Cada semana en la Comunidad de Madrid y en Andalucía se producen entre tres
y cuatro robos en cada punto limpio. El objetivo: extraer y vender los
materiales valiosos de los aparatos eléctricos y electrónicos. Las empresas que
los tratan aseguran que los ayuntamientos no están denunciando estos robos.
Madrid, España, 23 de septiembre del 2012.- Hace tres años, Rubén, que tiene ahora 28 años,
iba con su hermano a los puntos limpios para ver qué podían sustraer para
después vender. «Los hierros que encontrábamos en los puntos limpios o los que
veíamos por la calle los vendíamos a chatarreros en el mercado negro. Tampoco
robábamos todos los días, sólo lo suficiente para poder comer y cogíamos hierro
y no otros materiales de mayor valor para evitar una multa mayor.
Nos cogieron
varias veces, la verdad», reconoce. Hoy, Rubén es autónomo y trabaja aunque ya
de forma legal recogiendo chatarra para su jefe, cuya empresa cuenta con el
certificado que acredita que puede recoger y vender residuos.
Como él, cada vez son más
los que ven en el robo de los aparatos en desuso una oportunidad. La
competencia es dura. El televisor, el ordenador o la radio que ya no utiliza y
que lleva responsablemente el ciudadano al punto limpio es un objeto muy
codiciado en el mercado negro. Todas las semanas hay robos en los puntos
limpios, algo que está trayendo de cabeza a las empresas encargadas de reciclar
y tratar los aparatos eléctricos y electrónicos en desuso y a las plataformas
de gestión de estos residuos. Sobre todo este año y 2011. Sin embargo, apenas
lo denuncian los gestores de los puntos limpios, que no son otros que los
ayuntamientos.
Mejor hacer la «vista
gorda»
Tal es así que Recyclia y
Ecotic encargaron a unos detectives privados la labor de averiguar si se
estaban produciendo robos en tres puntos limpios de Cataluña. Aunque más que
averiguar era confirmar, porque los contenedores de los puntos limpios estaban
llenos y aparecían a la mañana siguiente prácticamente vacíos. «Las fotos
tomadas por los investigadores muestran a los ladrones cortando la verja para
acceder al punto limpio y llevándose televisores y otros aparatos eléctricos y
electrónicos... Y las imágenes no mienten», hace hincapié José Pérez, consejero
delegado de Recyclia. Pérez asegura que «desde 2011 el robo de equipos ha
aumentado, sobre todo por el encarecimiento de las materias primas».
Destino: India, China y
Ghana
Bien lo sabe Leonardo
Díaz Pineda, gerente de Recilec, empresa que trata parte de estos residuos a
través de sus plantas de Aznalcóllar (Sevilla), en Mérida (Badajoz) y Loja
(Granada). «Cada semana se producen al menos entre tres y cuatro robos en
prácticamente cada punto limpio de Andalucía, y en Madrid, unos tres», denuncia
Díaz Pineda.
Lógicamente no en todos
los puntos limpios pasa lo mismo. En la madrileña localidad de Parla, por
ejemplo, donde hay un dispositivo de la Policía que hace rondas para velar que
no haya robos tampoco en los puntos limpios, «no se están registrando más
robos. Se han contabilizado menos de uno al mes en 2011», aseguran desde el
Ayuntamiento.
Asimismo, la Guardia
Civil no tiene constancia de denuncias en este sentido, al menos no para
tenerlas en cuenta. Se trataría de meros hechos aislados, afirman. Unos hechos
de los que da buena cuenta Pineda. «Los ayuntamientos, que son los que deberían
denunciar los robos en los puntos limpios, claramente no lo están haciendo. Un
alcalde me llegó a decir que no les interesa arreglar este problema porque así
los cinco u ocho ‘‘chorizos’’ del pueblo no roban el bolso, el coche o en la
casa de los vecinos. De ahí que no haya denuncias».
Pero no sólo son chavales
que como Rubén en su día sustraía junto con su hermano para poder comer, detrás
hay toda una mafia perfectamente organizada, que hace captación y acopio de
estos aparatos para trasladarlos fuera de nuestras fronteras, escapando así del
control de las autoridades. «Gran parte de los materiales que sustraen van a India,
China y a Ghana», explica Pineda.
Consecuencias
Unos actos con
consecuencias económicas, ambientales y legislativas nefastas. «Sólo en 2011
hemos perdido 150.000 euros por los robos en puntos limpios, el 30 por ciento
del margen que tenemos. Y este año está habiendo más», denuncia el gerente de
Recilec. De hecho, según la empresa, más del 70 por ciento de los residuos
procedentes de los puntos limpios que llegaron en 2011 a la planta que tienen
en el municipio sevillano de Aznalcóllar, estaba «canibalizados»; es decir, sin
metales y sin buena parte de las sustancias contaminantes que se han emitido
previamente al medio ambiente. Algo que está llevando a la empresa al límite.
«Por ahora estamos aguantado –prosigue–, pero, si sigue así la situación, no descartamos
tener que despedir».
