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martes, 23 de octubre de 2012

Comercio justo, una salida para el Vraem



Lima, Perú, 22 de octubre del 2012.- Proyecto ha logrado que 1,740 familias agricultoras se alejen de los cultivos ilegales de hoja de coca y apuesten por productos orgánicos, que son comercializados en los mercados de Europa.

Para 1,740 familias del Vraem y de las zonas de influencia de esta convulsionada área del país, la inclusión social llega por medio de un proyecto autogestionario que le hace frente a los cultivos ilegales de hoja de coca, dando alternativas de desarrollo para las poblaciones más alejadas del Estado, que viven en medio de innumerables carencias y amenazas subversivas, pero que apuestan por vivir y trabajar dentro de la legalidad.
Esta es la realidad que viven esos agricultores de las zonas de Chanchamayo, Tarma, La Merced (Junín), San Cristóbal, Chirimazú y Chiringuimazú (Pasco), así como las zonas cacaoteras del Vraem, que combaten las adversidades del olvido estatal.
Esto es posible gracias al proyecto “Producción orgánica con responsabilidad social y ambiental para el mercado del comercio justo de Europa”, cuyo promotor es José Jorge Durand, de la empresa Chanchamayo Highland Café.
Durand paga a los productores un precio competitivo, por encima del costo del mercado, para que las familias dedicadas al cultivo de café, cacao, caña, guanábana, achote, entre otros 90 productos más, puedan sacar adelante a sus familias sin sufrir las estafas y engaños que muchos intermediarios practican como forma de comercio.
El promotor se inició como un pequeño productor de café y se dio cuenta que el grano recibía un pago injusto. Su deseo de superación y espíritu emprendedor lo motivó a cambiar esta realidad. “El comercio justo busca un producto que sea amigable con el medio ambiente, no dañino para la salud y que el agricultor reciba un precio justo para llevar una vida digna en el campo”, manifestó.
“Lo que pasa, por ejemplo, con la guanábana, es que actualmente el costo por kilo es de 1.80 soles, sin embargo la inversión que hacen en el campo es de más de 3 soles por kilo, entonces ellos trabajan a pérdida si lo venden a este precio a los intermediarios y lo que hacemos es pagarles 4 soles por kilo. Y esto podemos hacerlo porque nosotros industrializamos el producto, hacemos mermelada, que por medio de los convenios de comercio justo, la exportamos a trece soles a los mercados europeos, donde el costo del producto es aproximadamente entre 5 y 6 euros”, explica Durand.
Y es que la experiencia les ha demostrado que la forma de combatir al narcotráfico, que quiere que todos se dediquen al cultivo de hoja de coca, es que hay alternativas de desarrollo y progreso sin dejar de vivir dentro de lo legal. “Para combatir al narcotráfico no solo hay que invertir dinero en armamentos, sino también en capacitar a los agricultores, fortalecer las organizaciones y abrirles mercados. Es posible, nosotros lo hemos hecho”, añadió.
CAFÉ DE CALIDAD mundial
En las más renombradas cafeterías a nivel mundial, hablar del “kopi luwak” es mencionar un nombre sinónimo de primerísima calidad. Este es un café que es obtenido luego de un singular proceso, que consiste en que un pequeño mamífero ingiere los granos de café, y al no poder digerirlos los excreta. Estos granos son recolectados y tras un largo tratamiento son procesados y envasados, como uno de los cafés más caros a nivel mundial.
La experiencia en nuestras montañas también ha desarrollado un producto similar, denominado café Misha (en alusión al mishasho, como se le conoce en el Perú a este animal, la civeta), cuyo costo según cuenta Durand lo pone a un valor de 69 dólares la taza, o 1,400 dólares el kilo de este producto.
Fuente: La Primera
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