Rafael Lobeto
Lobo Ex director general de Marina Mercante
«En España
tenemos un modelo marítimo confuso, muy disperso en las competencias, que
supone un factor de riesgo adicional»
«Por miedo a
manchar una ría acabaron escojonando toda Galicia»
Asturias,
España, 22 de octubre del 2012.- Experto en vida y
gestión marítima y siempre polémico, el piloñés Rafael Lobeto hace balance de
lo que el 'Prestige' significa al comienzo del juicio por la mayor catástrofe
ecológica de la época.
-¿Seguro que nunca más?
-No. Eso nunca se puede garantizar. Siempre
existe un riesgo, en la mar y en cualquier otro medio. Los suecos tienen el
objetivo de seguridad máxima y accidentes cero, pero eso es imposible. La mar
es peligrosa; la actividad en la misma, imprescindible y, consiguientemente,
hay que asumir un riesgo, pero hay que tomar las medidas necesarias para que
sea el menor posible.
-¿Se ha hecho?
-El modelo que pusimos en marcha con la
creación de Sasemar ha salvado ya a casi 300.000 personas, que es un logro
evidente, pero hace falta ir más allá y Europa lo está haciendo. En una
reciente conferencia en Chipre, el presidente Barroso dejó claro que apuesta
por la mar para salir de la crisis; el sistema de ventanilla única que ya fue
aprobado va a revolucionar todo lo relacionado con el paso de los buques por
los puertos, pero en España tenemos un modelo marítimo confuso, muy disperso en
las competencias y, en definitiva, irracional, que supone un factor de riesgo
adicional al inevitable en la navegación.
-¿Qué efectos tiene la dispersión de la que
habla?
-Pérdida de eficacia y un gasto
disparatado. Vigilancia Aduanera, Armada, Guardia Civil, Pesca, Salvamento
Marítimo... Si hay diez misiones hacen falta diez barcos y varios ministerios
implicados. Eso es estúpido. Se intenta resolver el mecanismo de coordinación,
pero no solucionar la irracionalidad del sistema y eso no puede funcionar.
-¿Afloraron esos problemas en el caso del
'Prestige'?
-Estoy convencido de que sí, porque la
actuación de la Administración española fue caótica y los modelos previstos no
fueron cumplidos. La verdad es que no se pudo hacer peor, como ya puso de
manifiesto la Audiencia.
-¿Qué hubiera hecho usted?
-Lo que hice en otros casos de accidentes
importantes cuando fui director general de la Marina Mercante, que no fue otra
cosa que buscar el mal menor y asumir daños en Coruña, Bilbao o Canarias, por
poner algunos ejemplos. La decisión de alejar el barco no es compartida por ninguno
de los capitanes que conozco y no creo que la haya tomado López Sors -director
de Marina Mercante en aquel momento-, aunque se haya autorresponsabilizado de
ello, y por eso está en el banquillo de los acusados. Intentaron sacar el barco
rumbo a Francia, a Inglaterra y lo adentraron en el Atlántico, en medio de un
temporal, así que estaba claro lo que iba a pasar.
-¿Por qué, si las consecuencias estaban tan
claras, se tomaría esa decisión?
-Por falta de confianza en los
profesionales y pánico político de Cascos. Un director general de la Marina
Mercante que, como ocurre ahora, cuente con plena confianza de su ministro,
tiene que explicar que lo mejor era poner el barco al resguardo de Finisterre y
rodearlo de barreras anticontaminación. Así no hubiera ocurrido lo que ocurrió.
Pero el político, en esa situación, lo único que quiere es que el fuel se
volatilice, y, ¡claro!, eso no pasa, porque las cosas no funcionan así. Por
miedo a manchar una ría, acabaron por escojonar toda Galicia.
-¿Reducen los medios disponibles
actualmente el riesgo de un nuevo 'Prestige'?
-Los medios no sirven para nada si falta
cabeza. Conozco a los actuales responsables de Marina Mercante y de Sasemar y
estoy convencido de que hoy actuarían de otra manera, pero el modelo sigue
siendo irracional. El salto dado en medios es espectacular, pero España
necesita coordinar la acción de Estado en la mar y confiar en los
profesionales. Con menos ministerios y organismos con competencias, a lo mejor
no hacían falta tantos medios, al menos no actuando todos en el mismo espacio.
Se avanzó en medios, pero nada en coordinación.
-También las normas son más exigentes...
-La normativa está cambiando
permanentemente, pero España tiene que hacer un gran esfuerzo para adaptarla.
Ya digo que, por ejemplo, la ventanilla única es un reto muy importante con
vistas a evitar los barcos subestándar. Casos como el del 'Prestige' llevan
también a implantar el doble casco en los petroleros y otras regulaciones. Todo
eso está muy bien, pero a mí me preocupa la falta de sensibilidad o, más claro
aún, de interés, en muchos sectores. Asturias tiene en Veranes uno de los
mejores centros de seguridad marítima del mundo y es difícil encontrar a quien
lo defienda, que sepa lo que significa. Pero no me extraña. Cuando yo planteé
la exigencia de saber nadar para aumentar la seguridad en la mar, también hubo
quien se opuso.
-¿Es cosa de partido la mayor o menor
sensibilidad en este sentido?
-No, no. ¡Qué va! Hay personas en el PP
dispuestas a mejorar la Administración marítima y otras que no lo están. Y lo
mismo ocurre en el PSOE. Esto no es un asunto de partido. La solución está en
hacer caso a los profesionales. Si no, habrá mil 'Prestige'. ¿Cómo vas a poner
a una jueza al frente de Marina Mercante?
-¿Deparó algo positivo un caso como el del
'Prestige'?
-Por una parte, un aumento importante de la
sensibilidad social y miles de personas solidarias que trabajaron para hacer
frente al problema. Por otra, algunos países; la misma Unión Europea, sacaron
conclusiones que produjeron medidas concretas y una línea en la política
marítima común. España, como España, no creo que haya aprendido lección alguna.
Mejor dicho. Para ser justo, se aprendió la lección de que el salvamento
marítimo precisa medios. Nada más. Faltaba modelo y sigue faltando.
-¿Servirá el juicio que acaba de comenzar
para saber qué falló o sólo para saber quién paga?
-Lo que falló está ya bastante claro para
todo el mundo y es que no se pudo hacer peor. No puedo ni siquiera imaginar a
un capitán que pueda decir que lo mejor era sacar el barco. Respecto a quién
paga. España hizo el ridículo planteando un juicio en los Estados Unidos y
perdió. Si aquí pierde también, ya sabemos lo que nos toca, que es pagar a
todos. No nos faltaba más.
Fuente: El Comercio