El inicio de nuevos gobiernos en ambos países es una "ventana de
oportunidad" para replantear cómo encarar retos comunes, dice el académico
México, DF, 27 de septiembre del 2012.- Los últimos cuatro años, México ha logrado construir una fuerte
comunicación con autoridades de EU, aunque no ha producido “resultados
concretos específicos” en los principales temas de la relación bilateral
—comercio, migración, seguridad, cooperación internacional— en parte porque
México carece de “una decisión clara” de qué quiere con Estados Unidos,
considera el académico Carlos Heredia.
Ante ese panorama, señaló
Heredia, es necesario que, sin importar quién gane la presidencia
estadounidense en las elecciones del próximo 6 de noviembre, el demócrata Obama
o el republicano Mitt Romney, México defina qué tipo de vínculos quiere tener
con su vecino, con el que comparte una frontera de más de 3,000 kilómetros.
“Más allá de que con
frecuencia lo que ocurra entre los dos países sea resultado de la voluntad de
Estados Unidos. Hay una ausencia de un planteamiento integral, estratégico”,
dijo Heredia, director de la División de Estudios Internacionales del Centro de
Investigación y Docencia Económicas (CIDE), uno de los más prestigiosos de
México.
Un aspecto que según
Heredia debe recibir especial atención es la forma en la que México pueda
aliarse con Estados Unidos y Canadá para generar intercambios comerciales con
la región de Asia-Pacífico, que se consolida como el “centro de gravedad” de la
economía global.
La postura coincide con
la prioridad en las relaciones comerciales con EU del próximo gobierno
mexicano, según explicó recientemente Emilio Lozoya, vicecoordinador de Asuntos
Internacionales del equipo de Enrique Peña Nieto.
En cualquier caso, para
Heredia también es relevante el combate del crimen organizado, un asunto en el
que ambas naciones afirman estar comprometidas a afrontar un “problema común” a
través de mecanismos como la Iniciativa Mérida, un acuerdo bilateral firmado en
2007 por el que Estados Unidos otorga a México recursos para enfrentar a la
delincuencia. Desde diciembre de 2006 a septiembre de 2011, murieron más de
47,000 personas en hechos ligados a la delincuencia, según cifras del gobierno
mexicano.
“En el campo de la
cooperación en materia de seguridad, queda el gran interrogante de si esa
cooperación va a seguir enfocada en tratar de interceptar los envíos y
cargamentos de drogas hacia el norte o más bien a poner como prioridad la
seguridad ciudadana, la seguridad de las familias, de los ciudadanos mexicanos
en su vida, en su integridad física, en sus propiedades, que son víctimas hoy
de delitos que lastiman incluso más que el propio narcotráfico, como el
secuestro o la extorsión”, dijo Heredia.
A través de la Iniciativa
Mérida, Estados Unidos ha entregado a México más de 1,600 millones de dólares
en ayuda para combatir a los miembros del crimen organizado. Sin embargo, los
críticos de la estrategia consideran que genera más violencia porque se basa en
el uso de la fuerza.
“Una ventana de
oportunidad”
Las elecciones
presidenciales de Estados Unidos se realizarán cuatro meses después de los
comicios mexicanos, en los que ganó Enrique Peña Nieto, del Partido
Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó durante 71 años (1929-2000). Quien
gane la Casa Blanca iniciará su mandato en enero de 2013, a pocas semanas de
que Peña Nieto haya asumido el cargo.
Esa coincidencia ocurre
cada 12 años —los periodos presidenciales en Estados Unidos duran cuatro años y
en México seis—, un momento que, según Heredia, representa para México la
posibilidad de replantear su relación con Estados Unidos.
“Es una ventana de
oportunidad que sólo se presenta cada 12 años, pero es muy importante
considerar que la inercia por sí misma no produce estrategia. La estrategia la
tenemos que formular nosotros”, dijo.
La última ocasión en que
coincidieron los cambios de gobierno en México y Estados Unidos fue en el 2000,
cuando asumieron la presidencia Vicente Fox y el republicano George W. Bush,
respectivamente.
Según Heredia, la
posibilidad de construir una agenda común entonces se vio frenada por los
atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, a partir de los cuales
Bush adoptó una política exterior “unilateral”. En contraste, Obama “despertó
muchas expectativas en todos los ámbitos de la relación bilateral”, aunque
éstas no se han cumplido.
El propio Obama reconoció
el pasado 20 de septiembre que no haber podido concretar una reforma migratoria
ha sido la más grande falla de su gestión. En la campaña de 2008, el demócrata
prometió impulsar una reforma que abriera las puertas de la ciudadanía a
alrededor de 12 millones de migrantes indocumentados, de los cuales cerca del
60% es de origen mexicano.
“Más allá de la buena
intención y de un cambio en el lenguaje que introdujo la administración Obama,
hay que darle contenido específico en cada ámbito de la relación bilateral.
Para ello es crucial cambiar la imagen de México en Estados Unidos. Es un reto
enorme porque la mayor parte de las emisiones en medios masivos de comunicación
en Estados Unidos que tratan de México hablan de muertos, hablan de asesinatos…
tendríamos que estar hablando de cómo recuperamos la frontera juntos, de
incrementar masivamente el número de estudiantes de intercambio en ambos
países”, dijo el académico, con la migración de mexicanos a Estados Unidos y la
integración de América del Norte como líneas de investigación.
La diplomacia que viene
México está por terminar
una etapa de 12 años de gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN) con dos
presidentes, Vicente Fox y Felipe Calderón. Según Heredia, el primero se
caracterizó por “delegar” la conducción de la política exterior en quien
encabezaba la Cancillería mientras Calderón ha optado por él mismo dirigir ese
aspecto.
Ante la oportunidad de
“reformular” los vínculos con Estados Unidos, consideró que Peña Nieto tendrá
que nombrar como canciller y como embajador en Washington a personas con las
que tenga mucha capacidad de diálogo, que entiendan un mundo “en constante mutación”
y que estén comprometidas “con los intereses no de un grupo ni de un partido,
sino con los intereses del Estado mexicano”.
“Las relaciones
exteriores sí están marcadas por el sello que les imprime el gobierno, que
responde a un partido, pero deben estar sobre todo marcadas por los intereses
del Estado mexicano, y ello es un ejercicio que pasa por un tamiz democrático.
Tienen que responder a factores de política interna, pero sobre todo a una
clara explicitación de cuáles son los intereses que se quieren proyectar hacia
el exterior”, dijo.
Fuente: CNN México