Lima, Perú, 22 de octubre del 2012.- Proyecto ha logrado que 1,740 familias agricultoras se alejen de los
cultivos ilegales de hoja de coca y apuesten por productos orgánicos, que son
comercializados en los mercados de Europa.
Para 1,740 familias del
Vraem y de las zonas de influencia de esta convulsionada área del país, la
inclusión social llega por medio de un proyecto autogestionario que le hace
frente a los cultivos ilegales de hoja de coca, dando alternativas de
desarrollo para las poblaciones más alejadas del Estado, que viven en medio de
innumerables carencias y amenazas subversivas, pero que apuestan por vivir y trabajar
dentro de la legalidad.
Esta es la realidad que
viven esos agricultores de las zonas de Chanchamayo, Tarma, La Merced (Junín),
San Cristóbal, Chirimazú y Chiringuimazú (Pasco), así como las zonas cacaoteras
del Vraem, que combaten las adversidades del olvido estatal.
Esto es posible gracias
al proyecto “Producción orgánica con responsabilidad social y ambiental para el
mercado del comercio justo de Europa”, cuyo promotor es José Jorge Durand, de
la empresa Chanchamayo Highland Café.
Durand paga a los
productores un precio competitivo, por encima del costo del mercado, para que
las familias dedicadas al cultivo de café, cacao, caña, guanábana, achote,
entre otros 90 productos más, puedan sacar adelante a sus familias sin sufrir
las estafas y engaños que muchos intermediarios practican como forma de
comercio.
El promotor se inició
como un pequeño productor de café y se dio cuenta que el grano recibía un pago
injusto. Su deseo de superación y espíritu emprendedor lo motivó a cambiar esta
realidad. “El comercio justo busca un producto que sea amigable con el medio
ambiente, no dañino para la salud y que el agricultor reciba un precio justo
para llevar una vida digna en el campo”, manifestó.
“Lo que pasa, por
ejemplo, con la guanábana, es que actualmente el costo por kilo es de 1.80
soles, sin embargo la inversión que hacen en el campo es de más de 3 soles por
kilo, entonces ellos trabajan a pérdida si lo venden a este precio a los
intermediarios y lo que hacemos es pagarles 4 soles por kilo. Y esto podemos
hacerlo porque nosotros industrializamos el producto, hacemos mermelada, que
por medio de los convenios de comercio justo, la exportamos a trece soles a los
mercados europeos, donde el costo del producto es aproximadamente entre 5 y 6
euros”, explica Durand.
Y es que la experiencia
les ha demostrado que la forma de combatir al narcotráfico, que quiere que
todos se dediquen al cultivo de hoja de coca, es que hay alternativas de
desarrollo y progreso sin dejar de vivir dentro de lo legal. “Para combatir al
narcotráfico no solo hay que invertir dinero en armamentos, sino también en
capacitar a los agricultores, fortalecer las organizaciones y abrirles
mercados. Es posible, nosotros lo hemos hecho”, añadió.
CAFÉ DE CALIDAD mundial
En las más renombradas
cafeterías a nivel mundial, hablar del “kopi luwak” es mencionar un nombre
sinónimo de primerísima calidad. Este es un café que es obtenido luego de un
singular proceso, que consiste en que un pequeño mamífero ingiere los granos de
café, y al no poder digerirlos los excreta. Estos granos son recolectados y
tras un largo tratamiento son procesados y envasados, como uno de los cafés más
caros a nivel mundial.
La experiencia en
nuestras montañas también ha desarrollado un producto similar, denominado café
Misha (en alusión al mishasho, como se le conoce en el Perú a este animal, la
civeta), cuyo costo según cuenta Durand lo pone a un valor de 69 dólares la
taza, o 1,400 dólares el kilo de este producto.
Fuente: La Primera