Es un respaldo
a la postura argentina, que propuso aumentar la producción.
Buenos Aires,
Argentina, 14 de septiembre del 2012.- Tras una
reunión celebrada entre la Organización de las Naciones Unidad para la
Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial del Comercio
(OMC), coincidieron en que los actuales precios internacionales de los
alimentos no permiten hablar de crisis alimentaria, frenando de esta manera el
pedido de Francia para ponerle topes a los commodities que había pedido su
tratamiento en el G-20. La noticia es un espaldarazo a la postura de la
Argentina y Brasil, que propusieron aumentar la producción granaria.
Tanto el director general de la FAO, José
Graziano da Silva, como su homólogo de la OMC, Pascal Lamy, señalaron que el
mundo está hoy mejor preparado para hacer frente al alza de los precios
alimentarios que durante la crisis del 2007-2008.
En julio pasado, el presidente de Francia,
François Hollande, reconoció que su país podría convocar a una reunión de
emergencia del G-20 para abordar la suba de los precios de los cereales y de
las oleaginosas.
El problema radica, según las propias
palabras del mandatario, en que los “ganaderos están lidiando con una situación
particularmente tensa debido a la subida del precio del grano”.
De esta forma, el país galo busca volver al
ruedo con una regulación del mercado como una forma de hacer frente a la
volatilidad. Los Estados Unidos también se mostraron a favor de esta posición.
En esencia, los países desarrollados les
piden a los emergentes que busquen la manera de reducir los precios de sus
materias primas, perdiendo la oportunidad de aprovechar los buenos valores a
costa de la mejora de las naciones desarrolladas.
“Hoy el gobierno norteamericano busca tener
un menor impacto por el aumento inflacionario puertas adentro y deja a un lado
los beneficios en el alza de las materias primas”, sostuvo el director de
AgriPAC, Pablo Adreani.
Da Silva y Lamy, mediante un comunicado,
instaron a los países a abstenerse de acciones unilaterales, como las compras
motivadas por el pánico o las restricciones a las exportaciones, que a menudo
tienen como resultado un incremento de los precios a nivel mundial. También
pusieron de relieve el papel del libre comercio para garantizar la seguridad
alimentaria, siendo el vehículo que permite a la oferta cubrir la demanda de
alimentos en todo el mundo. Esto último no es más ni menos que un llamado de
atención al proteccionismo de las naciones europeas.
Lo manifestado por los organismos
internacionales significa un apoyo a la Argentina y los países del BRICS
(Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) que en el 2011 dejaron en claro
que lo mejor para combatir las alzas es aumentar la producción de alimentos
mediante la investigación en biotecnología y genética para optimizar la
productividad, es decir, en “la transferencia de tecnología agropecuaria a
países con menores ingresos”.
Inflación. Los temores a una crisis
alimentaria se desataron después de que el Índice de la FAO para los precios de
los alimentos –que mide los precios de los alimentos básicos objeto del
comercio internacional–, aumentara un 6% en julio. Sin embargo el índice se
mantuvo sin cambios en agosto.
Para la FAO, los movimientos recientes en
los precios internacionales de los alimentos, especialmente de los cereales y
oleaginosos, representan simultáneamente oportunidades y riesgos para los
países de la región según su posición comercial.
Para la Argentina y Brasil, por ejemplo,
que responden, en conjunto, por el 15% de las exportaciones a nivel mundial de
maíz, esto representa una “oportunidad para incrementar los ingresos por sus
exportaciones”, agregó el organismo de la ONU.
Fuente.BAE