Los recortes en personal y sistemas de seguridad merman las inspecciones de
miles de toneladas de mercancía cada año
Valencia, España, 29 de octubre del 2012.- La falta de presupuesto paraliza un proyecto para
detectar dobles fondos en contenedores
La Aduana sólo abre uno
de cada diez contenedores que proceden de China
El puerto de Valencia
continúa siendo una de las principales entradas de droga en Europa
Las Asociaciones Chinas
de Cataluña denuncian que hay menos control aduanero en Valencia
La operación Emperador,
el golpe policial más importante contra el blanqueo de capitales en España, ha
dejado al puerto de Valencia en el ojo del huracán de una polémica que ha
salpicado también a la Aduana de Valencia. El fraude en los aranceles que la
policía atribuye a la mafia china, unos 35.000 millones de euros en la última
década, no sólo ha derrumbado el mito de que Hacienda somos todos, sino que ha
socavado la eficacia de la Agencia Tributaria.
¿Pero cómo se oculta al
fisco tanto dinero? ¿El puerto de Valencia cuenta con suficientes medidas de
control de mercancías? ¿Cuántos agentes investigan el fraude? Algunas cifras
facilitadas por la Agencia Tributaria, la Guardia Civil y la Autoridad
Portuaria contestan a estas preguntas. De los 90 agentes, ejecutivos y técnicos
de la Agencia Tributaria -y los 160 guardias civiles y 80 policías destinados
en el puerto de Valencia-, sólo una treintena de funcionarios investigan el
fraude fiscal y analizan la documentación de miles de contenedores cada año.
Ante este déficit en el
control de mercancías, el aumento de plantilla es la principal reivindicación
del Sindicato Independiente de la Agencia Tributaria (SIAT) para la Aduana de
Valencia. «La falta de personal es alarmante», afirma Paco Quiroga, secretario
de Relaciones Institucionales de SIAT.
El Servicio de Vigilancia
Aduanera cuenta en Valencia con una plantilla de 20 funcionarios para las
labores de investigación, la gestión del escáner y el control de radiación
denominado Megaports, un sistema financiado por el Gobierno de Estados Unidos.
Pero los recortes en personal y la disminución del presupuesto para proyectos y
sistemas de seguridad de la Aduana de Valencia merman el control de 65 millones
de toneladas de mercancías -nueve de ellas procedentes de China- que entran en
el puerto cada año, según confirmaron fuentes de la Agencia Tributaria.
Los agentes están
desbordados por la ingente cantidad de documentación que tienen que analizar.
«Estamos rozando eso que se llama el 'síndrome de estar quemado', y nos
sentimos superados por el trabajo pendiente», reconoce un trabajador de la
Aduana. Para mejorar la eficiencia del Servicio de Vigilancia Aduanera en
Valencia sería necesario, según las mismas fuentes, «doblar la plantilla» que
analiza la documentación de la mercancía e investiga a las organizaciones
delictivas.
Tampoco se salva de los
recortes la Autoridad Portuaria, que tiene problemas para el mantenimiento de
los lectores de matrículas y cerca de 100 cámaras de vigilancia. Además, la
falta de presupuesto ha paralizado un proyecto para la detección de dobles
fondos en contenedores.
Seguridad y productividad
Según las últimas
estadísticas de Puertos del Estado, Valencia supera ampliamente a Barcelona en
el tráfico de mercancías. De enero a agosto de este año, el movimiento de
contenedores se cifró en tres millones en el puerto de Valencia, mientras que
en Barcelona el número ascendió a 1,2 millones.
«Duplicar o triplicar los
controles conlleva un riesgo de ralentización de la actividad del puerto, lo
que podría derivar operaciones mercantiles a otros puertos», advierte un
experto aduanero. Por ello, las unidades de análisis de riesgo de la Agencia
Tributaria y la Guardia Civil realizan una labor muy importante para
seleccionar los contenedores que deben abrir los agentes. «No se trata de
inspeccionar más, sino de analizar e investigar más. Sólo así se pueden
combinar seguridad y productividad», añade la mismas fuente portuaria.
A pesar de carga de
trabajo y la falta de personal, la Aduana de Valencia intervino el año pasado
productos falsificados por valor de 52 millones de euros. Las mayoría de estos
artículos provienen de China, y el puerto de Valencia es la principal entrada
de las importaciones españolas procedentes de este país. Prueba de ello son los
2,6 millones de toneladas de mercancías (un 17,7% del total de importaciones)
que entraron el año pasado por los puertos de Valencia y Sagunto. Una ingente
cantidad para controlar, aunque los agentes sólo abren e inspeccionan uno de
cada diez contenedores procedentes de Asia, según fuentes de la Agencia
Tributaria.
