Por JORGE HERNÁNDEZ RESTREPO | Publicado el 29 de octubre de 2012
Quisiera saber dónde
están ahora los dioses de la globalización, que pregonaban un reino en el
paraíso para quienes, sin reservas, entraran en el juego de la apertura y
competencia de libre mercado. Parece que la fórmula no fue tan salomónica para
la generación de empleos.
Nos sorprendió la frase
del presidente estadounidense Barack Obama cuando en uno de los debates con su
contrincante republicano, Mitt Romney , dijo que en su segundo mandato
trabajaría para incrementar el mercado interno y la producción local como
estrategia para recuperar los trabajos que por ese libre mercado se fueron para
China.
Obama dijo que atraerá
las manufacturas que hicieron grande su país, con los productos que vendían en
todos los mercados, aprovechando la globalización y los pactos de libre
comercio, pero cuyo efecto provocó que países como China se pusiera las pilas a
producir y vender más barato inclusive en Estados Unidos.
Esas condiciones, tan
atractivas, hicieron que muchos empresarios se ingeniaran la manera de producir
en China, generando empleo en el gigante asiático, pero en detrimento del
empleo local de cada país.
Estados Unidos y Colombia
han sentido ese efecto.
Cada vez es mayor el
reporte de los problemas en producción industrial interna, mientras que los
asiáticos invaden con sus mercancías casi todas las latitudes.
Los neoliberales que
pregonaban la globalización económica se olvidaron del detalle de la situación
que cada país internamente debía enfrentar y ahora los paganinis de esa
condición son los millones de desempleados que día a día se reportan en los
informes de economía.
Esa situación le ayudó a
Obama en su debate por la campaña electoral de la reelección a deshacerse de su
contrincante, acusándolo de haber invertido y creado empresas y empleo en
China, mientras se cerraban industrias en Estados Unidos, con la caída dramática
del empleo que apenas ha logrado reducirse hasta el 7 %, en esa potencia
económica.
Obama le propinó un golpe
certero a Romney, quien propuso aumentar en US$2 billones el presupuesto
militar en defensa.
Obama defendió el gasto
en educación porque "el ejército tiene menos caballos y bayonetas"
pero con la educación se puede defender un país y crear empleo.
Los empresarios, en
algunos países, se han rendido ante la competencia y pasan de formar
asociaciones de industriales para convertirse en asociaciones de importadores,
porque con esa competencia es difícil mantenerse en el negocio global.
Por ejemplo, en Colombia,
la reciente Encuesta de Opinión Industrial Conjunta de la Andi reportó un
tímido e insuficiente 2,5 por ciento de crecimiento en la producción nacional
hasta agosto de 2012.
Sin embargo, es
preocupante el comentario que sobre esa estadística hace Anif, porque muestra
otro tópico de discusión frente a las diferencias con los reportes del Dane,
aunque al final se comprueba la dura realidad: la globalización nos golpea.
Según Anif, hay
diferencias en ambos reportes de la producción industrial por variables
distintas, pero el punto grave es que para Anif esa diferencia se debería a que
"producimos más productos, pero menos elaborados o sin gran valor
agregado".
Así la globalización, más
que servirnos, nos afecta.
Aunque para Obama el lío
es distinto, desde nuestra óptica, el problema es similar, mucha competencia
con pocas posibilidades, y eso que hoy no hablamos de competir con
infraestructura, ahí sí que estaríamos en la mala y sin remedio.
La pregunta es cómo
Colombia ganaría más con producción local y genera empleo, la globalización
parecía un aliado y se presentó como verdugo.
Ahí va el lío para todos
los países.
Fuente: El Colombiano