«No sólo nos llegan menos
aparatos eléctricos y electrónicos, sino que los que nos llegan –continúa– no
están enteros. Los frigoríficos llegan sin el compresor y sin el circuito
refrigerador; las lavadoras, sin motor; los televisores, sin cobre y sin
tarjeta electrónica; los ordenadores, sin el disco duro, sin tarjeta de sonido
y del resto de residuos, como radios, vídeos, juguetes electrónicos nos llegan
limpios de aluminio, cobre y hierro». Y el proceso de tratamiento y reciclado
tiene que seguir haciéndose, aunque el producto no tenga ya prácticamente
ningún valor económico. Por ejemplo, en el caso de los congeladores, «por mucho
que nos lleguen sin compresores hacemos el mismo tratamiento, hay que tratar
las espumas donde están los gases contaminantes CFC de los congeladores.
Pero, además, la
manipulación de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos de forma
incontrolada es peligrosa y puede llegar a provocar graves daños a la salud.
«Cuanto rompen el vidrio del televisor se generan polvos de plomo muy
peligrosos que contaminan el suelo y la salud. En otros electrodomésticos al
‘‘canibalizarlos’’ entran en contacto con polvo de mercurio».
Así, en la planta de
Aznalcóllar, un 35 por ciento de los equipos de frío que llegaron en 2011 no
tenía el motor-compresor. Al sustraer el motor-compresor del aparato, se libera
a la atmósfera todo el gas refrigerante que contiene. Los gases deterioran la
capa de ozono y contribuyen al efecto invernadero, y el aceite del compresor contamina
el suelo. Los aparatos frigoríficos que llegaron canibalizados a la planta de
Recilec fueron responsables de la emisión de unos 3.780 kg de gas refrigerante,
lo que supuso una emisión de 18.900.000 kg de CO2, cantidad equivalente a la
emisión producida por 9.000 coches circulando durante un año.
La crisis, el alto valor
de algunos metales y la proliferación de puntos de venta ilegales donde los
compran, resulta la combinación idónea para la aparición de cientos de nuevos
focos. El valor de la «mercancía» varía. «Por una tonelada de cobre en el
mercado negro llegan a pagar unos 1.500 euros, por el motor de la lavadora tres
euros y dos euros por la tarjeta electrónica, disco duro...», afirma Pineda. Si
bien, como explica Rubén, «ahora va todo por kilos. Además, no llevas una
pieza, sino ciertos kilos y te pagan al peso. Por un kilo de motor de lavadora
desmontado te pueden pagar entre 0,20 y 0,30 céntimos. Antes te cogían los
electrodomésticos enteros, hoy no, sólo te cogen las piezas que tienen motor».
Este menor precio se debe a que hay más competencia y porque cada vez, como
dice Rubén, «es más difícil, ya que te piden papeles, aunque sigue habiendo
chatarreros que compran productos sin papeles».
También hay robos en
instalaciones industriales. Aunque en otros casos es la picaresca o el
desconocimiento de la empresa que, en vez de llamar a una empresa autorizada,
contrata los servicios de alguien no autorizado para la recogida de estos
aparatos. «Un hecho que nos afecta a la industria, ya que el precio que pagamos
sube. Además, si alguien ve la copiadora tirada en una zona no habilitada daña
nuestra imagen de marca», explica Miguel Sarwat, responsable de temas
medioambientales de Toshiba TEC. Sarwat explica que los fabricantes pagan 0,18
euros por kilo de material de aparatos eléctricos y electrónicos puesto en el
mercado para cumplir con la normativa de reciclaje. Pero los robos están
haciendo que no se cumplan los objetivos, tal y como denuncia Pineda. «La
normativa aprobada en 2005 no se está cumpliendo. Tras siete años de su puesta
en vigor España, España recicla de media unos 3 kilos por habitante y año,
cuando habría que reciclar 4», asegura Pineda.
Asalto a contenedores
azules
Pero no sólo se roban
estos residuos. También asaltan contenedores azules. No hay datos, pero llama
la atención el descenso de recogida de papel y cartón, sobre todo en ciudades
de gran tamaño, puesto que la caída del consumo no es tan elevada. «En 2011, la
recogida de papel y cartón descendió un 25 por ciento en los núcleos poblaciones
de más de 500.000 habitantes en comparación con el año anterior: en las de
entre 200.000 y 500.000, hemos registrado un descenso del 9 por ciento, en las
de menos de 100.000 de 7, por lo que gran parte se podría deber a los robos»,
afirman desde Ecoembes. Algo en lo que coinciden con Aspapel. «La recogida
global de papel y cartón se ha incrementado un 2 por ciento, pero eso es debido
a que la recogida industrial (como la de centros comerciales) sigue subiendo,
en cambio la recogida selectiva municipal ha descendido un 8,5 por ciento en
2011», explica Carlos Reinoso, director general de Aspapel. A Reinoso le llama
la atención que sobre todo se dé en grandes ciudades, ya que cuando el consumo
baja es aproximadamente en todas por igual». «Se pueden hacer más cosas para
evitar que se produzcan estos robos, pero en algunos ayuntamientos como el de
Barcelona, está habiendo seguimiento, se informa de las denuncias que hay al
respecto...».
En definitiva, un
problema creciente, aunque no en todas los municipios por igual, y que en el
caso de los aparatos eléctricos y electrónicos conlleva sobre todo un problema
económico y medioambiental.
Fuente: La Razón