Cuando los funcionarios
de la Aduana detectan un fraude en el valor o tipo de la carga, la empresa
importadora se incluye en un sistema de alerta de mercancías sospechosas, lo
que incita a muchas firmas a cambiar de nombre. El análisis de la documentación
suele ser menos exhaustivo cuando una gran compañía figura como importadora,
mientras que las inspecciones más rigurosas se reservan para las mercancías de
pequeñas sociedades o particulares relacionados con supuestos casos de
contrabando.
Pero el presidente de las
Asociaciones Chinas de Cataluña, Lam Chuen Ping, considera que las revisiones
aduaneras son arbitrarias. «Hay menos control en la entrada de mercancías del
puerto de Valencia y el aeropuerto de Barajas, en Madrid, que en Barcelona»,
afirmó el dirigente chino en un programa de televisión. Pero Chuen Ping fue más
lejos y lanzó una dura acusación contra la Guardia Civil. «Es más permisiva y
hace la vista gorda en algunas aduanas», aseveró el empresario sin concretar
más. Su colega Zuo Qun Cai, vicepresidente de la Asociación de Empresarios
Chinos de la Comunitat Valenciana, no piensa lo mismo. «Llevo 20 años en
España, y no he visto ninguna actitud permisiva en el puerto de Valencia»,
asegura Cai.
La Asociación Unificada
de Guardias Civiles (AUGC) tampoco da credibilidad a las acusaciones vertidas
contra los agentes. «La función principal de los guardias destinados en el
puerto es el control documental de las mercancías que autoriza la Agencia
Tributaria», explica Pedro Díaz, secretario de comunicación de AUGC. «La propia
Aduana nos indica qué mercancías tenemos que supervisar, y sólo unos pocos
agentes se dedican a tareas de investigación», añade Díaz.
La asociación de guardias
civiles demanda más formación para los agentes y la recuperación de la
especialidad de fiscal, «cuyo curso se suprimió hace una década». En cuanto a
la plantilla del puerto, AUGC pide que se incrementen los efectivos destinados
a la investigación y análisis de mercancías, donde las vacantes «se cubren a
dedo», sostiene Díaz. La Oficina de Análisis e Investigación Fiscal (ODAIFI) de
la Guardia Civil cuenta con ocho guardias y un suboficial.
El gran fraude de Gao
Ping
La organización que
dirigía el empresario y marchante chino Gao Ping declaraba precios por debajo
del valor real y menos mercancía de la que realmente transportaba. Una media de
150 contenedores llegaban cada mes al puerto de Valencia con material de
ferretería, accesorios de cocina y juguetes, entre otros artículos, que Gao Ping
distribuía desde sus empresas en Fuenlabrada -naves industriales que forman el
llamado «Chinatown» madrileño-, el mayor centro de almacenamiento y
distribución de mercancía asiática de Europa.
El género que introducía
la organización de Ping es sólo una ínfima parte de los 20.000 contenedores
procedentes de China que se descargan todos los meses en el puerto de Valencia.
Sin embargo, las cifras de la operación Emperador indican que la vigilancia
aduanera falló año tras año. De la ingente cantidad importada de mercancías,
los tres grupos de la red desmantelada sólo declaraban la cuarta parte, en el
mejor de los casos, mientras que el 75 por ciento restante llegaba al
consumidor sin haber tributado jamás.
Gracias a este burdo
procedimiento de ocultación del volumen de las importaciones, que durante años
funcionó sin problemas en los puertos de Valencia y Barcelona, los tres grupos
de la red china desmantelada llegaron a amasar algunos años -sobre todo antes
de la crisis-, entre 350 y 400 millones de dinero negro.
Un liderazgo peligroso
Para el presidente de la
Autoridad Portuaria de Valencia, Rafael Aznar, el puerto asegura «la
conectividad entre los distintos mercados mundiales», ya que opera con más de
140 líneas marítimas y 850 puertos en todo el mundo. Aznar pone especial
énfasis en la importancia del puerto de Valencia como punto de conexión entre
Asia y América. «Es la escala que menos demora ofrece para el transporte
marítimo de todo el Mediterráneo», asevera.
Pero este liderazgo
comercial y las conexiones con algunos países de Sudamérica suponen también dos
condiciones ventajosas para las redes de narcotráfico que operan en Europa.
Valencia actúa como enlace de inversiones pero también es un punto estratégico
en la ruta de la cocaína, como los puertos de Amberes, Rotterdam y Barcelona.
Fuente: Las Provincias