competencia desleal para el
comerciante que trae un producto similar, y paga todos los impuestos calculados
con los valores correctos”.
Thompson recordó que en
las observaciones del COSEP ante la propuesta de reforma tributaria, se señala
que “no podemos hablar de una concertación tributaria que no persiga la
defraudación aduanera, el contrabando y la evasión fiscal”.
Fuente: Confidencial